Las superhero¨ªnas vengadoras: dos mujeres de derechas contra todos
?lvarez de Toledo, enfadada, y Arrimadas, desenfadada, monopolizaron el debate con la estelar presentaci¨®n televisiva del t¨¢ndem de emergencia nacional PP-Ciudadanos
El debate electoral a seis, que parec¨ªa el de calentamiento y sin los principales l¨ªderes, se convirti¨® en la noche del martes en el de fuego real. Sobre todo por dos secundarias que tienen casi papel estelar en la estrategia de sus partidos: Cayetana ?lvarez de Toledo e In¨¦s Arrimadas. Y tambi¨¦n porque, en cambio, la suplente que mand¨® el PSOE, la ministra Mar¨ªa Jes¨²s Montero, no era S¨¢nchez para responder por S¨¢nchez a los continuos ataques a S¨¢nchez. Sobre todo porque parec¨ªa que no ten¨ªa ningunas ganas de serlo. Casi se le¨ªa en sus ojos ?qu¨¦ hago yo aqu¨ª?, como pensando en el comod¨ªn de la llamada. La pareja protagonista de PP y Ciudadanos, que present¨® por primera vez en directo al nuevo t¨¢ndem de la derecha, actu¨® de forma oficial como pareja art¨ªstica. Irrumpi¨® en la campa?a como en una pel¨ªcula de superhero¨ªnas vengadoras.
?lvarez de Toledo, de morado, muy oscuro, porque parece que est¨¢ de funeral permanente, se lanz¨® al ataque del ¡°se?or S¨¢nchez¡±, el ¡°vanidoso ¨²til del separatismo¡± en su primer minuto, dedicado te¨®ricamente a presentar el programa. Pero es que ese es el programa, no a?adi¨® mucho m¨¢s en el resto del debate. Y eso que empez¨® diciendo: ¡°No s¨¦ qu¨¦ se puede decir del se?or S¨¢nchez que no se haya dicho ya¡±, y ya se le pas¨® el minuto. Se enganch¨® enseguida con Mar¨ªa Jes¨²s Montero, porque le tocaron Andaluc¨ªa y le sali¨® el genio. Una andaluza cabreada y una espa?ola-argentina condescendiente de acento porte?o hicieron presagiar al principio una gran noche de boxeo, pero dur¨® poco porque la ministra prefiri¨® pasar por la educada de la situaci¨®n y entrar poco al trapo. Eso dio alas a ?lvarez de Toledo, cosmopolita y viajada, que ha introducido en el debate pol¨ªtico nuevas formas de ser insolente, de clase realmente alta y no como otros del PP, que vienen m¨¢s de la derecha de provincias de toda la vida. Aunque en alg¨²n momento pareci¨® que iba a llamar a Ambrosio para pedirle un Ferrero Rocher. No te la imaginas en un tractor, ni aunque se suba, aunque desde luego refuerza la sensaci¨®n de apocalipsis ib¨¦rico el hecho de que incluso ella se haya tenido que molestar, dejar de hacer lo que fuera que estaba haciendo, y bajar al barro.
M¨¢s desconocida para el gran p¨²blico, porque los otros salen m¨¢s en la tele, la n¨²mero uno del PP por Barcelona fue la protagonista indudable del debate. La forma de apoyarse, de impostar la solemnidad y de se?alar con el ¨ªndice son las de Aznar, cuando ella entr¨® en el PP, pero en marquesa. Ech¨® la bronca a casi todo el mundo por algo y fue dando lecciones. Ense?¨® unos gr¨¢ficos ¡°como en Barrio S¨¦samo¡± y a Mar¨ªa Jes¨²s Montero le dijo: ¡°Repita y diga conmigo: el PSOE no volver¨¢ a indultar a golpistas¡±. A Rufi¨¢n le ri?¨® mucho: ¡°Esas propuestas son huecas, no valen nada en su boca, ?no lo entiende?¡±. Apenas hizo propuestas, salvo bajar los impuestos, pero es que ella estaba all¨ª para vender un nuevo estilo, el del PP de Casado, sin complejos. Desde luego ella estuvo totalmente desacomplejada, salvo quiz¨¢ uno, el de superioridad, que es el m¨¢s dif¨ªcil de sobrellevar, sobre todo para los dem¨¢s. In¨¦s Arrimadas, de rosa y con coloretes de Heidi, sonre¨ªa todo el rato. Fue la que se sinti¨® m¨¢s c¨®moda y colocaba mejor los chascarrillos. Al lado de Cayetana ?lvarez de Toledo parec¨ªa la derecha desenfadada, y no la enfadada. Cuesta realmente recordar un debate en que dos partidos espa?oles, y que adem¨¢s se disputan el mismo espacio, no se sacudan, ni se critiquen y ni es que se rocen, por eso el espect¨¢culo fue digno de verse: eran estas dos chicas de derechas contra todos. Repartiendo estopa.
