Pablo Iglesias, la batalla por gobernar sin ganar
Dice que quiere gobernar, pero en estos tiempos de pactos pol¨ªticos ganar el trono no significa que pueda sentarse en ¨¦l
Algo cambi¨® en Pablo Iglesias (Madrid, 40 a?os) el 31 de mayo de 2018. Aquella primera jornada de la moci¨®n de censura a Mariano Rajoy, en algo m¨¢s de 15 minutos de intervenci¨®n en el Congreso, transit¨® de las plazas a la moqueta camino de La Moncloa. La versi¨®n m¨¢s institucional del l¨ªder de Podemos, el partido que se fragu¨® al calor del 15-M, empez¨® a moldearse en esa hist¨®rica sesi¨®n parlamentaria. Menos de un a?o despu¨¦s, ha dejado la chaqueta azul que se ha convertido en su uniforme corporativo y se ha vuelto a remangar sus camisas por encima de los codos para afrontar la carrera al 28 de abril. Quiere gobernar, dice. Sabe que, en una ¨¦poca de pactos, ganar el trono no significa que pueda sentarse en ¨¦l.
El tr¨¢nsito tranquilo de Iglesias en las instituciones tras el verano de 2018 tiene cierto correlato con esta frase de Varys, personaje de Juego de tronos ¡ªsu serie favorita y en la que encuentra muchos s¨ªmiles con la pol¨ªtica espa?ola¡ª: ¡°El poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco, una sombra en la pared¡±. Su versi¨®n m¨¢s combativa en busca del asalto a los cielos se ha ido atemperando. El l¨ªder de Podemos ten¨ªa que mantenerse en el sistema para proyectar esa ¡°sombra en la pared¡±. No pod¨ªa cometer el mismo error que en 2016 de pedir carteras ¡ªhasta la vicepresidencia¡ª tras las elecciones de 2015. Esta decisi¨®n, entre otros motivos, le cost¨® un mill¨®n de votos entre el 20-D y el 26-J.
¡°Se?or S¨¢nchez, construya una mayor¨ªa parlamentaria de 156 diputados. No se puede gobernar con 84¡±, dijo entonces al actual presidente invit¨¢ndole a un pacto m¨¢s all¨¢ del Parlamento. Menos de 400.000 votos separaban a las dos formaciones. No consigui¨® entrar en el Gobierno, pero se ha convertido en el compa?ero preferente del presidente durante esta corta legislatura.
Iglesias apost¨® por una legislatura larga que le permitiera alicatar el ¡°S¨ª se puede¡± con el cemento de las leyes que pretend¨ªa aprobar en el Congreso. Si llegaba un adelanto electoral tendr¨ªa munici¨®n real, no solo la ilusi¨®n de las promesas.
Dentro del laberinto
La apuesta era complicada, Iglesias iba a someterse a las normas de un juego que hab¨ªa prometido que trastocar¨ªa desde dentro lo antes posible. Adem¨¢s, el tiempo se multiplicaba sobre sus espaldas. ??igo Errej¨®n lo resum¨ªa entonces con estas palabras: ¡°Nos han hecho envejecer r¨¢pidamente y convertirnos en un partido que tiene tics parecidos a ellos, en el tono, los gestos, la capacidad de frescura¡±. Un envejecimiento incentivado por las crisis internas que Podemos arrastraba desde 2016 cuando comenz¨® el distanciamiento con Errej¨®n, el amigo con el que Iglesias fund¨® el partido en 2014.
El l¨ªder de Podemos y los suyos empezaban a notar tambi¨¦n s¨ªntomas de agotamiento en los cinco millones de votantes que les respaldaron. ¡°Hay mucha gente que ha percibido en estos a?os que quiz¨¢ Podemos no era todo lo que esperaba o que nosotros, al ser nuestra primera experiencia en pol¨ªtica institucional, pensamos que se pod¨ªa ir m¨¢s r¨¢pido¡±, reconoce Irene Montero.
Lo primero que Iglesias tuvo que hacer fue reconstruir una relaci¨®n con Pedro S¨¢nchez que hab¨ªa quedado casi rota desde principios de 2016. Dejar en el pasado los duros enfrentamientos del Congreso en los que se hab¨ªan cruzado gruesas palabras. Iglesias y S¨¢nchez se fueron acercando tras el nacimiento prematuro de los hijos del primero en el verano de 2018. Cuando el l¨ªder de Podemos se reincorpor¨® en septiembre del primer permiso de paternidad ejerci¨® ¡ªen otro paralelismo con Juego de Tronos¡ª de Tyrion Lannister, uno de sus personajes favoritos al que describe en estos t¨¦rminos: ¡°Es capaz de razonar y entender la pol¨ªtica. Y vive esa tensi¨®n entre el tipo sensible, que ama la vida y se enamora, y el hombre de Estado¡±.
