La derecha se libera de complejos y ya no quiere ser de centro
La casa com¨²n del centroderecha espa?ol ha saltado por los aires. El PP, aquel producto multiuso que reun¨ªa a todas las familias conservadoras y ganaba elecciones, se ha fragmentado en tres. Detr¨¢s de la ruptura, la crisis en Catalu?a, la corrupci¨®n y el aborto. Algunos, como Aznar, conf¨ªan en que volver¨¢n a unirse. Mientras, todas afilan las armas para una campa?a electoral en erupci¨®n.
En 1996, el a?o en que el Partido Popular liderado por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar gan¨® a los socialistas un m¨ªnimo margen de votos por un m¨ªnimo margen de votos, la derecha quer¨ªa ser de centro. No estaba de moda ser conservador. Menos a¨²n purista. Porque los puristas no levantan mayor¨ªas. Ni pescan en los caladeros de la izquierda, como ellos conseguir¨ªan con una mayor¨ªa absoluta en 2000. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, la derecha que se presenta a las elecciones de 2019 quiere ser de derechas. ¡°Sin complejos¡± ni sordina; con toda la parafernalia patri¨®tica y el revisionismo hist¨®rico; armadas de s¨®lidos valores morales y con un discurso cada vez m¨¢s agresivo, de trazo grueso, poco dado a sutilezas y consensos. Muy de red social e impacto inmediato. Y reparto a domicilio. Que se ha contagiado a todo el arco conservador. ¡°Yo no me considero de extrema derecha porque durante muchos a?os no ha habido derecha¡±, esgrime Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, n¨²mero tres de Vox. ¡°Aqu¨ª ha habido mucha cobard¨ªa. Nosotros somos la derecha sin apellidos. La que quiere evitar que 100.000 ni?os mueran cada a?o v¨ªctimas del aborto¡±.
Hoy, esa opci¨®n extrema (¡°derecha alternativa¡±, como la define a este periodista Rafael Bardaj¨ª, uno de los te¨®ricos de Vox) marca la agenda de toda la derecha por primera vez en 40 a?os. Muchos pensaban que los ultras hab¨ªan desaparecido tras obtener su mejor resultado en 1979 (378.964 votos) y deslizarse hacia el olvido. No era cierto. Estaban latentes en el coraz¨®n del PP.
En esta campa?a electoral no est¨¢ bien visto ser moderado. Un t¨¦rmino que remite a blando. Como, dicen en el partido de Mariano Rajoy, era el expresidente. ¡°Y as¨ª perdimos Catalu?a¡±, afirman en el entorno de Pablo Casado, dispuesto a eliminar las huellas de su exjefe, que fue vencido en una moci¨®n de censura contra Pedro S¨¢nchez sin librar batalla. En el PP de Casado la consigna es: ¡°entrar a todas, no rendirnos, no pedir perd¨®n como hemos hecho frente a la izquierda, sino escuchar a nuestros votantes molestos con nuestra labor de gobierno¡±, explica Isabel D¨ªaz Ayuso, candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid y miembro del c¨ªrculo de Pablo Casado. ¡°El votante de derechas se ha sentido acomplejado frente al discurso progre. Tenemos que volver a estar en los grandes debates culturales. Con principios y valores. Y no tragar con la ley de la memoria hist¨®rica o con que el aborto sea un derecho¡±.
Un diagn¨®stico en el que coincide Mar¨ªa San Gil, exl¨ªder del ala dura del Partido Popular en el Pa¨ªs Vasco (es la disc¨ªpula predilecta del gran t¨®tem cat¨®lico y conservador espa?ol, el exministro Jaime Mayor Oreja), marginada por el marianismo desde 2008 y hoy una de las referencias de la nueva derecha. Aunque ha rechazado integrar las listas del partido por Madrid, San Gil contin¨²a en la brecha como vicepresidenta de Villacisneros, una fundaci¨®n de car¨¢cter conservador en la que comparte patronato con Ana Velasco, candidata de Vox por Madrid, hija de un militar asesinado por ETA y de la fundadora de la Asociaci¨®n V¨ªctimas del Terrorismo (AVT). Para Mar¨ªa San Gil, ¡°hay que tener claro en el PP que somos de derechas. No movernos de nuestra posici¨®n natural. No tenemos que ser de centro. No tenemos que disfrazarnos de lo que no somos. El PP no ha tenido determinaci¨®n, firmeza ni car¨¢cter. Ahora toca¡±.
