Cu¨¢nto importa realmente un debate electoral
La historia dice que influyen poco, pero en esta ocasi¨®n eso podr¨ªa ser suficiente
Los debates de esta semana?se presentan como algo decisivo. Y pueden serlo, pero la mayor¨ªa de estudios dicen que los debates mueven pocos votos y que casi nunca son determinantes.
Los debates influyen, pero no mucho. Los m¨¢s estudiados son los debates presidenciales de Estados Unidos y el consenso es que su efecto sobre el voto es d¨¦bil. Robert Erikson y Christopher Wlezien estudiaron todos los debates entre 1960 y 2008. Se fijaron en las encuestas antes y despu¨¦s de cada debate y encontraron que apenas cambiaban: "La mejor predicci¨®n de las preferencias despu¨¦s de los debates es el veredicto antes de los debates", fue su conclusi¨®n.
El estad¨ªstico Nate Silver ha medido esos efectos en 2,3 puntos porcentuales. Eso es lo que, de promedio, se movieron los sondeos despu¨¦s de los debates presidenciales entre 1973 a 2012.
En Espa?a, los datos m¨¢s interesantes son los del cara a cara entre Mariano Rajoy y Alfredo P¨¦rez Rubalcaba en 2011. Entonces el CIS entrevist¨® a miles de personas y la mayor¨ªa dijo que el debate "no le influy¨® en absoluto". Sin embargo, un 2% dijo que le ayud¨® a decidirse y otro 1% reconoci¨® que ese d¨ªa cambi¨® su voto. Son cifras relevantes, aunque sean peque?as, porque estas elecciones est¨¢n muy igualadas y un giro de dos puntos puede cambiar el resultado.
Es probable que en Espa?a ahora importen m¨¢s. En EE UU se celebran tambi¨¦n debates durante las primarias de los partidos y sabemos que tienen m¨¢s influencia que los presidenciales. Es razonable que sea as¨ª. Primero, porque los candidatos de las primarias son menos conocidos y los debates son su principal escaparate. Pero sobre todo porque, siendo todos candidatos del mismo partido, sus ideas no son tan diferentes y es m¨¢s f¨¢cil que los votantes cambien de favorito.
Esa l¨®gica hace pensar que los debates en Espa?a tendr¨¢n ahora m¨¢s importancia: con cinco grandes partidos, las distancias entre ellos son peque?as y es m¨¢s f¨¢cil dudar entre varios.
En EE UU los debates benefician a la oposici¨®n. En 2015, Harry Enten analiz¨® los datos de Nate Silver sobre el efecto de los debates y encontr¨® que 8 de cada 10 veces el que subi¨® en las encuestas hab¨ªa sido el candidato que no ostentaba la presidencia. Suele decirse que los debates son m¨¢s ¨²tiles para el opositor porque le permite presentarse como presidenciable.
Los debates siempre son un riesgo. Si los debates tienen poca influencia es porque lo habitual es que se celebren sin incidentes. Pero siempre entra?an peligros para los participantes, especialmente ahora que una ocurrencia o un descuido pueden convertirte en un meme. Debatir frente a audiencias millonarias se parece a caminar por un sendero junto a un precipicio: lo normal es que lo recorras tranquilamente, como quien anda por la acera, pero no dejas de tener un precipicio al lado.
El caso paradigm¨¢tico es el de Rick Perry en las primarias republicanas de 2012. El entonces gobernador de Texas lleg¨® a los debates siendo favorito, pero se evapor¨® en riguroso directo: primero acus¨® a los votantes ¡ª?de su partido!¡ª de "no tener coraz¨®n" y despu¨¦s se olvid¨® del nombre de una agencia gubernamental que quer¨ªa disolver. Durante los debates perdi¨® dos tercios de sus apoyos y acabo renunciando a las pocas semanas.
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