Una conjura para robar secretos a Corea del Norte
La investigaci¨®n policial halla nuevos v¨ªnculos entre los asaltantes de la embajada coreana en Madrid y el Gobierno de EE UU
A medida que pasaban los d¨ªas, los polic¨ªas espa?oles fueron dotando de sentido a aquel hecho ins¨®lito: un grupo de diez hombres hab¨ªa asaltado violentamente y a plena luz del d¨ªa el viernes 22 de febrero de 2019 la sede de la Embajada de Corea del Norte en Madrid, llev¨¢ndose material clasificado en ordenadores y discos duros, y dejando heridos, amordazados y maniatados a sus siete moradores: el delegado comercial, Yun-Sok So, su mujer y su hijo peque?o; otros tres empleados de la embajada y la esposa de uno de ellos. Pese a la confusi¨®n inicial, los agentes de la Brigada Provincial de Informaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional pronto se dieron cuenta de que se enfrentaban a un ¡°caso de espionaje internacional¡±, con ¡°un comando de profesionales¡± que usaba ¡°artes de guerrilla¡±, ten¨ªa una ¡°poderosa infraestructura y log¨ªstica¡±, y contaba ¡°con plan a, b y c¡±.
Los investigadores tardaron unas horas en identificar al cabecilla, Adrian Hong Chang, norcoreano de 35 a?os con pasaporte mexicano y residencia en Nueva York que ¡ªseg¨²n los datos recabados en la investigaci¨®n¡ª da conferencias en la Academia Militar estadounidense de West Point, se ha fotografiado en la Casa Blanca con los presidentes Clinton, Bush y Obama como activista de los derechos humanos y fundador de la asociaci¨®n Free Joseon (Corea libre), y escribe art¨ªculos en The New York Times. Aunque su abogado es Lee Wolosky, el mismo que defendi¨® a la directora de la CIA, Gina Haspel, en un proceso sobre torturas en Tailandia, su imagen aparece ahora junto a un cartel de Wanted (se busca). ¡°Ha tomado las medidas necesarias para permanecer a salvo tras la orden de detenci¨®n de la justicia espa?ola¡±, reconoc¨ªa el abogado Wolosky el pasado mayo a EL PA?S.
La r¨¢pida identificaci¨®n policial de Hong no impidi¨® que culminase su misi¨®n: pese a las sorpresas e imprevistos ¡ªlos diez asaltantes huyeron finalmente en taxi¡ª, todos estaban ya de vuelta en Estados Unidos al d¨ªa siguiente del asalto, tras tomar un vuelo en Lisboa con destino a Nueva Jersey.
A los cinco d¨ªas del ataque, la polic¨ªa completaba la lista de nombres del resto de participantes, entre los que estaba el exmarine Christopher Philip Ahn, que trabaj¨® como jefe de operaciones en misiones en Irak y Afganist¨¢n entre 2000 y 2006 y que ¡ªseg¨²n su curr¨ªculum¡ª desde 2018 es director general de FO Strategy Group, una supuesta consultor¨ªa dedicada a definir objetivos cr¨ªticos y crear estrategias empresariales. Ha pagado una fianza de 1,4 millones de d¨®lares para salir de la prisi¨®n federal de Los ?ngeles (California), despu¨¦s de ser detenido en la casa de Hong en esa ciudad de la costa oeste estadounidense en aplicaci¨®n de la reclamaci¨®n judicial espa?ola. Otro de los asaltantes es un popular blogger norteamericano de 25 a?os y origen surcoreano llamado Cheol Woo Ryu. Tambi¨¦n fueron identificados un surcoreano de 24 a?os llamado Wooran Lee y un norcoreano con nacionalidad estadounidense de 29 a?os que responde al nombre de Sam Ryu, aunque sin v¨ªnculos familiares con el otro Ryu, seg¨²n las mismas fuentes policiales. Todos est¨¢n fugados, empezando por el cabecilla Hong, que supuestamente entreg¨® al FBI el material robado en la embajada de Madrid y se entrevist¨® en varias ocasiones con sus agentes.