Ya no hay que camuflarse. Es preferible echarse al monte. Y contarlo. Como hace el ¨ªntimo amigo de ambas y, como ellas, resistente durante d¨¦cadas contra el terror de ETA y su entorno en el Pa¨ªs Vasco, el l¨ªder de Vox, Santiago Abascal, en sus memorias, tituladas (casualmente) No me rindo, cuando relata el d¨ªa que se compr¨® su primera pistola de 9 mil¨ªmetros o se rompi¨® la cara en un bar de Llodio (?lava) con un simpatizante de ETA: ¡°No me qued¨® sino agarrarle de los pelos y acertarle un rodillazo en pleno rostro. Ya frente a frente, encaden¨¦ contra ¨¦l un pu?etazo tras otro con toda la rabia de la que era capaz, que deb¨ªa ser mucha pues el sonido de los golpes se sobrepon¨ªa al de la m¨²sica del local¡±.
Es la derecha que viene. Ya no es una. Ha diversificado su oferta. Algo evidente desde 2015, cuando el PP perdi¨® en Espa?a m¨¢s de tres millones de votos que fueron a Ciudadanos. Y despu¨¦s, con los 400.000 votos obtenidos por Vox en Andaluc¨ªa en diciembre de 2018. Hay tres. El Partido Popular, la casa com¨²n, aquel producto multiuso dise?ado para ganar electoralmente; la suma eficaz de familias e ideolog¨ªas, desde el neofranquismo hasta la socialdemocracia, pasando por el neoliberalismo y el humanismo cristiano, dirigido con mano de hierro por Aznar y con una engrasada estructura territorial, que ocupaba todo el espacio a la derecha de la izquierda y se defin¨ªa de ¡°centro reformista¡±, se ha fragmentado en tres.
Es la ley de la oferta y la demanda. El resultado de un universo l¨ªquido. Vol¨¢til, incierto, complejo y ambiguo. ¡°Y de la incapacidad de los pol¨ªticos para dar respuesta a esa complejidad que desde los atentados de las Torres Gemelas nos provoca tanto miedo¡±, analiza Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle, secretario de Estado con Rajoy de la Sociedad de la Informaci¨®n Digital y hoy marginado de la galaxia popular por Casado. ¡°Nuestro miedo ha creado esa derecha¡±. Y desde hace un lustro es Catalu?a la que provoca ese miedo. Y el ascenso de los ultras.
Cada una de las derechas dispone de su estilo y formas de comunicarse con la sociedad. Sus maneras son distintas, pero tienen su origen en aquel PP virgen. Muestran una enorme porosidad entre sus militantes, votantes y propagandistas, y una disposici¨®n indisimulada a llegar a pactos entre ellos. Como se demostr¨® en enero de este a?o en Andaluc¨ªa. A romper el aislamiento que se le atribu¨ªa a la derecha en los a?os de Zapatero, cuando comenzaba a resquebrajarse el bipartidismo y el PP no pod¨ªa gobernar con nadie. Y se sent¨ªa un nasty party. Hoy, el PP est¨¢ listo para hacerlo con Ciudadanos y Vox. Ninguno de sus dirigentes lo niega.
M¨¢s all¨¢, los optimistas conf¨ªan en que alg¨²n d¨ªa volver¨¢ a haber una sola derecha, bajo la ambigua etiqueta liberal-conservadora. Es el caso de Cayetana ?lvarez de Toledo, candidata del PP por Barcelona, votante de Ciudadanos en las ¨²ltimas generales y patrona de FAES, el laboratorio de ideas del presidente Aznar: ¡°Yo he vuelto al PP para unir, para reagruparnos en el espacio de la raz¨®n frente al separatismo y el colectivismo. Creo en una fusi¨®n del Partido Popular y Ciudadanos. Ser¨ªa un reencuentro natural. Me da igual el m¨¦todo, lo importante es el objetivo. Y a partir de ah¨ª, de esa plataforma amplia y una gran base sociol¨®gica, plantar cara al nacionalismo. Estamos en un momento cr¨ªtico en el que nos jugamos la continuidad del sistema constitucional. Y nos toca a los constitucionalistas encarar ese desaf¨ªo¡±.
Sobre el papel, las tres derechas apuestan por lo mismo. Un inventario impreciso y de amplio espectro. La unidad de Espa?a, el rechazo a los nacionalistas, la libertad individual, la defensa de la Constituci¨®n (de ¨²nica lectura y en la que el art¨ªculo 2, ¡°la Constituci¨®n se fundamenta en la indisoluble unidad de la Naci¨®n Espa?ola¡±, es una verdad absoluta) y la econom¨ªa de mercado. Sus principales diferencias se sit¨²an en el plano de la moral y la religi¨®n, en usos y costumbres; en asuntos como el aborto, la muerte digna, la educaci¨®n, las pol¨ªticas de g¨¦nero y los derechos del colectivo ?LGTBI. Y, por supuesto, en el estilo ret¨®rico que despliegan. ¡°Vox es nacionalista y el nacionalismo es reaccionario, venga de donde venga¡±, afirma ?lvarez de Toledo.
