El pecado m¨¢s grosero del PP en el ¡®caso B¨¢rcenas¡¯
La formaci¨®n conservadora se sienta en el banquillo acusada de encubrimiento por destruir la memoria de los ordenadores de su extesorero
Cuando el juez Pablo Ruz investigaba en 2013 la existencia de una caja b con la que se financiaba ilegalmente el PP, la direcci¨®n del partido orden¨® destruir la memoria de dos ordenadores que usaba Luis B¨¢rcenas, su gerente y tesorero durante 20 a?os. Seis a?os despu¨¦s, el PP se sienta en el banquillo por un delito de encubrimiento.
El PP justifica este borrado indiscreto en el protocolo habitual de cualquier empresa cuando se despide a un trabajador y sus ordenadores pasan a otra persona. Pero ha sido incapaz de evitar que el aroma del delito se extienda sobre aquella maniobra sospechosa y que varios jueces hayan apreciado indicios suficientes para abrir juicio por el delito de encubrimiento contra el PP, su tesorera y su jefe de los servicios jur¨ªdicos. A finales de mayo de 2013, los empleados del PP se afanaron en destruir aquellas pruebas que guardaban los ordenadores de B¨¢rcenas mediante la ¡°sobreescritura de su disco duro, hasta en 35 ocasiones, su posterior ralladura y por ¨²ltimo, los tir¨® a la basura¡±, seg¨²n el relato judicial. Por aquellas fechas, el PP ya conoc¨ªa que la investigaci¨®n judicial estaba atando cabos para demostrar la financiaci¨®n ilegal de este partido entre 1990 y 2009.
EL PA?S hab¨ªa publicado el 31 de enero de 2013 los papeles de B¨¢rcenas, donde se recog¨ªan mediante anotaciones manuscritas las donaciones ilegales por ocho millones de euros de empresarios, la mayor¨ªa contratistas de la Administraci¨®n. En esos mismos papeles se registraron decenas de pagos a la c¨²pula del PP repartidos en sobresueldos trimestrales nunca declarados a Hacienda.
B¨¢rcenas, imputado en el caso G¨¹rtel desde 2009, recibi¨® un trato privilegiado de su partido cuando, tras estallar el esc¨¢ndalo, dimiti¨® como senador y fue destituido como tesorero. Desde entonces ¡ªfinales de 2010¡ª, B¨¢rcenas dispuso de una sala en la sede central del partido donde guardaba 27 cajas de documentaci¨®n, los dos ordenadores y un trineo; recibi¨® uno de los sueldos m¨¢s altos de la organizaci¨®n (20.000 euros brutos al mes), y mantuvo ch¨®fer y secretaria. A ra¨ªz de la publicaci¨®n por EL PA?S de la contabilidad paralela del PP, el extesorero se convirti¨® en un apestado para la direcci¨®n de su partido, que dej¨® de pagarle la n¨®mina argumentando que se hab¨ªa producido un despido en diferido, le retir¨® el ch¨®fer y la secretaria y le prohibi¨® el acceso a la sala donde guardaba sus cosas.
B¨¢rcenas recurri¨® a los tribunales contra su despido y reclam¨® sus pertenencias. El PP le devolvi¨® 27 cajas de documentaci¨®n y un trineo, pero se qued¨® con los dos ordenadores, sobre los que aplic¨® una concienzuda operaci¨®n de borrado. Cuando el juez reclam¨® esas pruebas, en julio de 2013, descubri¨® que los ordenadores carec¨ªan de memoria. Lleg¨® dos meses tarde. Nadie sabe nada sobre lo que guardaba esa memoria, pero su due?o ha explicado en los juzgados el contenido de los archivos que amenazaban el honor de un partido herido por la corrupci¨®n. En el ordenador de marca Toshiba guardaba informaci¨®n relativa a la financiaci¨®n opaca del PP, aunque hizo antes una copia de esa documentaci¨®n y la aport¨® a la Audiencia Nacional, seg¨²n Barcenas.
En el segundo, un MacBook de Apple, almacenaba ¡°informaci¨®n sobre sus viajes, pantallazos de correos electr¨®nicos, correos con su secretaria, documentos sobre Libertad Digital [empresa de comunicaci¨®n a la que el PP inyect¨® casi 500.000 euros procedentes de su caja b], agenda con reuniones mantenidas con su jefe, ?lvaro Lapuerta, y donantes del partido, escaneados de diversos pagos de la contabilidad b del partido firmados, detalles de presupuestos de campa?as electorales y otras operaciones personales de venta de obra de arte adem¨¢s de informaci¨®n sobre sus cuentas en Suiza¡±.
Aunque la investigaci¨®n judicial del caso B¨¢rcenas ha reunido a lo largo de los ¨²ltimos seis a?os abundantes pruebas de la financiaci¨®n ilegal, el contenido de ese disco duro, si B¨¢rcenas ha contado la verdad, hubiera supuesto una puntilla definitiva a la historia m¨¢s negra del PP. El juez Pablo Ruz encontr¨® que aquellos hechos podr¨ªan ser delictivos pero que la Audiencia Nacional no era la competente para juzgarlos y los remiti¨® a plaza de Castilla. Aqu¨ª, tras una tormentosa instrucci¨®n de seis a?os, con el PP intentando obstaculizar la investigaci¨®n y con la Fiscal¨ªa insistiendo en el archivo de la causa, la juez Rosa Freire ha llegado hasta el final.
Un tribunal unipersonal juzga ya estos hechos, que tienen toda la apariencia de una grosera destrucci¨®n de pruebas. Todo lo que la juez instructora investig¨® durante a?os apunta a que el PP hizo un borrado minucioso de los ordenadores de B¨¢rcenas para obstaculizar una investigaci¨®n judicial. Para entonces, la Audiencia Nacional dispon¨ªa ya de numerosos indicios de la financiaci¨®n ilegal del PP. Aunque los ordenadores de B¨¢rcenas, seg¨²n el extesorero, guardaban m¨¢s pruebas, m¨¢s s¨®lidas y m¨¢s definitivas.
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