Les ayud¨® que los habitualmente m¨¢s locuaces o revoltosos, como Irene Montero y Gabriel Rufi¨¢n, se moderaron para la ocasi¨®n, por eso de no dar miedo. O la propia exministra Montero, que se mueve mejor en los discursos largos y sonaba demasiado ministerial, leyendo listas de cosas. Aguantaba el chaparr¨®n de improperios a S¨¢nchez con moh¨ªn de fastidio, pero ir de sufridora en un debate no vende muy bien. Parec¨ªa que pensaba: ¡°Haz que pase¡±. ?lvarez de Toledo hasta le dijo que le faltaba llevar el lazo amarillo puesto. ¡°Es una pena la posici¨®n del Partido Popular, una pena, una pena¡±, murmuraba ella.
El miedo, term¨®metro electoral
La ventaja de que se haya ido Rajoy es que en realidad era ¨¦l quien gobernaba cuando pas¨® todo lo de Catalu?a, por eso ahora el PP hace como que aterriza de repente en un pa¨ªs en llamas que tiene el deber de salvar. El miedo es el aut¨¦ntico term¨®metro de estas elecciones. Todos dicen que viene el lobo. Pero una derecha sin complejos no teme parecerlo a los dem¨¢s, mientras que el resto s¨ª va de corderitos. Por eso los dem¨¢s quedaron bastante eclipsados, y el 28 de abril dir¨¢ qui¨¦n acert¨®. Irene Montero, muy poco agresiva y apenas sarc¨¢stica, fue la que m¨¢s datos y propuestas dio con diferencia, con bol¨ªgrafo multicolor de estudiante aplicada. Habl¨® de la Naval de Sestao y hasta de dentistas. Estuvo deliberadamente comedida, nada radical en formas y gestos. El desplazamiento del tono hace parecer radical al PP, y esa es la idea de Unidas Podemos. Aitor Esteban, del PNV, era una rareza en el debate. El ¨²nico hombre con Rufi¨¢n, el m¨¢s mayor, 56 tacos, el solo pol¨ªtico de toda la vida, con corbata. Un profesor de Deusto con ojeras, de uno de los ¨²ltimos partidos serios, pero con el inconveniente de que hay que ser vasco para votarle, y entonces a los dem¨¢s espectadores les da un poco igual. Aunque cada vez que hablaba daba sensaci¨®n de normalidad y casi nostalgia del bipartidismo, la que deben de tener en el PNV.
Tambi¨¦n Rufi¨¢n se port¨® bien. Como el primo macarra que se pone de traje en una boda y ese d¨ªa se contiene, aunque a veces le pueda el deje callejero. Hizo un notable esfuerzo de moderaci¨®n, probablemente doloroso para ¨¦l, y cualquiera pod¨ªa pensar que lo que dicen de este chico no es para tanto. Incluso parec¨ªa preocupado por Espa?a (solo un par de veces dijo ¡°Estado¡±, y muchas m¨¢s ¡°este pa¨ªs¡±) y demostr¨® ser consciente ¡ªlo dijo dos veces¡ª de la condici¨®n de Espa?a como pa¨ªs soleado para apostar por las renovables. Fue un poco un fake Rufi¨¢n, pero en un debate todos tienen derecho a vender la mejor versi¨®n de s¨ª mismos, sobre todo si la derecha vende la peor. Se lo ech¨® en cara Arrimadas, y en plan chulo, llam¨¢ndole ¡°chaval¡±: ¡°Vienes aqu¨ª de ni?o bueno¡±.