Ciudadanos ser¨ªa algo as¨ª como un PP laico, fotog¨¦nico, sin corrupci¨®n y que ha dado la cara en Catalu?a. Naci¨® socialdem¨®crata en 2006, como recuerda uno de sus inspiradores, el constitucionalista Francesc de Carreras, ¡°para ocupar el espacio de la izquierda no nacionalista catalana, hu¨¦rfana del PSC. De hecho, en Catalu?a, Ciudadanos recog¨ªa un voto estrictamente socialista desencantado, sobre todo a partir del tripartito de Maragall con Esquerra e Iniciativa¡±. Sin embargo, cuando cruz¨® el Ebro, Ciudadanos se derechiz¨®, abandon¨® la socialdemocracia y se cubri¨® de un et¨¦reo manto ¡°liberal progresista¡±. Y pesc¨® en aguas del PP. ¡°El problema ahora no es tanto la derechizaci¨®n de la derecha, sino su nacionalizaci¨®n. Por eso fue una tonter¨ªa que fu¨¦ramos a la plaza de Col¨®n¡±, concluye Carreras.
Y Vox, que naci¨® en 2014 como una escisi¨®n del Partido Popular (cuatro de sus fundadores, Alejo Vidal-Quadras, Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez Quir¨®s, Santiago Abascal y Jos¨¦ Antonio Ortega Lara eran destacados militantes populares), representar¨ªa una versi¨®n caricaturesca del PP: la de las esencias inmutables. La acumulaci¨®n de descontentos de distinto signo, adornada por un inagotable extremismo digital; con la presencia en su n¨²cleo de grupos religiosos neocon, en abierta guerra cultural contra el progresismo (y todo lo que supone de feminismo, ecologismo y europe¨ªsmo), y con una dosis del pensamiento White Man Revolt en su interior que, a partir de una crisis de la identidad masculina, reivindicar¨ªa la familia m¨¢s tradicional y el reparto de la sociedad dentro de los roles m¨¢s tradicionales de g¨¦nero. Elementos propios de la ¡°derecha alternativa¡± de Trump en Estados Unidos o Bolsonaro en Brasil.
Las derechas en el tablero de juego son cuatro, si se tiene en cuenta la fractura que vive el PP entre los seguidores de Pablo Casado, vencedor de las primarias en julio de 2018 con menos de un 60% de los votos, y la derrotada Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, cuyos colaboradores han sido barridos (sin excepci¨®n) de las listas. ¡°Porque el grupo parlamentario es la organizaci¨®n clave del poder de un partido y debe ser de absoluta fidelidad al jefe¡±, explica Celia Villalobos, descolgada de la oferta del PP despu¨¦s de 30 a?os en el Congreso. Casi todos los ministros, secretarios de Estado e ide¨®logos de Mariano Rajoy han desaparecido del mapa electoral. Y enfilado al sector privado. Empezando por S¨¢enz de Santamar¨ªa. Ninguno ha abierto el pico (al menos en p¨²blico). Casi todos han hablado para este reportaje.
Defienden la labor de Rajoy y su car¨¢cter moderado, y su resistencia a los grupos de presi¨®n religiosos, medi¨¢ticos y, sobre todo, al poder financiero del Ibex y las empresas afincadas en Catalu?a, ¡°que han apoyado a Ciudadanos y a Vox d¨¢ndoles un cheque en blanco¡±, dicen los marianistas, apuntando una posible conspiraci¨®n. ?Hizo todo bien Rajoy? ?Acert¨® en Catalu?a como opina su bando? En alguna ocasi¨®n se ha escuchado al exministro Alberto Ruiz-Gallard¨®n hacer esta reflexi¨®n: ¡°El pa¨ªs se gestion¨® bien, pero fall¨® el ejercicio del liderazgo social; no se capt¨® ni se calibr¨® el sentimiento que provocaba entre los espa?oles lo que estaba pasando en Catalu?a. Falt¨® salir a la calle. Comunicarse con la gente. Hacer un discurso como el del Rey. Y, ante esa falta de liderazgo social, se lo llevaron Ciudadanos y Vox¡±.
Un par de estos marianistas definen el ascenso de Casado en el PP como el triunfo del ¡°agua bendita¡±. Y recuerdan que fue ayudante personal de Aznar durante dos a?os ¡°y se hicieron centenares de miles de kil¨®metros juntos. No son amigos, pero el presidente tiene mucha ascendencia sobre ¨¦l¡±. Otra interlocutora procedente de ese bando recuerda el fen¨®meno de la corrupci¨®n, que padeci¨® Rajoy cuando era algo que ven¨ªa de antes, "y estaba instalada como los agujeros en un gruy¨¨re en Valencia y Madrid. No olvide que los dos vicepresidentes de Esperanza Aguirre (Nacho Gonz¨¢lez y Paco Granados) han pasado por la c¨¢rcel¡±.
