Espa?a vota m¨¢s dividida que nunca
La izquierda acude a las urnas con el miedo a Vox como gran empuje movilizador. La derecha se concentra en su enorme deseo de echar a S¨¢nchez
Espa?a vota a ciegas entre el miedo y la furia. Cualquier resultado parece posible. Son 36,8 millones de ciudadanos los llamados a las urnas, pero muchos se quedar¨¢n en casa. El ¨¦xito o fracaso de la izquierda y la derecha depende en buena parte de cu¨¢ntos de los que habitualmente se absten¨ªan decidan acercarse esta vez a los colegios electorales en una jornada sin excusas meteorol¨®gicas, con un tiempo espectacular en todo el pa¨ªs.
Los espa?oles votan m¨¢s divididos que nunca. Separados entre el miedo a Vox que se detecta en todos los m¨ªtines de los partidos de centroizquierda y la furia contra el socialista Pedro S¨¢nchez que se ve en los de centroderecha. Las im¨¢genes de los ¨²ltimos actos de Vox han alentado el temor de los progresistas a que pueda llegar al Gobierno la ultraderecha que muchos cre¨ªan desaparecida en el ¨²nico pa¨ªs de Europa que la tuvo en el poder hasta 1976. Las encuestas que dan vencedor a S¨¢nchez alimentan la frustraci¨®n de los conservadores que quieren echarlo.
La pol¨ªtica espa?ola es un hervidero de sondeos reales y ap¨®crifos en las ¨²ltimas horas, que apuntan que la derecha no sumar¨¢, pero nadie se f¨ªa porque no est¨¢ tan lejos de conseguirlo. Todo depende de la participaci¨®n y del reparto entre los tres que luchan de forma descarnada por el liderazgo de la derecha.
La pol¨ªtica se hace con im¨¢genes. Los v¨ªdeos de los multitudinarios m¨ªtines de Vox, en especial el de Valencia y el de Madrid, en la plaza de Col¨®n, se difunden a toda velocidad. El PSOE ha tenido actos muy grandes. El PP hizo un gran esfuerzo en el cierre en el Palacio de los Deportes de Madrid. Pero ning¨²n partido ha logrado concentrar a tanta gente como la formaci¨®n de Santiago Abascal.
Los pol¨ªticos veteranos advierten: abarrotar m¨ªtines es mucho m¨¢s f¨¢cil que llenar urnas. ¡°En los ochenta, Manuel Fraga llenaba sistem¨¢ticamente la plaza de toros de Valencia. Y luego el PSOE nos doblaba en votos aqu¨ª¡±, comentaban varios dirigentes del PP valenciano este viernes.
Adem¨¢s, apuntan, estas im¨¢genes tan espectaculares tienen un doble efecto: animan a los tuyos pero pueden movilizar mucho m¨¢s a los del otro lado. Ninguno de estos pol¨ªticos veteranos ha olvidado el mitin m¨¢s grande de la historia reciente, ahora irrepetible. El PP de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Eduardo Zaplana, entonces todopoderoso presidente de la Generalitat Valenciana, logr¨® llenar Mestalla, el estadio del Valencia, en las elecciones de 1996. Algunos c¨¢lculos llegan a 55.000 personas. Las im¨¢genes con Aznar, Zaplana y Julio Iglesias como grandes protagonistas demostraron la enorme fortaleza del PP, al que las encuestas le daban ganador por 10 o 12 puntos de diferencia.
Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, hombre clave de esa campa?a, a¨²n recuerda el estupor que sinti¨® Aznar y todo su equipo cuando les llegaron las primeras encuestas a pie de urna que les dec¨ªan que iban a perder las elecciones por tercera vez pese a que el PSOE estaba en teor¨ªa hundido por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. ¡°Ya fue una sorpresa que en 1993 no gan¨¢ramos. A las 20.30, cuando llegaron las primeras israelitas, en el despacho de Aznar hubo un desconcierto total. Perd¨ªamos. Despu¨¦s empez¨® el recuento y a ¨²ltima hora ganamos por muy poco¡±, recuerda.
El gur¨² Pedro Arriola, siempre preocupado por el voto del miedo a la derecha, teoriz¨® entonces que las im¨¢genes de Mestalla hab¨ªan movilizado a la izquierda y casi le dan el triunfo al PSOE. Rodr¨ªguez cree que no fue tanto Mestalla sino la campa?a de Felipe Gonz¨¢lez, que a¨²n ten¨ªa mucha fuerza y logr¨® un arre¨®n final. Pero pocos niegan que buena parte de los espa?oles van a votar esta vez con miedo a Vox.
Algunos lo dudan. ¡°El problema precisamente es que Vox no da suficiente miedo. Le Pen o Salvini dan miedo. Pero Vox es demasiado rid¨ªculo. No nos lo creemos. Nos re¨ªmos de ellos. Es el landismo llevado a la pol¨ªtica. Y ese es el drama. Porque tal vez por eso son m¨¢s peligrosos¡±, sentencia un veterano del PP.
La campa?a ha servido para muchas cosas. Todo indica que ha logrado una movilizaci¨®n importante, con dos debates con audiencias r¨¦cord que han dominado la escena y han permitido a Podemos y Ciudadanos, los que salieron mejor parados, recuperar posiciones en sus bloques. Pero tambi¨¦n sirve a los periodistas que la siguen para viajar por Espa?a y tratar de intuir qu¨¦ est¨¢ pasando.
Moverse estos d¨ªas por el pa¨ªs impacta. Se percibe un inter¨¦s inaudito en estas elecciones imprevisibles. En todas partes se habla de pol¨ªtica. Se especula y se debate. Anochece en Valencia. Una pareja de personas mayores pasea cerca del Turia. Discuten sobre qui¨¦n es m¨¢s responsable de que crezca Vox, si solo la derecha o tambi¨¦n la izquierda que no cambi¨® la educaci¨®n cuando gobern¨®. Mediod¨ªa en el aeropuerto de Barajas. Cuatro ejecutivos ven el m¨®vil de uno de ellos un v¨ªdeo de un mitin de Vox donde Iv¨¢n Espinosa de los Monteros hace un chiste en el que S¨¢nchez e Iglesias son los ladrones que intentan entrar en su casa a robar y Abascal el tipo duro que la protege. Dos se mueren de risa. Los otros dos se llevan las manos a la cabeza. Un restaurante en Valencia. Una pareja joven cena al d¨ªa siguiente mientras mira el mismo v¨ªdeo de Vox. ?l se lo ense?a a su novia entre carcajadas. La chica aguanta poco. ¡°Dani, basta, por favor, no los soporto¡±. ?l sigue vi¨¦ndolo solo.
Espa?a parece en estas horas la escena final de Tesis, la ¨®pera prima de Amen¨¢bar. Todos los pacientes del hospital miraban hipnotizados la snuff movie en sus pantallas. Vox tiene ese mismo efecto hipn¨®tico en la campa?a m¨¢s extra?a de los ¨²ltimos a?os. Nadie puede parar de mirar. Ahora solo queda por saber si es solo eso, morbo ef¨ªmero para las redes, o ha venido para quedarse y dominar la pol¨ªtica espa?ola. Los votantes deciden.
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