Muere el abogado Mat¨ªas Cort¨¦s, uno de los protagonistas desconocidos de la Transici¨®n
Sus grandes pasiones fueron el derecho y la m¨²sica
Mat¨ªas Cort¨¦s ha muerto este s¨¢bado en Madrid, a los 81 a?os, tras una enfermedad fulminante. Era uno de los m¨¢s importantes abogados espa?oles de las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX, que entr¨® en el siglo XXI con el deseo de poner a disposici¨®n de sus colegas del derecho su energ¨ªa y su inteligencia. Para ello hab¨ªa recurrido a siete personajes que, como ¨¦l, ten¨ªan o hab¨ªan tenido responsabilidades pol¨ªticas, jur¨ªdicas o universitarias. Cuando dio la lista, alguien le dijo: ¡°?Con eso puedes hacer un Gobierno!¡± ?l nunca estuvo en un Gobierno pero, desde la Transici¨®n, influy¨® en todos. De ¨¦l podr¨ªa decirse lo que ¨¦l mismo dijo, en una reciente y ¨²ltima conversaci¨®n period¨ªstica, acerca de uno de sus numerosos amigos: ¡°Nunca ha dicho nada que no quisiera decir¡±.
El arte de Mat¨ªas Cort¨¦s (Granada, 1938) era el del sentido com¨²n. De pocas palabras, pero de mucho discurso, narraba con met¨¢foras acontecimientos de la vida; de raigambre andaluza y educaci¨®n europea, se refer¨ªa a las ocurrencias m¨¢s graves de la vida como aquel personaje, Mr. Chance, de la novela de Jerzy Kosinski, que lleg¨® a ser el asesor principal del presidente de Estados Unidos diciendo cosas que ocurr¨ªan en el jard¨ªn que hab¨ªa cuidado. En esa ¨²ltima conversaci¨®n que tuvimos con ¨¦l le preguntamos por Jes¨²s Polanco, fundador de PRISA, largo tiempo presidente de este peri¨®dico e ¨ªntimo amigo suyo. Lo que dijo entonces de Polanco puede decirse ahora de Mat¨ªas Cort¨¦s.
Al morir Polanco lo llam¨® Javier Pradera, amigo de ambos, para pedirle una apreciaci¨®n destinada a ser publicada. Y el abogado expres¨® para EL PA?S su impresi¨®n al salir del cementerio en el que hab¨ªa sido enterrado su amigo. ¡°Todos los que est¨¢bamos all¨ª¡±, rememoraba hace casi cuatro semanas Cort¨¦s en su despacho ordenad¨ªsimo, ante una mesa de madera sobre la que no hab¨ªa ni una mota de polvo, ¡°hab¨ªamos tenido una relaci¨®n singular, uno a uno, con Jes¨²s. Verlos a todos juntos te hac¨ªa comprender a la persona que se hab¨ªa ido. Fue una especie de manifestaci¨®n de lo que hab¨ªa sido la vida de una persona justo en el momento de su muerte y mientras lo enterraban en la tierra con toda la gente alrededor¡±.
A ese relato de lo que vio, sumaba ahora Mat¨ªas Cort¨¦s una referencia a otra de sus grandes pasiones, aparte de la de observar la realidad para sacarle partido simb¨®lico. Esa gran pasi¨®n (compartida con Mar¨ªa Lavalle, su ahora viuda, cantante) era la m¨²sica. Y dijo Mat¨ªas sobre ese momento que ¨¦l acababa de vivir y que ahora otros vivir¨¢n en su propia despedida: ¡°Pasa a veces en un concierto de m¨²sica: cuando la versi¨®n es importante entiendes al final lo que ha pasado; comprendes por qu¨¦ las cosas se han hecho as¨ª¡±.
No era s¨®lo una descripci¨®n, era una premonici¨®n tambi¨¦n. Entonces Mat¨ªas Cortes, vestido con elegancia veraniega, m¨¢s delgado que lo que dice la historia de sus fotograf¨ªas, dej¨® trazos importantes en las vidas de los dem¨¢s, a los que asesor¨® como abogado y a los que aconsej¨® como amigo. Tambi¨¦n en sus alumnos y en sus profesores, pues su inteligencia era aguda, a veces cruel, pero tambi¨¦n afectiva. Los pol¨ªticos a los que tuvo cerca los recuper¨® para lo que iba a ser un resumen de la historia de su pasi¨®n por el derecho, la Asociaci¨®n por el Derecho, como si fuera a escribir con ellos un epitafio concreto de su propia dedicaci¨®n, el amor a esta disciplina. Trabaj¨® para la ley, pero tambi¨¦n conoci¨® las trampas. Y nunca dijo nada que no quisiera decir.