Una tercera fuente apunta directamente a Aznar, ¡°que nunca se dio por vencido frente a Rajoy, que le hab¨ªa decepcionado. Y cuando vio que no pod¨ªa descabalgarle, le puso la proa. Realmente no le movi¨® la silla. No pod¨ªa hacerlo porque hubiese supuesto desdecirse de su decisi¨®n de nombrarle sucesor en 2004. Y adem¨¢s Aznar ya est¨¢ pensando en su sitio en la historia de Espa?a. Pero los an¨¢lisis de FAES contra Mariano eran demoledores. Tampoco Rajoy pod¨ªa enfrentarse a ¨¦l cara a cara porque deb¨ªa su liderazgo al dedazo de Aznar. Rajoy le ignor¨®. Y Aznar aguard¨®. Con esa paciencia mesetaria. Ha sido una guerra sorda. La ruptura ha sido total¡±.
Es la ley de hierro de los partidos: el que pierde se va. Y calla. Y quiz¨¢ regrese alg¨²n d¨ªa cuando d¨¦ la vuelta la tortilla. Lo que no es improbable. Como se ha demostrado con el regreso del sector aznarista 10 a?os despu¨¦s a la c¨²spide del partido, a sus c¨¦lulas ideol¨®gicas y las listas, por ejemplo de Madrid o Barcelona, de las elecciones europeas de la mano de Pablo Casado, del que Esperanza Aguirre profiere con desparpajo: ¡°Es un producto m¨ªo, muy liberal, y me parece un crack. El mejor. Yo le dije que se quitara la gomina; ha dejado de ser Pablito y hoy es don Pablo¡±. En efecto, Aguirre, que no oculta su simpat¨ªa por Albert Rivera, Santiago Abascal (al que dio cobijo y un buen empleo en 2010 como director de la Agencia de Protecci¨®n de Datos de la Comunidad de Madrid) ¡°y por el boina verde¡± (Javier Ortega, el n¨²mero dos de Vox), fue la infatigable mentora de Casado. En 2004, el presidente del PP se refer¨ªa as¨ª a su madrina: ¡°Soy de Esperanza. Empec¨¦ en pol¨ªtica por ella. Soy aguirrista hasta la m¨¦dula¡±.
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, traje marengo a medida, elegantes zapatos de cordob¨¢n, Rolex y sombra de bigote sin bigote, relata en su despacho madrile?o de FAES, a espaldas del Retiro, c¨®mo a partir de 1990 logr¨® reunir a las derechas dispersas tras el franquismo: ¡°Lo primero fue ordenar el partido, con mucha disciplina y una estructura jer¨¢rquica clara (me cargu¨¦ a siete vicepresidentes de Fraga). Mi idea era sumar e integrar gente liberal y conservadora, es decir, apostar por la adici¨®n y no la sustracci¨®n. Lo segundo, recuperar a los restos de UCD y atraer a las derechas regionales. Lo tercero, plantear al PP como una alternativa real de gobierno a los socialistas, con una oposici¨®n contundente. Y lo cuarto, ingresar en el Partido Popular Europeo para disponer de una homologaci¨®n internacional. Yo ten¨ªa claro que no deb¨ªa haber nada m¨¢s que nosotros a la derecha del PSOE. Y a nuestra derecha no quedaba nada porque Fuerza Nueva hab¨ªa desaparecido. Desde esa posici¨®n pod¨ªamos incluso quitarle votos al PSOE. En 1993 ¨¦ramos la alternativa y en 1996 ganamos¡±.
¡ª?Con qu¨¦ ideolog¨ªa?
¡ªEl PP naci¨® sin etiquetas, los ciudadanos no las quer¨ªan. Era mejor no definirse. ?ramos de centro reformista.
¡ª?Y eso qu¨¦ quer¨ªa decir?
¡ªQue apost¨¢bamos por los valores de la Transici¨®n y por una Espa?a abierta.
¡ª?Por qu¨¦ se ha partido la derecha en tres?
¡ªVivimos una tendencia general al fraccionamiento social, medi¨¢tico y pol¨ªtico. Y luego hay factores espec¨ªficos de Espa?a, como el secesionismo y la crisis de gobernabilidad.
¡ª?Por qu¨¦ surge Ciudadanos?
¡ªComo falta de presencia, abandono y falta de vigor de Espa?a y su Gobierno en Catalu?a desde 2004.
