Primera general en la historia de las Fuerzas Armadas espa?olas
El Gobierno ver¨¢ este viernes el ascenso de la coronel Ortega, 31 a?os despu¨¦s del ingreso de la mujer en el Ej¨¦rcito
Patricia Ortega Garc¨ªa, madrile?a de 56 a?os, se convertir¨¢ este viernes, con toda probabilidad, en la primera oficial general de la historia de las Fuerzas Armadas espa?olas. La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, tiene ya preparada su propuesta de ascenso a general de brigada para llevarla al Consejo de Ministros.
La llegada de la primera mujer a la c¨²spide de la jerarqu¨ªa militar se produce 31 a?os despu¨¦s de que el Ej¨¦rcito abriera sus puertas al sexo femenino. Ortega fue una de las pioneras que se alist¨® hace tres d¨¦cadas, cuando por primera vez se rompi¨® el monopolio de los varones en las Fuerzas Armadas espa?olas; y desde entonces, a su pesar, ha ido abriendo camino: fue la primera teniente coronel en 2009, la primera coronel en 2015 y, ahora, la primera que ostentar¨¢ el faj¨ªn de general.
¡°Al principio hab¨ªa much¨ªsima presi¨®n. Te sent¨ªas muy observada, estabas siempre bajo lupa¡±, explicaba en una entrevista a EL PA?S en agosto de 2016. ¡°Si un hombre hace algo, lo ha hecho Zutano, y no se juzga al colectivo masculino por una actuaci¨®n individual. En el caso de las mujeres no es as¨ª. Si alguna de nosotras hace algo bueno o malo, generalmente lo segundo, nos salpica a todas¡±.
La ministra y las pioneras
Cuando Margarita Robles, pionera en el mundo judicial, lleg¨® al Ministerio de Defensa en junio de 2018, se sorprendi¨® de que solo el 12,7% de los militares fuesen mujeres y de que ninguna fuese general. ¡°No nos podemos conformar¡±, dijo. La incorporaci¨®n de la mujer a las Fuerzas Armadas, masiva en los primeros a?os, se fren¨® con la crisis; y su ascenso en la jerarqu¨ªa sigui¨® el lento ritmo de la carrera militar.
Pero la coronel Patricia Ortega no ha estado sola. La comandante Rosa Mar¨ªa Garc¨ªa-Malea fue la primera piloto de combate del Ej¨¦rcito del Aire y la primera de la patrulla acrob¨¢tica ?guila; la teniente de nav¨ªo Esther Y¨¢?ez Gonz¨¢lez-Ir¨²n, la primera al mando de un buque de la Armada; la sargento primero Mar¨ªa de los ?ngeles Roda, la primera en embarcar en un submarino; la teniente coronel Ana Beteg¨®n, la primera en dirigir un hospital de campa?a en Afganist¨¢n; o la comandante Gala Gallego, la primera al frente de una unidad de helic¨®pteros en Irak. La soldado Idoia Rodr¨ªguez se convirti¨® en 2007 en la primera militar fallecida en zona de conflicto. Pero a las mujeres con vocaci¨®n militar les faltaba un referente: la primera mujer con galones de general.
Ingeniera agr¨®noma por la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, ingres¨® en la Academia General Militar de Zaragoza en 1988 y continu¨® su formaci¨®n en la Escuela Polit¨¦cnica Superior del Ej¨¦rcito de Tierra, especialidad en Construcci¨®n, siendo la ¨²nica mujer de su promoci¨®n del Cuerpo de Ingenieros Polit¨¦cnicos del Ej¨¦rcito. Nieta, hija y hermana de militares, est¨¢ casada y tiene tres hijos.
Como teniente coronel, estuvo destinada en la Direcci¨®n de Infraestructuras del Ministerio de Defensa, donde dirigi¨® diversos proyectos al frente de un equipo de ingenieros. Ya como coronel, ha estado en el Cuartel General del Ej¨¦rcito de Tierra y, actualmente, en el Instituto de T¨¦cnica Aeroespacial Esteban de Terradas (INTA).
Aunque el ascenso al generalato es una decisi¨®n discrecional del Consejo de Ministros, los aspirantes deben cumplir una serie de rigurosos requisitos. Entre ellos, superar el denominado curso de ¡°actualizaci¨®n para el desarrollo de cometidos de oficial general¡±, que la coronel Ortega realiz¨® entre el 9 de noviembre y el 15 de marzo pasados. Posteriormente, debe producirse la propuesta del Consejo Superior del Ej¨¦rcito y existir una vacante de su especialidad.
Ortega se ha manifestado en contra de la existencia de cupos y no ha ocultado su malestar por el hecho de que algunos atribuyeran su carrera profesional a su condici¨®n de mujer. ¡°El proceso ha sido completamente as¨¦ptico¡±, explicaba tras su ascenso a coronel. ¡°Se ha seguido el m¨¦todo habitual de evaluaci¨®n en las Fuerzas Armadas, en base a unos baremos objetivos que dan una clasificaci¨®n. [...] Hemos salido ordenados con el n¨²mero que nos dio la clasificaci¨®n prevista en la ley de la carrera militar, en la que se valora el m¨¦rito y la capacidad¡±, insist¨ªa.
En cualquier caso, el ascenso de una mujer al empleo de oficial general viene a normalizar una situaci¨®n que ya se da en muchos ej¨¦rcitos extranjeros, como el de Estados Unidos, e incluso latinoamericanos.
Tres d¨¦cadas despu¨¦s de su incorporaci¨®n, las Fuerzas Armadas espa?olas cuentan con 15.286 mujeres, seg¨²n las ¨²ltimas cifras disponibles, lo que representa el 12,7% del total. Un porcentaje que est¨¢ por encima de la media de la OTAN, 10,9%, y de pa¨ªses como Italia, Alemania, Holanda o Reino Unido, aunque por detr¨¢s de EE UU y Francia.
La mayor¨ªa de las mujeres militares, el 81,4%, pertenece a la escala de tropa y mariner¨ªa, el escal¨®n m¨¢s bajo de la jerarqu¨ªa militar. Las mujeres son el 16,3% de los soldados y marineros, pero solo el 8,9% de los oficiales y el 5% de los suboficiales.
La escasa presencia de mujeres en los empleos m¨¢s altos se ha justificado por su tard¨ªa incorporaci¨®n a las Fuerzas Armadas. El techo se rompe con el ascenso de Ortega a oficial general, un camino en el que le seguir¨¢n otras; pues al menos hay ya dos coroneles y numerosas tenientes coroneles y comandantes de sexo femenino.
Aunque las puertas de los cuarteles se entreabrieron para las mujeres en 1988, no fue hasta una d¨¦cada despu¨¦s, en 1999, cuando se suprimieron completamente las restricciones y se permiti¨® su acceso a todos los empleos, cuerpos y destinos.
Preguntada por el proceso de integraci¨®n de la mujer en las Fuerzas Armadas, Ortega respond¨ªa a este diario: ¡°Creo que podemos sentir orgullo. ?Hay alguna sombra? Obvio. Somos el reflejo de la sociedad y en las Fuerzas Armadas hay cabestros, como en todas partes. Pero institucionalmente se han tomado medidas para que determinadas cosas no pasen y, si pasan, se corrigen¡±.
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