El kamikaze asturiano que estaba deprimido
Un excamionero circul¨® 50 kil¨®metros en sentido contrario por la autov¨ªa del Cant¨¢brico hasta estrellarse en Gij¨®n
Una voz en el televisor presenta las ¨²ltimas noticias del suceso que, desde hace d¨ªas, mantiene en vilo al pueblo, y las miradas en el peque?o restaurante Villuir pronto se giran hacia el aparato. Juan Manuel Fern¨¢ndez, o Juan¨ªn, de 52 a?os, como le conoc¨ªan sus vecinos, se puso al volante de su Volkswagen Golf la noche del pasado lunes y condujo por la autov¨ªa A-8 m¨¢s de 50 kil¨®metros en sentido contrario y a casi 200 kil¨®metros por hora. El kamikaze muri¨® tras colisionar con dos veh¨ªculos y estrellarse. Antes, entre Cadavedo y Gij¨®n, se hab¨ªa cruzado con un centenar de coches, sin causar v¨ªctimas mortales. Fern¨¢ndez era un asiduo del local donde los clientes procesaban el pasado viernes, todav¨ªa con dificultad, lo ocurrido.
En ese restaurante estuvo el d¨ªa en el que se mat¨®. Lo acompa?¨® esa ma?ana Manuel Vigil, como suced¨ªa habitualmente. ¡°Nunca me lo habr¨ªa imaginado. Si alg¨²n problema ten¨ªa, ese d¨ªa no dijo nada, se lo guard¨® para ¨¦l¡±, cuenta este vecino en una aldea cercana a Villuir, donde el fallecido resid¨ªa con su actual pareja y donde tambi¨¦n se encuentra el restaurante. Vigil era una de las personas que mejor conoc¨ªa a Juan¨ªn, adem¨¢s de su familia (ten¨ªa dos hijos y varios hermanos). La familia reh¨²sa hablar y se remite a la intervenci¨®n de Agust¨ªn, un hermano del fallecido, realizada el mi¨¦rcoles en la televisi¨®n p¨²blica asturiana en la que pidi¨® perd¨®n a los heridos.
La descripci¨®n que Vigil realiza de su amigo coincide con la que trazan en Villuir y los pueblos cercanos que frecuentaba. Fern¨¢ndez era un tipo correcto y entablaba conversaci¨®n con facilidad, pero era reservado, no hablaba de asuntos personales y carec¨ªa de personas pr¨®ximas con las que se le viera de forma habitual. ¡°Est¨¢ mal que yo lo diga; pero el que le era m¨¢s fiel era yo¡±, dice este vecino de su relaci¨®n con Fern¨¢ndez. La familia ha declarado que ¨²ltimamente estaba ¡°deprimido¡±, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n.
Juan¨ªn hab¨ªa sufrido un grave accidente a?os atr¨¢s que le hab¨ªa obligado a apoyarse en muletas para caminar, a dejar de trabajar (era camionero) y a tomar medicaci¨®n para combatir el dolor de espalda. Era algo que le hab¨ªa afectado, pero no transformado completamente su personalidad, seg¨²n personas de su entorno, que tambi¨¦n afirman que hab¨ªa recuperado recientemente la relaci¨®n con uno de sus hijos. De ellos se hab¨ªa distanciado tras romper hace cuatro a?os con su exesposa.
A tres kil¨®metros de Villuir se ubica el pueblo pesquero de Luarca, adonde Fern¨¢ndez acud¨ªa diariamente. En el c¨¦ntrico pub El Crucero, Juan Guerra coincid¨ªa con ¨¦l:?¡°Nos encontr¨¢bamos a diario, pero no abord¨¢bamos otros temas que no fueran los t¨®picos o el f¨²tbol¡±. Como ¨¦l, el resto de vecinos de esta localidad a¨²n se preguntan qu¨¦ pudo suceder. ?Se subi¨® Juan¨ªn al volante para acabar con su vida? ?Perdi¨® el sentido de lo que hac¨ªa por un c¨®ctel de alcohol y medicamentos? ?Pudo incluso equivocarse y circular en sentido contrario?
La ¨²ltima hip¨®tesis es la que muchos en Luarca quisieran creer. ¡°?Y si fuera eso, para qu¨¦ tanto grito en el cielo?", se pregunta una vecina en plena calle. Pero es tambi¨¦n la m¨¢s improbable, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n. La Guardia Civil trabaja en la reconstrucci¨®n del caso, que est¨¢ bajo secreto judicial. Los agentes han localizado al entorno m¨¢s pr¨®ximo y una de las opciones que barajan es que Fern¨¢ndez no emprendiera el trayecto desde su vivienda de Villuir, seg¨²n las mismas fuentes.
Vigil y Juan¨ªn hablaban siempre de lo mismo: de caza, de pesca, de coches cl¨¢sicos. ¡°Le gustaba mucho este¡±, dice el primero apuntando a un Opel Corsa de los a?os ochenta aparcado junto a su casa. ?l le sol¨ªa ofrecer las llaves a Fern¨¢ndez, pero este nunca accedi¨® a tomar el mando ¡°por miedo a rayarlo¡±. Algo parecido le ocurr¨ªa con otras aficiones: Juan¨ªn acompa?aba a pescadores y cazadores a sus jornadas, pero no realizaba ni una ni otra actividad. De Fern¨¢ndez tambi¨¦n resaltan su ¡°extrema¡± generosidad. En los bares llamaba la atenci¨®n su facilidad para invitar a personas a las que apenas trataba. Vigil lo certifica: ¡°La primera cartera encima de una barra era siempre la suya¡±.
En uno de esos locales a los que acud¨ªa, la se?al de televisi¨®n contin¨²a emitiendo im¨¢genes del siniestro. El veh¨ªculo destrozado, los heridos junto a los servicios de emergencia (hubo cinco, un hombre de 69 a?os a¨²n permanece ingresado, sin gravedad), los bomberos entre los amasijos.... La pantalla cambia de pronto y aparece una casa de planta baja tras la puerta abierta de una finca. Los espectadores bajan la mirada y divisan la vivienda tras el cristal, al otro lado de la carretera, en medio de un mar de plantaciones de ma¨ªz y alg¨²n peque?o huerto donde crecen fabes. Era el lugar del que emerg¨ªa ese hombre correcto y reservado que se sentaba junto a ellos cada ma?ana y que ahora lleva a preguntarse si fue un despiste o si Juan¨ªn era para ellos un desconocido.
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