¡ª?Y el ascenso de Vox?
¡ªPor la actitud del Gobierno del PP en torno al golpe de Estado en Catalu?a del 1 de octubre. No se tomaron decisiones en el momento con la profundidad y la contundencia necesarias. Y en pol¨ªtica antiterrorista contra ETA se hizo lo mismo que hac¨ªa Zapatero. Yo lo ve¨ªa venir. Y no era c¨®modo decir en mi partido que otros estaban ocupando nuestro espacio. He pagado un precio muy alto. Se me acusaba de todo. Se prescindi¨® de m¨ª.
¡ª?Por qu¨¦ no alz¨® bandera contra Rajoy?
¡ªNo me pod¨ªa cargar lo que yo mismo hab¨ªa creado.
¡ª?Habr¨¢ una reconstrucci¨®n de la derecha?
¡ªHay que buscar puntos de entendimiento. Est¨¢ claro que la izquierda es el secesionismo. Ahora lo importante es que ganemos las elecciones porque el PP ha recobrado su ADN y Vox se puede reabsorber.
¡ªY pactar como en Andaluc¨ªa¡
¡ªHay que sumar, no restar.
¡ª?D¨®nde va a estar usted?
¡ªYo estoy para lo que necesite Espa?a. Y ver c¨®mo ayudar y ser ¨²til.
El PP de 1993 era una maquinaria electoralmente eficaz, pero carec¨ªa de ideas y principios. Unos a?os antes, en 1989, Aznar y sus cachorros liberales (Carlos Aragon¨¦s, Miguel ?ngel Cort¨¦s, Alfredo Timermans) hab¨ªan creado la Fundaci¨®n para el An¨¢lisis y los Estudios Sociales (FAES), que tendr¨ªa que armar ideol¨®gicamente al Titanic de la derecha. Y atraer intelectuales a sus orillas para librar la guerra cultural. ?C¨®mo eran sus miembros? Seg¨²n defini¨® a este periodista su vicepresidente, el ya fallecido exministro de Asuntos Exteriores de UCD Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca, ¡°de un liberalismo a ultranza en lo econ¨®mico, trufado con una actitud muy conservadora en materia moral. Hab¨ªa bastante Opus¡±.
De ese think tank saldr¨ªan ministros y secretarios de Estado; presidentes de empresas p¨²blicas, intelectuales org¨¢nicos y miembros del equipo de apoyo a Aznar. En ¨¦l se elaborar¨ªan los programas electorales del partido (incluso en 2011 con Rajoy, cuando, seg¨²n su director, Javier Zarzalejos, ¡°el 70% del programa del PP sali¨® de FAES, aunque luego hicieran lo contrario¡±). Por la fundaci¨®n han pasado muchos de los que ahora son algo en las tres derechas espa?olas. Desde Pablo Casado y sus ide¨®logos de c¨¢mara, Javier Fern¨¢ndez-Lasquetty e Isabel Benjumea, hasta Esperanza Aguirre, Cayetana ?lvarez de Toledo, Gabriel Elorriaga, Jaime Mayor o Mar¨ªa San Gil, en el PP; sin olvidar a dos de los fundadores de Vox (Alejo Vidal-Quadras y Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez Quir¨®s) y dos de su principales ide¨®logos (Jos¨¦ Mar¨ªa Marco y Rafael Bardaj¨ª), y tambi¨¦n destacados miembros de Ciudadanos, como Luis Garicano o Juan Carlos Girauta, que colaboraron con la fundaci¨®n. Durante los Gobiernos de Rajoy, FAES fue el polo m¨¢s cr¨ªtico desde la derecha a sus pol¨ªticas. Algo as¨ª como un PP verdadero. Cuando se le interroga a Aznar sobre por qu¨¦ los inspiradores de Vox proven¨ªan de su fundaci¨®n, se limita a sonre¨ªr: ¡°FAES ha sido siempre una excelente cantera. Es una casa abierta. Por aqu¨ª ha pasado mucha gente. El PP tiene una nueva direcci¨®n y cambios que hacer, y nosotros nos limitamos a darle nuestra opini¨®n. Esta es una casa privada¡±. Hay que recordar que Aznar, en uno de sus cabreos con Rajoy, rompi¨® la hist¨®rica relaci¨®n org¨¢nica de la fundaci¨®n con el PP (y el acceso a subvenciones p¨²blicas) en 2016.