De momento, y a la espera de seguir confirmando datos de todos los dem¨¢s identificados, el juez de la Audiencia Nacional Jos¨¦ de la Mata ha emitido ¨®rdenes internacionales de detenci¨®n contra estos cinco, situando al Gobierno americano en una complicada tesitura.
No obstante, el llamativo episodio, acaecido d¨ªas antes de la fracasada cumbre para la desnuclearizaci¨®n entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su hom¨®logo Kim Jong-un, el 27 y 28 de febrero en Han¨®i (Vietnam), no ha dado lugar ni a un amago de conflicto diplom¨¢tico. En todo momento, y pese a que ¡ªseg¨²n los investigadores¡ª se trata de ¡°uno de los episodios m¨¢s graves ocurridos contra una embajada en suelo espa?ol¡±, se ha mantenido un inquietante silencio del Gobierno espa?ol y el estadounidense, al igual que del coreano.
Los servicios secretos espa?oles y la polic¨ªa concluyeron que los asaltantes estaban vinculados con la CIA, el servicio de inteligencia norteamericano. De ser as¨ª, se tratar¨ªa de una actuaci¨®n ¡°inadmisible¡± por parte de un pa¨ªs aliado, seg¨²n las autoridades espa?olas. Los servicios de inteligencia estadounidenses habr¨ªan operado en suelo espa?ol sin pedir autorizaci¨®n ni informar a sus anfitriones, y habr¨ªan violado las convenciones internacionales que protegen las legaciones diplom¨¢ticas. No obstante, el proceso judicial contin¨²a con determinaci¨®n desde el Juzgado Central de Instrucci¨®n 5, de la Audiencia Nacional. Esta es la historia de c¨®mo fue la investigaci¨®n que desentra?¨® el asalto a la embajada de Corea del Norte de Madrid: Operaci¨®n Nollam (¡°sorpresa¡± en coreano).
Cuando una patrulla de la Polic¨ªa Nacional lleg¨® al n¨²mero 43 de la calle Dar¨ªo Aparicio, en el distrito madrile?o de Aravaca, se encontr¨® con un chalet rodeado de mansiones en un distinguido barrio cercano a la capital. All¨ª solo estaba el joven que hab¨ªa llamado al 112 y una mujer asi¨¢tica herida y ¡°en estado de shock, diciendo cosas incomprensibles¡±, recuerdan los agentes. Gracias a una aplicaci¨®n de traducci¨®n de idiomas del tel¨¦fono m¨®vil los polic¨ªas lograron entender algunas de las palabras proferidas por la mujer: ¡°marido¡±, ¡°casa¡±, ¡°ventana¡±, ¡°agresi¨®n¡±¡ Un nuevo caso de violencia de g¨¦nero, pensaron. Eso fue lo primero que corri¨® por los WhatsApp policiales aquella tarde de viernes mientras llegaba la ambulancia y se llevaba a la mujer ¡ªque result¨® ser la esposa del jardinero de la embajada norcoreana¡ª al hospital, con la tibia y el peron¨¦ rotos tras haber saltado por una ventana huyendo de los agresores.
Al llegar la segunda patrulla, un par de agentes se acercaron a la vivienda, sede de la delegaci¨®n norcoreana en Madrid, y llamaron a la puerta. Sali¨® a abrirles un hombre de rasgos asi¨¢ticos ¡°con un pin con la bandera de Corea del Norte en la solapa¡±, recuerdan los agentes. ¡°Aqu¨ª no pasa nada¡±, les asegur¨® tranquilo y con un perfecto espa?ol con acento mexicano. ¡°Si han o¨ªdo alg¨²n ruido habr¨¢ sido la puerta del garaje¡±, a?adi¨®. Y les advirti¨® enseguida: ¡°Si quieren entrar o hablar con alguien de la embajada, deber¨¢n hacerlo por el cauce oficial¡±.