En eso lleg¨® el momento tenso del debate. Con tantos temas candidatos a crearlos, se produjo con uno muy concreto, y nada casual. Fue con ¡°el asunto este del feminismo y la igualdad¡±, tal como lo anunci¨® ?lvarez de Toledo. Solt¨® la frase que ya hoy es la m¨¢s comentada del debate, hablando de relaciones sexuales: ¡°Un silencio es un no. ?De verdad van diciendo ustedes s¨ª, s¨ª, hasta el final?¡±. Se not¨® mucho que no se le escap¨®, a esta nueva vieja derecha le gusta escandalizar. Irene Montero se llevaba las manos a la cabeza. Aitor Esteban se puso a mirar al suelo. Se li¨® y la pol¨¦mica sobrevol¨® el resto del debate. En este campo la representante del PP adopt¨® con toda naturalidad el discurso de Vox, de modo que, ante la ausencia del partido de Santiago Abascal, sus simpatizantes pudieron llegar a tomarla por una de las suyas, un triunfo t¨¢ctico para el PP.
Los llamamientos al di¨¢logo y el sentido com¨²n de Aitor Esteban eran una voz en el desierto: ¡°?Dec¨ªs cosas que no son ciertas para instigar unos con otros!¡±. En esto el moderador intervino para decir que le gustar¨ªa que el AVE llegara a Galicia, y a¨²n debe manifestarse sobre esto la Junta Electoral. Irene Montero le ech¨® en cara al PP los trabajitos de Villarejo hasta tres veces, pero a ?lvarez de Toledo eso de las cloacas le queda como muy abajo, hizo como que no o¨ªa. Todo intento de hablar de problemas reales y soluciones fue en vano. La gran cuesti¨®n que dej¨® en el aire el debate es si Espa?a se va a ir o no a la derecha, pero bastante m¨¢s lejos de lo acostumbrado. Ni Rajoy ni Aznar tuvieron este tono en un debate, aquello era m¨¢s aburrido, hablaban m¨¢s de n¨²meros, de tranquilidad, de familias y empresas, cosas de centro. En su minuto final ?lvarez de Toledo pareci¨® a¨²n m¨¢s fuera de la realidad, m¨¢s inconsciente de la impresi¨®n que produce, algo extensivo a este PP, en un ciudadano medianamente progre: ¡°Apelo incluso a los votantes de izquierdas razonables y responsables, les pido una suerte de voto prestado para afrontar el m¨¢s grave desaf¨ªo que tiene Espa?a¡±. Ser¨ªa una buena encuesta saber si alguien de izquierdas en todo el pa¨ªs se qued¨® pens¨¢ndolo siquiera un minuto. Arrimadas, la parte dicharachera y festiva de la pareja vengadora, anim¨® a todos: ¡°Vamos Espa?a¡±. Como diciendo que lo vamos a pasar fenomenal, ap¨²ntate a la nueva derecha. Por si acaso Rufi¨¢n habl¨® sin rodeos a los catalanes con un mensaje claro: no votes al PSOE, que al final va a pactar con Ciudadanos. Mar¨ªa Jes¨²s Montero, sobrepasada por el espect¨¢culo de la derecha crecida, solo advirti¨®: ¡°Hay que elegir entre la foto de Col¨®n, una Espa?a en blanco y negro, y otro pa¨ªs¡±.
Muchos espa?oles quiz¨¢ piensen que S¨¢nchez no es nada del otro mundo, pero PP y Ciudadanos lo retratan verdaderamente como una criatura del otro mundo, de una maldad sobrenatural, una misi¨®n a vida o muerte para la pareja de superhero¨ªnas vengadoras. La saga seguir¨¢ en el pr¨®ximo debate, pero ya con superh¨¦roes y el supervillano en persona, y tras ver la primera parte, seguro que ser¨¢ un derroche de efectos especiales.
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