De FAES surgir¨ªan otros ide¨®logos liberales y conservadores de esa derecha interconectada que se avecina, como Guillermo Gort¨¢zar, Pilar del Castillo, Alicia Delibes, Eugenio Nasarre y Regino Garc¨ªa-Badell (mano derecha de Esperanza Aguirre), muy combativos dentro del PP en el terreno de los valores cat¨®licos. Y tambi¨¦n un brillante laboratorio de ideas de intelectuales muy j¨®venes situado a mitad de camino de Vox y el PP: la Red Floridablanca, que castig¨® duro a Rajoy desde su web a partir de 2015. Su directora, Isabel Benjumea, es hoy la principal fontanera de Pablo Casado.
La derecha se empez¨® a romper tras los atentados del 11 de marzo de 2004, que fulminar¨ªan las previsiones sucesorias dise?adas por Aznar en torno a un maleable y continuista Rajoy. El PP perdi¨® las elecciones frente al PSOE de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Aznar no lo digiri¨®. Se atrincher¨® en FAES. Y despu¨¦s puso tierra por medio. Y se dedic¨® a sus cosas.
Mayor Oreja (hoy apartado de la pol¨ªtica y centrado en la ¡°prepol¨ªtica¡±, en la lucha por los valores morales y contra el ¡°relativismo social¡± desde su fundaci¨®n Valores y Sociedad) sigue pensando, contra toda l¨®gica y casi hasta la paranoia, que ese atentado (seg¨²n ¨¦l, ¡°nunca aclarado¡±) fue la punta de lanza de un cambio de r¨¦gimen en Espa?a; del inicio de una hoja de ruta pactada por ETA y Zapatero que continu¨® Rajoy al pie de la letra. ETA dejaba de matar a cambio de que Zapatero cambiara los valores morales de Espa?a. El primer paso era que los etarras no pagaran por sus cr¨ªmenes y entraran en las instituciones. El segundo, la independencia de Catalu?a. Y por el camino, el aborto de plazos, el matrimonio gay, la implantaci¨®n de la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y la ley de memoria hist¨®rica.
En torno a esa teor¨ªa de la conspiraci¨®n sobre la autor¨ªa de la matanza del 11-M que atribu¨ªan a ETA se iba a crear un n¨²cleo ultra de opinadores en tres medios de comunicaci¨®n: el diario El Mundo, la Cope e Intereconom¨ªa, a los que se sumar¨ªan m¨¢s tarde Libertad Digital y 13TV, adem¨¢s de un buen n¨²mero de p¨¢ginas web conspiranoicas. Supondr¨ªa el bander¨ªn de enganche y el punto de encuentro de gran parte de los ide¨®logos de la actual derecha nacionalista, blanca, antiabortista, revisionista y hom¨®foba. El presidente de Intereconom¨ªa, Julio Ariza, presume de que ¡°tanto Ciudadanos como Vox nacieron en esa casa. Les apoyamos en los momentos malos, sobre todo en 2014, cuando perdieron en las europeas y quisieron tirar la toalla. Todos se bregaron en Intereconom¨ªa. Aunque los de Ciudadanos se hayan olvidado. Y eso que Rivera ven¨ªa aqu¨ª todas las semanas¡±. Muchos de sus contertulios y periodistas nutren las listas electorales y los centros ideol¨®gicos del PP, Ciudadanos y, b¨¢sicamente, Vox, con nombres como Kiko M¨¦ndez-Monasterio, Jos¨¦ Mar¨ªa Marco, Fernando Paz o Juan E. Pfl¨¹ger.
Con el PP noqueado entre 2004 y 2011, dos tipos de movimientos se arrogar¨ªan la oposici¨®n que, seg¨²n ellos, no hac¨ªa Rajoy a Zapatero: las asociaciones de v¨ªctimas del terrorismo (en contra de la negociaci¨®n con ETA) y los grupos cat¨®licos ultraconservadores, que iban a llenar las calles de Madrid, animados por el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco Varela y decenas de obispos, a favor de la familia tradicional. Entre las principales asociaciones impulsoras, el Foro Espa?ol de la Familia, presidido por el popular Benigno Blanco, que fue secretario de Estado con el PP y hoy cercano a Vox, y comparte militancia antiabortista en la organizaci¨®n ultraconservadora RedMadre con Adolfo Su¨¢rez Illana, n¨²mero dos de Casado en Madrid, y que representa el sector m¨¢s empecinado en el PP con modificar la actual ley del aborto.
Por el contrario, el PP de Rajoy ni apoy¨® ni rechaz¨® esas movilizaciones. ¡°Es un problema para el PP meterse en temas de sexualidad. Es mejor ni tocarlos¡±, explica un ide¨®logo del partido, que contin¨²a: ¡°Nunca sabemos qu¨¦ hacer con esos asuntos. El 25% de nuestros votantes est¨¢n en contra del aborto y al 75% no le importa nada. El problema es que esos dos millones de electores que nos votaban con la nariz tapada ahora se pueden ir a otro lado: a Vox. Hay que tapar esa fuga¡±. Para un exmiembro del Gobierno de Rajoy, ¡°los ciudadanos nos votaron para que les sac¨¢ramos de la crisis, no para que quit¨¢ramos el aborto y el matrimonio gay¡±.