Aquel tipo era Adrian Hong, el l¨ªder del comando de diez hombres que acababa de asaltar la legaci¨®n diplom¨¢tica. Hab¨ªa estado en Espa?a y en la sede de la embajada unos d¨ªas antes. Lleg¨® a Espa?a el 5 de febrero y se volvi¨® a ir el 7. Le dio tiempo a visitar la embajada y saludar a su m¨¢ximo responsable, Yun-sok So. ¡°Se identific¨® como Matthew Chao, norcoreano, y le dijo que quer¨ªa comentarle una idea de negocio. Le dej¨® su tarjeta de visita y qued¨® en regresar m¨¢s tarde y traerle un regalo¡±, aseguran los investigadores. Lo hizo el 22, con una bolsa de Gucci en una mano, una pistola simulada en la otra, y otros nueve hombres armados a los que dio paso una vez dentro. En el v¨ªdeo qued¨® registrado como dio instrucciones mediante se?as a todos ellos para que se distribuyeran por la casa y neutralizaran a sus siete habitantes. Una se les escap¨® por la ventana. Esa fue la ¡°sorpresa¡± que les oblig¨® a pasar al plan B.
Cuatro horas
¡°Pasaron cuatro horas dentro de la delegaci¨®n tratando de convencer (por las buenas y por las malas) a So de que abandonara la embajada y se uniera a ellos y a su lucha¡±, relatan fuentes de la investigaci¨®n. So, que se mantuvo firme, ha sido una pieza clave para desenmara?ar este complicado caso y desenmascarar a los asaltantes, seg¨²n las mismas fuentes. Fue ¨¦l quien les habl¨® a los agentes de la sangre fr¨ªa de Hong, que cuando son¨® el timbre de la casa y sabiendo que estaba fuera la polic¨ªa, busc¨® un pin en el recibidor y se lo puso en la solapa para abrir y dar la cara.
Tanto Hong, como su segundo, el marine Christopher Ahn, quedaron registrados por las c¨¢maras de seguridad de la embajada, ¡°convencidos de que al llevarse los discos duros de las grabaciones ser¨ªa imposible recuperarlas¡±. De hecho, Hong se hizo hasta un selfie en la puerta de la delegaci¨®n diplom¨¢tica para dar fe de su acci¨®n. Se equivocaron. La empresa de seguridad logr¨® recuperar buena parte de las grabaciones.
¡°En un primer momento solo ten¨ªamos rostros de un mont¨®n de asi¨¢ticos, que sab¨ªamos que hablaban coreano y un ingl¨¦s americano, y una tarjeta de visita a nombre de Matthew Chao¡±, recuerdan los investigadores. Adem¨¢s de un mont¨®n de pruebas falsas. ¡°Hong fue el ¨²ltimo en salir de aquella casa saltando por la puerta de atr¨¢s y dejando un reguero de cosas para entretenernos, como una de las cinco armas simuladas que llevaban, restos de bridas y cinta, y hasta un carn¨¦ de conducir expedido en Italia con el nombre de Matthew Chao, un documento que ya no necesitaba¡±, explican las mismas fuentes. Curiosamente, y con esa misma identidad (falsa seg¨²n las autoridades italianas), estaba en Italia en octubre de 2018, y en noviembre de ese mismo a?o desapareci¨® el embajador de Corea del Norte en ese otro pa¨ªs europeo, Jo Song-gil, del que no se ha vuelto a saber nada desde entonces.
A las cuatro horas de estar en la sede diplom¨¢tica, y viendo que un coche patrulla de la polic¨ªa se manten¨ªa en la puerta, los asaltantes salieron como si tal cosa por la puerta del garaje en tres veh¨ªculos de la embajada, que dejaron posteriormente en los alrededores y que fueron localizados por la polic¨ªa en d¨ªas posteriores. Los agentes les ubicaron en los hoteles Carlton y Aitana de la capital, donde ten¨ªan habitaciones reservadas desde el d¨ªa 19 de febrero que llegaron a Espa?a.?Hong fue a recogerles, seg¨²n registraron las c¨¢maras del aeropuerto. ¡°Ya se hab¨ªan hospedado algunos de ellos en esos mismos hoteles en anteriores viajes¡±, se?alan fuentes de la investigaci¨®n. Tanto Sam Ryu como Worran Lee estuvieron en Espa?a en julio de 2018. Adem¨¢s, ten¨ªan alquilado un piso de seguridad en el mismo barrio de la embajada, a 500 metros de la casa, que descubrieron los agentes por un comentario que puso Sam Ryu ¡ªel rey de las redes sociales del grupo¡ª en una plataforma de alquiler de pisos tur¨ªsticos, identific¨¢ndose con su propia cara.
