¡°No mienta¡±, la pol¨ªtica espa?ola se ¡®trumpifica¡¯
Casado recupera terreno a costa de profundizar la fisura con su socio en Andaluc¨ªa
Un buen pol¨ªtico es aquel que afronta un problema complejo, lo reduce a sus l¨ªneas esenciales y lo resuelve por la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida, a ser posible sin vociferar. Los candidatos a la presidencia del Gobierno que aparecieron en el archidebate de anoche, el debate final que estaba llamado a ser la madre de todos los debates, no encontraron m¨¢s v¨ªas que la descalificaci¨®n apocal¨ªptica: los grandes asuntos de los pr¨®ximos tiempos, desde el papel de Espa?a en la UE a la lucha por la hegemon¨ªa entre EE UU y China, no est¨¢n en el radar de la pol¨ªtica espa?ola; los problemas m¨¢s cercanos (la crisis territorial y la desaceleraci¨®n) apenas sirven para tirarse los trastos a la cabeza. El primer asalto ya fue una formidable bronca. Solo hubo un perdedor claro: el popular Pablo Casado, condicionado por los ataques de su competidor en la derecha, Albert Rivera (Cidadanos). Casado recuper¨® este martes algo de terreno, pero a costa de profundizar las fisuras en el bloque conservador y de elevar el tono. Su contrataque fue una sucesi¨®n de martillazos en el mismo clavo: embestidas constantes y un aire de plaga de ¨²lceras que contagi¨® al resto (con la excepci¨®n de Pablo Iglesias) y que si se traslada al Congreso anticipa una legislatura imposible, a falta del tribunal de ¨²ltima instancia que ser¨¢ el 28-A.
Hace 10 meses, la moci¨®n de censura que descabalg¨® a Mariano Rajoy de La Moncloa e hizo presidente a Pedro S¨¢nchez sirvi¨® para cerrar cicatrices en la izquierda, que ha podido gobernar durante 300 d¨ªas con una mayor¨ªa precaria. Pero la moci¨®n abri¨® tambi¨¦n una lucha descarnada por la hegemon¨ªa de la derecha, con el PP muy debilitado por la sentencia de la G¨¹rtel (que acredita un ¡°sistema de corrupci¨®n institucional¡±, nada menos) y una lucha por ese espacio con los autoproclamados liberales de Ciudadanos y con la extrema derecha de Vox. El segundo debate consolid¨® esa tendencia. A d¨ªa de hoy, S¨¢nchez e Iglesias, con diferencias y matices, parecen capaces de pactar sus desacuerdos. Ese t¨¢ndem est¨¢ m¨¢s asentado, a pesar de que los socialistas siguen siendo deliberadamente ambiguos con las futuras coaliciones de Gobierno. Pero el debate fue sobre todo una pelea sin cuartel por el liderazgo en el flanco del centroderecha.
En ese lado, la brecha entre Casado y Rivera se agrand¨® anoche. Se hizo m¨¢s visible. Los l¨ªderes del PP y de Ciudadanos estuvieron m¨¢s incisivos. O m¨¢s broncos: tanto con Pedro S¨¢nchez, el enemigo a batir (de ¡°suced¨¢neo de presidente¡± le tild¨® Casado; ¡°trilero¡± le llam¨® Rivera), como tambi¨¦n entre ellos.
S¨¢nchez empez¨® flojo pero se enton¨® despu¨¦s del descanso, especialmente con su dureza en los asuntos relacionados con la violencia de g¨¦nero y con una firmeza sorprendente respecto a Catalu?a. Acumula as¨ª tres horas de televisi¨®n sin errores graves, ayudado por el viento de cola de las encuestas y con ese tono entre presidencial y medio aburrido que se ha autoimpuesto. Frente a ese perfil del candidato socialista, Rivera y sobre todo Casado pecaron de eso que los griegos sol¨ªan llamar hybris y que se puede traducir como desmesura. Ausente el estilo paranoide de Vox, que ayer llen¨® la plaza de toros de Las Rozas, en Madrid, Casado multiplic¨® por 10 la dureza exhibida en el primer debate y atac¨® desde el principio a Iglesias, a Rivera y sobre todo a S¨¢nchez. ¡°Nunca han mandado tanto en Espa?a los batasunos y los independentistas¡±, dijo a una pregunta sobre el desempleo. S¨ª, sobre el desempleo.
Los datos son testarudos. Espa?a duplica la tasa de paro europea en ¨¦pocas de bonanza; cuando llegan las crisis graves se va por encima del 25%: r¨¦cord mundial. Preguntados por ese problema, casi la ¨²nica respuesta fue una y otra vez un cruce de acusaciones por la crisis catalana. Casado percuti¨® repetidamente por ese flanco: ¡°S¨¢nchez es el candidato favorito de los enemigos de Espa?a¡±. Rivera hizo lo mismo: ¡°Usted es un fake, pact¨® con los independentistas¡±, fue el an¨¢lisis del l¨ªder de Ciudadanos, que le sac¨® a S¨¢nchez su pol¨¦mica tesis doctoral cuando el asunto segu¨ªa siendo el desempleo, quiz¨¢ el mayor problema econ¨®mico de Espa?a desde la Transici¨®n. De paro, en fin, se habl¨® poco. De Catalu?a much¨ªsimo, pero m¨¢s con zarandeos que con propuestas. Buena parte del debate fue como un partido de la liga inglesa hace 10 a?os: todos a correr y a dar patadas. ¡°Estamos en las primarias de la derecha: a ver qui¨¦n dice la mayor barbaridad¡±, zanj¨® un S¨¢nchez m¨¢s expuesto que el pasado lunes, y que esta vez no se sac¨® frases redondas de la chistera.
Con una catarata de insultos y un pu?ado de medias verdades, el ¨²ltimo debate antes del 28-A acerca a la pol¨ªtica espa?ola a una suerte de trumpificaci¨®n. En el mercado de compraventa de ilusiones pol¨ªticas, los dos debates organizados para las elecciones generales de 2019 vienen a cristalizar la degradaci¨®n de la vida p¨²blica de los ¨²ltimos meses: ¡°No mienta¡±, pronunciada por unos y otros, fue la frase m¨¢s repetida de la noche. Eso dificulta la gobernabilidad: el noble arte de gobernar depende hoy m¨¢s que nunca de la habilidad de formar y mantener coaliciones, y esas alianzas no son siempre posibles. Holanda pas¨® cuatro meses sin Gobierno en 2010. El caso de B¨¦lgica fue a¨²n peor: 541 d¨ªas de par¨¢lisis. En Espa?a van tres elecciones generales en cuatro a?os. ¡°Un poco menos de sobreactuaci¨®n y un poco m¨¢s de sosiego¡±, pidi¨® un Iglesias que fue, de largo, el m¨¢s templado de la noche.
Aquella final del Mundial de 1974 entre Alemania y Holanda demostr¨® que el f¨²tbol es como la vida: casi nunca gana el mejor. El segundo y definitivo debate ¡ªdesde las 10 y hasta pasada la medianoche: Espa?a s¨ª es diferente¡ª demostr¨® que en pol¨ªtica casi nunca gana nadie. Al menos hasta la noche electoral. Y a veces ni eso.
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