Un amigo suyo, Augusto Delk¨¢der, periodista, de larga historia tambi¨¦n cerca de su amigo Polanco, al saber la noticia del fallecimiento de Cort¨¦s resumi¨® as¨ª esta personalidad que se extingue: ¡°El derecho para ¨¦l era el ¨¢mbito de la vida en la que se reflej¨® su preocupaci¨®n por los asuntos p¨²blicos. Constitu¨ªa un deber c¨ªvico necesario. El derecho y la m¨²sica fueron su pasi¨®n y su vocaci¨®n¡±.
Tuvo una larga relaci¨®n con esta casa, como consejero, como abogado, desde antes de que naciera EL PA?S, y la tuvo hasta tiempo despu¨¦s de la muerte de Jes¨²s Polanco, hace ahora 12 a?os. Aparte de esta relaci¨®n (que fue de trabajo y de amistad), tuvo tambi¨¦n relaciones parecidas con el banquero Emilio Bot¨ªn y con el magnate de El Corte Ingl¨¦s Isidoro ?lvarez, todos ya desaparecidos.
Acerca de las tentaciones pol¨ªticas, ten¨ªa esta reflexi¨®n. ¡°La vida¡±, nos dec¨ªa, ¡°es lo que pasa cuando te levantas por la ma?ana, si duermes bien, si duermes mal. La vida no son novelas de miedo¡±. A ¨¦l le dio Leopoldo Calvo Sotelo ¡°la lata para ser ministro¡±, pero ¨¦l la rechaz¨® pensando en lo que pasaba al despertarse, ¡°el momento m¨¢s arriesgado del d¨ªa¡± seg¨²n Kafka. ¡°?Qu¨¦ vida iba a hacer yo? Va a venir a recogerme un coche del ministerio a las ocho o a las nueve, me voy a meter en el ministerio hasta qui¨¦n sabe que acaben las cenas... ?Y hasta cu¨¢ndo, hasta que me echen? ?Estaba chalado o qu¨¦? No es que lo dudara: es que lo ten¨ªa decidido desde peque?ito¡±. As¨ª que se qued¨® para siempre, en su despacho, en los conciertos, hablando al o¨ªdo, aconsejando.
Aquel d¨ªa reciente, en su despacho de la calle Hermanos B¨¦cquer, con su pa?uelo blanco en la chaqueta azul clara, son¨® en dos horas una vez el tel¨¦fono m¨®vil, del tama?o de los viejos m¨®viles; pero ¨¦l no sab¨ªa sacarle partido, y lo cerraba para seguir hablando, a media voz, de sus experiencias con los grandes hombres que a lo largo de su vida se detuvieron a escucharle.
El resumen de su vida, dicho por ¨¦l, ten¨ªa esta secuencia: ¡°Es evidente que la gente de hoy est¨¢ mejor preparada que la de nuestro tiempo. Yo volv¨ª a Madrid [de sus estudios, de sus primeros a?os] a principios de los setenta; cuando el proceso de Burgos hice la mudanza¡ Han pasado 50 a?os: del Madrid que yo encontr¨¦ al Madrid de hoy esto es el vac¨ªo. La gente joven sabe cosas, mejor que nosotros; est¨¢n m¨¢s preparados, pero gente de aquel nivel, de Felipe, de Jes¨²s¡, gente as¨ª ?d¨®nde la ves?¡±
Cuando ya nos ¨ªbamos, ante la mesa sin m¨¢cula, frente a los ventanales de su despacho en silencio, hizo esta confesi¨®n: ¡°Aunque soy mayor, todav¨ªa creo que voy a vivir muchos a?os y estoy haciendo una cosa nueva, la Asociaci¨®n por el Derecho. Surgi¨® el problema de a qu¨¦ empresario llamar y no hay empresarios, hay empresas. Tampoco hay abogados, hay bufetes. No hay m¨¦dicos, hay cl¨ªnicas, lo cual es mucho m¨¢s razonable¡¡± Era el 2 de julio de 2019. Veinticinco d¨ªas m¨¢s tarde lo que dijo es presente pero su voz es pasado.
En aquel encuentro resumi¨® su vida con otros citando lo que uno de sus amigos poderosos le dijo una vez sobre su manera de estar en la vida. ¡°Mira, Mat¨ªas, no te equivoques: t¨² est¨¢s m¨¢s cerca, pero no est¨¢s cerca¡ Quien lo dijo me regal¨® un flash: esa era mi relaci¨®n con todo el mundo. Yo estoy m¨¢s cerca, pero no estoy cerca¡±.
Nunca dijo nada que no quisiera decir. Y sab¨ªa m¨¢s que los ratones colorados, como dir¨ªan, por cierto, en su querida Andaluc¨ªa.
Mat¨ªas Cort¨¦s Dom¨ªnguez era licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y doctor en Derecho por la Universit¨¤ di Bologna (Italia). Fue catedr¨¢tico de Econom¨ªa Pol¨ªtica y Hacienda P¨²blica de la Universidad de Granada y catedr¨¢tico de Derecho Financiero y Tributario de las universidades Aut¨®noma de Madrid y Complutense de Madrid.
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