Daniel Innerarity: ¡°El Estado espa?ol soberano ya no existe¡±
El fil¨®sofo vasco, cabeza de lista por Geroa Bai, certifica la defunci¨®n del estado soberano espa?ol
La residencia de Daniel Innerarity (Bilbao, 1969) en Zarikiegi,? afueras de Pamplona, es una alegor¨ªa de su idiosincrasia pol¨ªtica. Est¨¢ arraigada en el monte que tanto le gusta explorar, la tierra, la ra¨ªz, pero el ventanal de su despacho le proporciona una visi¨®n privilegiada de los Pirineos. Quiere decirse que este fil¨®sofo, n¨²mero uno a Bruselas en la navarra Geroa Bai (integrada en la Coalici¨®n Europa Solidaria), es tan vasco como europe¨ªsta. Y tan reacio al independentismo m¨¢gico como al poder anacr¨®nico de los estados. Aclarado el remoto y tergiversado origen escoc¨¦s de su apellido, nos pide un favor: recordar a los electores que se le puede votar desde cualquier sitio.
Pregunta. ?Le falta filosof¨ªa a la pol¨ªtica?
Respuesta. Le falta reflexi¨®n, salirse de la vor¨¢gine. Urge hablar de ideas, pero la pol¨ªtica espa?ola se resiente de un permanente estado de campa?a electoral que predispone un enconamiento obsesivo. La pol¨ªtica se define en el antagonismo y en la demolici¨®n, no en la construcci¨®n. Se dir¨ªa incluso que los l¨ªderes se desenvuelven como si solo tuvieran una oportunidad. De ah¨ª la beligerancia, la urgencia, la crispaci¨®n.
P. Y est¨¢ desprestigiada la pol¨ªtica.
R. Muchas veces injustamente. La sociedad deber¨ªa ser m¨¢s honesta consigo misma porque la pol¨ªtica es el chivo expiatorio, el fusible, el entrenador a punto de ser despedido. Y responsabilizamos a la pol¨ªtica de no resolver problemas cuando muchos de ellos son enormemente complejos.
P. Sus ensayos m¨¢s recientes abundan en la idea de la nueva complejidad.
R. S¨ª, porque se han producido muchas transformaciones que observamos con diagn¨®sticos y conceptos obsoletos. ?Estamos capacitados para entender la complejidad de las cosas? Caminamos hacia sociedades cosmopolitas, abiertas, integradas.
P. ?Y c¨®mo responde la Uni¨®n Europea a ese desaf¨ªo? ?Es el nacionalismo una amenaza?
R. ?Qu¨¦ entendemos por nacionalismo? Los estados europeos atacan a la idea de Europa com¨²n desde el momento en que se resisten a ceder soberan¨ªa. Y a veces los movimientos independentistas entran en la contradicci¨®n que supone aspirar a una Europa integrada reclamando al mismo tiempo un reconocimiento estatal. Son dos pulsiones en conflicto, la pugna de los estados que quieren nacer frente a los superestados que se resisten a morir. Si es que el estado espa?ol soberano ya no existe... Sin fronteras, moneda propia y ej¨¦rcito, es un anacronismo hablar de indisolubilidad. De lo que hay que hablar es de c¨®mo se comparte la soberan¨ªa. La humanidad ha vivido sin estados y lo seguir¨¢ haciendo en el porvenir.
P. ?Una sociedad l¨ªquida?
R. Una Europa de ciudades, de regiones, de universidades, de redes, con estados, pero que comparten su soberan¨ªa entre ellos, hacia arriba y hacia abajo. Una Europa m¨¢s impl¨ªcita que expl¨ªcita. Tanta federaci¨®n como sea necesaria, tanta diversidad como sea posible.
P. ?Le preocupa el oscurantismo de la ultraderecha?
R. S¨ª y no. S¨ª por sus postulados, pero no porque el Brexit, Orb¨¢n, Salvini o Vox han servido para comprometer a Europa en un debate pol¨ªtico. Las crisis y los diversos antieurope¨ªsmos han politizado Europa. Han planteado problemas reales como la de una Europa que desconf¨ªa de los ciudadanos, tanto como los ciudadanos puedan desconfiar de Europa. El proyecto comunitario corre el riesgo de extremar el pulso entre una clase dirigente tecn¨®crata y una opini¨®n p¨²blica esc¨¦ptica. Es necesario trabajar las emociones tranquilas, suscitar un inter¨¦s ilustrado acerca del inter¨¦s propio bien entendido.
P. Pero el populismo trabaja los instintos.
R. Ya, pero de una manera incoherente y desordenada. Es m¨¢s f¨¢cil el acuerdo y la colaboraci¨®n entre quienes propugnan espacios abiertos que entre quienes se repliegan en el inter¨¦s nacional. Los grupos nacionalistas de extrema derecha tendr¨¢n dificultades de colaboraci¨®n y eso representa una gran ventaja para los federalistas. Tampoco los estados han actuado con responsabilidad ¡°subcontratando¡± a Europa para hacer las reformas impopulares. Desprestigiando Europa desde los estados, se termina suscitando el euroescepticismo o la eurofobia de la extrema derecha. Europa est¨¢ capturada por los estados; el eje intergubernamental est¨¢ impidiendo la consolidaci¨®n de una dimensi¨®n transnacional.
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