Al poco tiempo de ver salir a los coches del garaje, los dos agentes del coche patrulla que aguarda en la puerta ven salir por la puerta del chalet a ¡°un grupo de personas amordazadas, engrilletadas, malheridas...¡±. Saltan las alertas.
Tras huir con los veh¨ªculos diplom¨¢ticos, los diez asaltantes se citaron en una gasolinera de las afueras de Madrid, donde Hong ¡ªtambi¨¦n financiador de la misi¨®n y que lleg¨® en un Uber hasta el lugar junto a otro de los asaltantes¡ª les dio a todos el suficiente dinero como para llegar en taxi hasta Lisboa. ¡°Le pagaron 800 euros en met¨¢lico al taxista¡±, aseguran los investigadores.
La ¨²ltima reserva
Hong lleg¨® incluso a reservar una habitaci¨®n para esa noche, a su nombre, en un hotel en la zona de Campo de las Naciones, que finalmente nunca utiliz¨®.
Todos manejan m¨¢s de un pasaporte, ¡°uno coreano y otro americano, mexicano o italiano¡±, explican fuentes de la investigaci¨®n. ¡°Pero se da la curiosidad de que no varia su n¨²mero, pese a variar la nacionalidad. Son todos falsos¡±.
Mientras los agentes no se dan por vencidos y la investigaci¨®n contin¨²a, Espa?a espera el arresto y extradici¨®n de los cinco presuntos implicados sobre los que pesa una orden de detenci¨®n internacional. Sin embargo, en Estados Unidos, varios de ellos son vistos como h¨¦roes que defienden los derechos y libertades de los norcoreanos atenazados por el r¨¦gimen de Kim Jong-un. El propio abogado Wolosky, en una conversaci¨®n con este peri¨®dico en su despacho de Nueva York, critic¨® a las autoridades espa?olas por hacer p¨²blicas las identidades de los miembros del grupo que entr¨® en la legaci¨®n norcoreana, por ponerles en riesgo ante la dictadura de Kim Jong-un. Wolosky sostiene que las acusaciones de violencia se basan en las declaraciones de agentes norcoreanos que no son fiables.
Unas sospechosas ¡°coincidencias¡± en Italia
Tres de los diez presuntos implicados en el asalto a la embajada estaban en Italia a finales de octubre de 2018, d¨ªas antes de que desapareciera el embajador de Corea del Norte en aquel pa¨ªs, Jo Song-gil.
Del diplom¨¢tico norcoreano y de su familia no se ha vuelto a saber nada desde entonces y nunca se confirm¨® que hubiese pedido asilo al Gobierno Italiano, como se dijo inicialmente. Se halla en paradero desconocido.
El hallazgo de una licencia de conducir italiana a nombre de Matthew Chao (Adrian Hong Chang) en las inmediaciones de la embajada de Corea del Norte en Madrid, tras el asalto perpetrado en esa legaci¨®n diplom¨¢tica por ¨¦l y otros nueve hombres el pasado 22 de febrero, puso en contacto a las autoridades espa?olas con las italianas, que comenzaron a cruzar datos.
As¨ª fue como llegaron los agentes espa?oles a identificar al lugarteniente de Hong, el exmarine Christopher Ahn, que supuestamente se encontraban juntos con otra persona m¨¢s en Italia en las fechas previas a la desaparici¨®n del embajador norcoreano en Italia.
Fuentes de la investigaci¨®n sospechan que ¡°es posible que no se trate de una mera coincidencia¡± y que algo parecido a lo que ocurri¨® meses despu¨¦s en Espa?a hubiese ocurrido en la sede de Roma, aunque con un resultado distinto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.