En aquellas movilizaciones antizapateristas tendr¨ªan un gran protagonismo dos personajes hoy en el coraz¨®n de Vox: Francisco Jos¨¦ Alcaraz, entonces l¨ªder de la AVT, e Ignacio Arsuaga, fundador de HazteOir, una plataforma integrista, hom¨®foba y antiabortista con estrechas conexiones con Vox a trav¨¦s de Roc¨ªo Monasterio y Lourdes M¨¦ndez Monasterio (las dos cancerberas del partido en asuntos morales). Arsuaga explica que ¨¦l fue ¡°uno de esos militantes populares a los que decepcion¨® el PP. La derecha no ha dado la batalla cultural de fondo sobre las ideas, como se ha hecho en Estados Unidos. El PP se convirti¨® en un comparsa ideol¨®gico de la izquierda. No quit¨® la ley del aborto, como hab¨ªa prometido. Y, claro, la gente se cansa. Ahora es tarde para cambiarlo. Y adem¨¢s Casado tiene gente como Feij¨®o, Maroto o Alfonso Alonso que no comparten nuestras ideas. Pero bueno, ya hemos estado con Casado y Teo Egea (secretario general del PP) y estaban receptivos.
¡ª?Y Vox?
¡ªNos alegramos de que este partido plantee lo que nosotros decimos. No solo en el tema de la familia y el aborto, sino en la unidad de Espa?a, que es un bien moral, como dijo el cardenal Ca?izares.
La ruptura del PP se profundiz¨® en su congreso de Valencia, en 2008. All¨ª, el PP mat¨® al padre, Aznar, y gir¨® levemente al centro bajo la br¨²jula del nuevo gur¨² electoral de Rajoy (antes lo fue de Aznar), Pedro Arriola. Seg¨²n su estrategia, el PP deb¨ªa dejar de ser el d¨®berman. Tocaba moderarse.
Javier Zarzalejos, director de FAES y candidato a las europeas por el PP, cree que Arriola se confundi¨® en sus estimaciones demosc¨®picas: ¡°El PP ya estaba en el centro. Pero diagnostic¨® mal esas elecciones que se perdieron en 2008. Y a partir de ah¨ª se fue a la desideologizaci¨®n del partido, hacia la pura gesti¨®n, el sentido com¨²n, la ortodoxia jur¨ªdica, los congresos sin problemas. Hacia un PP que no provocara rechazos. Y posiblemente Rajoy desatendi¨® a las familias pol¨ªticas. Tuvo poco cuidado en la compactaci¨®n ideol¨®gica del PP, un partido en el que conviv¨ªan muchas corrientes. Hubo una dejaci¨®n a mantener el equilibrio interno. Y cuando ese equilibrio se rompe hacia dentro, sale hacia fuera. La corrupci¨®n tambi¨¦n deterior¨® la marca. Pero, sobre todo, es Catalu?a la que hace que Ciudadanos y Vox capitalicen ese descontento y desafecci¨®n hacia el PP y su gesti¨®n de la crisis¡±.
Relata Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez Quir¨®s, uno de los fundadores de Vox, que cuando Santiago Abascal llam¨® a su puerta en 2013 para integrarse en su proyecto pol¨ªtico, ¡°lo hizo desembarcando con su propio partido, Denaes (Fundaci¨®n para la Defensa de la Naci¨®n Espa?ola), debajo de la armadura¡±. Los patriarcas de Vox no le hicieron ascos. Les interesaba Abascal (aunque fuera un pol¨ªtico ¡°de tercera fila¡±) porque les aportaba la estructura territorial de su asociaci¨®n, unos centenares de militantes muy j¨®venes, miles de simpatizantes, unas finanzas aseadas como asociaci¨®n (m¨¢s tarde le llegar¨ªa a Vox el dinero de los iran¨ªes y los constructores) y el intenso apoyo de Intereconom¨ªa y Libertad Digital.