El 11 de septiembre de 2018, Pablo Iglesias madrug¨®, ten¨ªa el sue?o a¨²n pegado a los ojos porque hab¨ªa dormido poco. Aquella noche y muchas anteriores. Llevaba meses negociando el acuerdo de Presupuestos que le permitir¨ªa cumplir con la meta de alargar la legislatura. Se puso la camisa blanca, la chaqueta azul y las zapatillas. Cogi¨® el coche rumbo a La Moncloa. Aquella ma?ana, en una sala de la residencia presidencial, se hizo la foto que culmin¨® su tr¨¢nsito institucional con la firma del pacto.
Tras la imagen lleg¨® la Navidad y, como hab¨ªa prometido, se retir¨® temporalmente de la pol¨ªtica para cuidar de sus hijos. Aunque ya era parte del sistema, ten¨ªa que mantener un pie fuera que le diferenciara del resto de l¨ªderes. Fue el primero en cumplir con el permiso de paternidad completo, en un ejercicio de simulaci¨®n. Los diputados, al ser trabajadores por cuenta ajena, solo tienen derecho a las primeras cinco semanas oficiales.
Se fue con la tranquilidad del trabajo cumplido y con la confianza de que Irene Montero, su pareja y relevo al frente del partido, terminar¨ªa la tarea. Lo que no esperaba es que en los tres meses que estuvo parcialmente fuera de juego, Podemos sufrir¨ªa la peor crisis interna, el acuerdo de Presupuestos se quedar¨ªa en papel mojado y se convocar¨ªa el adelanto electoral.
Una de las ¨²ltimas estocadas que recibi¨® Iglesias fue el 17 de enero. Errej¨®n le avis¨® cinco minutos antes de que se enterara el resto de Espa?a por Twitter de que se iba con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Iglesias estaba en casa, al cuidado de sus hijos. Se sinti¨® ¡°triste y dolido¡±, confes¨®. Asegura que no lo vio venir, aunque en su partido varias personas confiesan que le advirtieron. ¡°??igo no es nuestro adversario¡±, dice ahora, metido ya en campa?a.
¡°La parte emocional le juega malas pasadas. Siempre piensa que los que le rodean son leales como ¨¦l. Hace de la lealtad una forma de vida pol¨ªtica¡±, dice Yolanda D¨ªaz, dirigente de IU y amiga. Los m¨¢s fieles a Iglesias respondieron a la crisis en el partido cerrando filas en torno al l¨ªder. El errejonismo sal¨ªa de Podemos y cada vez quedaban menos tonalidades en una formaci¨®n que sigue presumiendo de ¡°la unidad en la diversidad¡±.
Las cr¨ªticas
Los m¨¢s cr¨ªticos achacan esta evoluci¨®n a la gesti¨®n de Iglesias. Una persona que le conoce explica que siempre ha sido ¡°gran admirador de la l¨®gica de los partidos comunistas con secretarios generales que determinan la actitud de los miembros¡±. Santiago Alba Rico, el fil¨®sofo que redact¨® los documentos que dieron origen a Podemos, es mucho m¨¢s crudo en sus palabras: ¡°Ha dirigido muy mal Podemos con centralismo y autoritarismo¡±. Yolanda D¨ªaz trata de templar gaitas con esta descripci¨®n. ¡°Es una Rosa Aguilar: lo controla todo, repasa todo. Es arriesgado y valiente hasta el l¨ªmite. Pero sabe que alimentar el debate interno hace que lo de fuera fracase¡±.
El 23 de marzo volvi¨® a la pol¨ªtica activa. No era el mismo, aunque intent¨® recuperar sus esencias y marc¨® la estrategia que ahora sigue en campa?a. Vuelve la batalla de los de abajo contra los de arriba. ¡°Hemos jugado con las reglas del juego de los adversarios. S¨¦ que hemos decepcionado a mucha gente¡±, reconoci¨®. Le dice a sus bases que han podido ¡°cometer errores¡±, pero que tengan claro que ¡°nunca se han equivocado de bando¡±.
Entre medias ha aparecido una impagable baza electoral. El espionaje a Iglesias, presuntamente orquestado por el excomisario Jos¨¦ Manuel Villarejo en connivencia con el Gobierno del PP, le ha permitido apuntalar el mensaje con el que regres¨® a la pol¨ªtica: ¡°Vienen a por nosotros. No quieren que gobernemos¡±. Iglesias sabe que esta vez el camino es m¨¢s complicado. Ganar estas elecciones no significa nada. Sumar es su objetivo, es lo que se denomina la importancia de la correlaci¨®n de fuerzas. Porque, como dice Daenerys Targaryen, la reina de los dragones de Juego de tronos, ¡°sentarse en un trono es m¨¢s dif¨ªcil que ganar uno¡±.
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