Marchena ten¨ªa un l¨ªmite
Los abogados de Cuixart, que desde el principio intentaban sacar de sus casillas al tribunal, logran al fin la gran bronca
El s¨¦ptimo testigo de la jornada es un payaso profesional. Se presenta ante el tribunal vestido como si el Supremo fuera un circo de pueblo. Avanza hacia el centro del sal¨®n de plenos acompa?ado de un se?or bajito con cara triste revestido con una toga que le queda larga. Se trata de un abogado de verdad, pero parece carablanca o pierrot, el t¨ªpico payaso serio que sirve de contrapunto al augusto, el de la nariz roja postiza. Y, efectivamente, el s¨¦ptimo testigo, Jordi Pesarrodona ¡ªimputado por desobediencia en un juzgado de Barcelona y de ah¨ª la presencia de su abogado¡ª trae una nariz escondida en el bolsillo del pantal¨®n por si se presenta la ocasi¨®n de pon¨¦rsela delante del tribunal. El juez Manuel Marchena se percata del asunto y le llama la atenci¨®n:
¨C??Qu¨¦ tiene en las manos!?
¨CNada, nada, es que las muevo mucho.
El payaso independentista ha llegado tarde. El circo ya hab¨ªa sido montado a primera hora de la ma?ana por los dos primeros testigos propuestos por la defensa de Jordi Cuixart. A las 9.45, un cuarto hora antes del inicio del juicio, una de las j¨®venes que organizan el lobby de ?mnium Cultural durante el juicio acompa?a hasta la puerta a sus dos testigos estrella, el profesor Ramon Font, portavoz del sindicato USTEC, y la fil¨®sofa Marina Garc¨¦s. Y son precisamente estos dos testigos, a los que se unir¨¢ m¨¢s tarde el abogado Llu¨ªs Matamala, los que minutos despu¨¦s desencadenan de forma consecutiva una reacci¨®n contundente de Marchena, quien les advierte una y otra vez de que respondan con concreci¨®n a las preguntas y no pierdan el tiempo con puyas al tribunal ¡ª¡°tengo pendiente un caf¨¦ con Cuixart desde hace un a?o y medio¡±, dice Garc¨¦s¡ª o con valoraciones personales.
¨CYo el 1 de octubre alucin¨¦. Alucin¨¦ porque...¡ª empieza a decir la fil¨®sofa.
Marchena la interrumpe y le advierte:
¡ªMire, usted si es jurista, si es profesora de Filosof¨ªa, tiene que saberlo perfectamente. Usted no viene aqu¨ª para explicar al tribunal su grado de alucinaci¨®n, su estado febril... Viene aqu¨ª exclusivamente a explicar qu¨¦ es lo que pas¨®. Y lo que le ha preguntado el letrado es muy claro: si usted ten¨ªa conocimiento de esa prohibici¨®n [del refer¨¦ndum]. A partir de ah¨ª, todas sus apreciaciones personales y valoraciones personales no tienen ning¨²n inter¨¦s. Las matizaciones que no son exclusivamente sobre los hechos, no interesan al tribunal y no podemos perder el tiempo.
Los encontronazos se repiten una y otra vez durante toda la ma?ana hasta el punto de que, tras la sesi¨®n de la ma?ana, el tribunal difunde su ¡°profundo malestar¡± por lo que considera una ¡°provocaci¨®n¡± de ciertas defensas. Desde que empez¨® el juicio, los abogados Marina Roig, ?lex Sol¨¤ y Benet Salellas ¡ªdefensores los tres de Jordi Cuixart¡ª alternan interrogatorios serios con otros destinados claramente a agitar a su parroquia. Despu¨¦s de tres meses de juicio, de 44 jornadas y de 400 testigos, no hace falta ser Marchena para saber cu¨¢ndo un abogado busca con una pregunta lograr un dato que beneficie a su cliente y cuando provocar al tribunal. Roig y Salellas son expertos ¡ªSol¨¤ es menos h¨¢bil tambi¨¦n en esto¡ª en lanzar preguntas impertinentes para que el tribunal las rechace y ellos formular protesta. Defensa de trinchera que hace que el abogado Javier Melero, quien s¨ª trata desde el principio de salvar de la c¨¢rcel a Joaquim Forn, ponga los ojos como platos y alucine, aunque a¨²n en silencio, con la estrategia de sus colegas.
La sesi¨®n de tarde vuelve a los cauces habituales, pero ya se ha estropeado la jornada. Hay testigos que, como en la vida, hacen lo que tienen que hacer. Llegar, dar los buenos d¨ªas, contar su historia para intentar echarle una mano a los acusados y con las mismas, marcharse. Otros, como el profesor, la fil¨®sofa, el abogado y el payaso, aprovechan su minuto de gloria con la televisi¨®n en directo para desplegar su ego, soltar la frase bonita que se traen apuntada de casa o colocarse una nariz postiza. Los acusados miran el espect¨¢culo desde sus sillones cada d¨ªa m¨¢s duros, mientras los abogados activistas se marchan en el AVE contentos de haber conseguido, por fin, constatar que Marchena tambi¨¦n tiene un l¨ªmite.
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