Denaes era un grupo de exaltaci¨®n patri¨®tica creado en 2006, en el cosmos de los grupos de v¨ªctimas del terrorismo y de constitucionalistas en el Pa¨ªs Vasco, y cercano a Basta Ya y el Foro de Ermua. Activistas que, como Javier Ortega Smith o Enrique Cabanas (hoy del n¨²cleo duro de Vox), hab¨ªan acudido como apoderados del PP en los pueblos m¨¢s peligrosos del Pa¨ªs Vasco durante las elecciones municipales. Y que fueron muy activos en sus protestas callejeras contra la excarcelaci¨®n del etarra Bolinaga; la anulaci¨®n por los tribunales europeos de la doctrina Parot, que supon¨ªa la liberaci¨®n de muchos asesinos de ETA, y la legalizaci¨®n de Bildu. Los m¨¢ximos referentes conservadores les prestaron todo su apoyo. Desde Esperanza Aguirre, cedi¨¦ndoles el edificio de la Puerta del Sol para celebrar sus entregas de premios, hasta Aznar, Ortega Lara, Vidal-Quadras, Mayor Oreja, ?ngeles Pedraza, Nicol¨¢s Redondo y hasta un exjefe de la Casa del Rey de Juan Carlos I, Sabino Fern¨¢ndez Campo, como patrono de honor. Pronto Denaes emprendi¨® la costumbre de querellarse y personarse como acusaci¨®n particular contra todo el que cruzara en su camino, sobre todo si era nacionalista vasco o catal¨¢n. Javier Ortega, en un principio asesor jur¨ªdico de Denaes, se enfund¨® la toga. Hoy se enfrenta a los encausados por el refer¨¦ndum del 1 de octubre en el Supremo como miembro de la acusaci¨®n popular. No ha tenido momentos de gloria jur¨ªdica, pero consigue horas de televisi¨®n.
El hombre de Abascal en Denaes era (y es) Ricardo Garrudo, un empresario c¨¢ntabro, propietario de Wolder Electronics, una compa?¨ªa que fabricaba m¨®viles y tabletas en China y los importaba y vend¨ªa en Espa?a, hasta que quebr¨® en 2017 y despidi¨® a un centenar de sus empleados. Hoy es el cabeza de Vox en Santander. En la ciudad recuerdan que Garrudo siempre se jact¨® de ser franquista. Es uno de los hombres de completa confianza militar de Abascal junto a Ortega y Cabanas. ¡°Dar¨ªan su vida por ¨¦l¡±, asegura Cristina Segu¨ª, fundadora de Vox y hoy apartada del partido.
Los ¡°amigos de la naci¨®n¡±, como se titulan los l¨ªderes de Denaes, tomaron en menos de un a?o el control de Vox y mandaron a la calle a los viejos regeneracionistas. Y convirtieron esa formaci¨®n pol¨ªtica, que era en su g¨¦nesis una copia conservadora del PP, en algo diferente: en un gazpacho de militantes de los viejos y nuevos grup¨²sculos de extrema derecha mezclados con nacionalistas espa?oles, antiabortistas, neoconservadores, ultracat¨®licos, sindicalistas corruptos (Manos Limpias), creacionistas, te¨®ricos de la conspiraci¨®n, militares enfadados por la pol¨ªtica de ascensos, aficionados a la caza y los toros, islam¨®fobos y negacionistas del Holocausto, bajo el control castrense de Abascal, Ortega, Enrique Cabanas y Roc¨ªo Monasterio (que representa el ala ultrarreligiosa y antifeminista). Su cuesti¨®n ya no era tanto ganar elecciones, sino cambiar Espa?a. Es decir, rebobinar hasta el escenario anterior a Zapatero. Al 11 de marzo de 2004. A la ma?ana del atentado de Atocha. Que ha sido durante 15 a?os su d¨ªa de la marmota.
Solo lo lograr¨¢n pactando con las otras derechas. Algo que nadie duda. ¡°Vox solo puede pactar con el PP porque son cu?a de la misma madera y, por tanto, tendr¨¢ que reducir sus exigencias m¨¢s extremistas. Y Ciudadanos ha dicho que solo pactar¨¢ con el PP. Y el PP no va a pactar con los nacionalistas catalanes ni vascos. El bipartidismo muri¨®. Y solo queda marchar juntos¡±, concluye un exministro popular.
El PP ha cerrado una parte de su historia con la ca¨ªda de Rajoy, el ¨²ltimo de los padres fundadores que quedaban en activo. Tiene un nuevo l¨ªder, Pablo Casado (muy doctrinario en materia moral), y cuenta de nuevo en la rec¨¢mara con la potencia ideol¨®gica de FAES. Mientras, Ciudadanos se debate en su identidad y a¨²n no tiene claro sin son liberales como Macron o como Thatcher. Y Vox pesca en todos los caladeros, hasta en los de Podemos (como confirman sus l¨ªderes), con su discurso nacionalista agresivo. Todos salen a conseguir m¨¢s votos que sus contrincantes. La duda es cu¨¢l prevalecer¨¢ sobre el resto. Y por tanto, qu¨¦ modelo de derecha puede llegar a gobernar en Espa?a.
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