Los menores que acabaron con las repatriaciones

Bilal estaba en el instituto, desayunando con sus amigos antes de empezar las clases, cuando cuatro polic¨ªas de paisano lo detuvieron al grito de ¡°?Para o saco la pistola!¡±. Lo metieron en un coche y se lo llevaron al aeropuerto de Madrid. Pocas horas despu¨¦s estaba de vuelta en T¨¢nger, la misma ciudad que lo vio partir un a?o y medio antes, en los bajos de un cami¨®n, rumbo a ¡°una vida mejor¡±. Era 2006 y Bilal El Meghraui ten¨ªa entonces 17 a?os.

Este adolescente de notas excelentes fue uno de los pocos chavales marroqu¨ªes a los que Espa?a ha conseguido repatriar desde que en 2003 se acordase con Rabat un memorando para la devoluci¨®n de menores no acompa?ados. El caso revel¨® hasta qu¨¦ punto la Administraci¨®n es capaz de hacer mal las cosas, despu¨¦s de que un juez, en una sentencia pionera, acabara ordenando traer al chico de vuelta tres a?os despu¨¦s.

A Bilal no le gusta recordar aquel episodio. ¡°Duele¡±, dice 13 a?os despu¨¦s. Entonces, la Delegaci¨®n del Gobierno en Madrid lo hab¨ªa devuelto a Marruecos velando, en teor¨ªa, por su propio inter¨¦s, pero nadie le pregunt¨® si quer¨ªa volver. Tampoco hab¨ªan contactado con su familia para que lo recibiera en casa, como exig¨ªa el reglamento de extranjer¨ªa. ¡°Me tiraron al suelo, contra una pared, me insultaron¡­ Los polic¨ªas no me explicaron nada¡±, recuerda.

De 2004 a 2017, Espa?a repatri¨® alrededor de 300 menores, entre los que hab¨ªa al menos 158 marroqu¨ªes, seg¨²n datos de la Fiscal¨ªa General del Estado, el ¨®rgano que vela por las garant¨ªas del proceso. M¨¢s de dos tercios de las devoluciones se ejecutaron entre 2004 y 2006, el mismo a?o en que se llevaron a Bilal. A partir de entonces, las Memorias del Ministerio P¨²blico recogen los lamentos de los fiscales al ver c¨®mo las repatriaciones se convierten en una figura ¡°ornamental¡±. Culpan a las autoridades consulares de los pa¨ªses de origen por su ¡°escasa colaboraci¨®n¡±, aunque la fiscal¨ªa reconoce ¡°graves deficiencias¡± en la tramitaci¨®n de los expedientes. Se empezaron a multiplicar las denuncias y las resoluciones judiciales a favor de los chavales. La jurisprudencia llev¨® a cambios legislativos que dieron m¨¢s garant¨ªas.

La medida, con la que se pretende reagrupar al ni?o con su familia o ingresarlo en el sistema de acogida de su pa¨ªs, es una bandera pol¨ªtica recurrente, sobre todo para los ni?os de Marruecos, pa¨ªs con el que hay un acuerdo para este fin desde 2012. L¨ªderes auton¨®micos, locales y nacionales, de derecha a izquierda, apuestan por resucitarlo. El ¨²ltimo en abrazar la idea ha sido el teniente de alcalde de Seguridad Barcelona, Albert Batlle, del PSC, que ni siquiera tiene competencias.

La reactivaci¨®n del acuerdo figura desde hace meses en la agenda del Ejecutivo. A finales de 2018, Interior y la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones intensificaron las negociaciones con Rabat para que acepte a sus menores.

Las ONG han dado la voz de alerta ante la intenci¨®n de reimpulsar las repatriaciones, temerosas de que se recuperen las malas pr¨¢cticas del pasado. ¡°No puedo negarme a repatriar a un ni?o que quiere volver con su familia. La clave es que si se abre un proceso tiene que ser con todas las garant¨ªas: el menor tiene derecho a ser o¨ªdo y a tener un abogado que defienda sus intereses¡±, sentencia Lourdes Reyz¨¢bal, de Fundaci¨®n Ra¨ªces. ¡°No puede existir una pol¨ªtica de repatriaci¨®n. Cada caso debe evaluarse y hay que priorizar la protecci¨®n y el inter¨¦s superior del menor¡±, advierte Sara Collantes, especialista en pol¨ªticas infancia y migraciones de UNICEF. ¡°Esa protecci¨®n no solo se refiere a la integridad f¨ªsica sino a las propias necesidades de alimentaci¨®n, sanitarias o educativas del ni?o¡±, completa.

Rabat, una vez m¨¢s, es clave para el Gobierno. Seg¨²n los datos oficiales, cerca del 70% de los m¨¢s de 12.000 menores inmigrantes que hay en Espa?a, son marroqu¨ªes. ¡°Las repatriaciones son una moneda de cambio en Marruecos y Espa?a, Alemania, Francia o Suecia. En las mesas de negociaci¨®n entre estos pa¨ªses, la repatriaci¨®n de estos ni?os es un ejercicio pol¨ªtico m¨¢s. No prima la protecci¨®n, prima el control migratorio y un discurso criminalizador¡±, observa la antrop¨®loga Mercedes Jim¨¦nez, dedicada a la defensa de los ni?os y adolescentes migrantes.

Despu¨¦s de meses evitando el asunto, Marruecos parece haberse prestado a colaborar, aunque los resultados son nulos. En abril, la Comunidad de Madrid y la Delegaci¨®n de Gobierno plantearon a los marroqu¨ªes la reagrupaci¨®n familiar o ¡°retorno voluntario¡± de 23 de sus ni?os. Se hicieron entrevistas en la sede de la Fiscal¨ªa a las que acudi¨® una delegaci¨®n marroqu¨ª, un educador, un fiscal y un int¨¦rprete, pero ning¨²n abogado para los menores. El objetivo de Interior era llevar la f¨®rmula a otras comunidades, pero meses despu¨¦s no se ha iniciado ning¨²n procedimiento de retorno.

Bilal esper¨® tres a?os hasta aquella sentencia que determin¨® que su repatriaci¨®n no fue legal y volvi¨® a Madrid en 2009. Continu¨® su curso de carpinter¨ªa y luego comenz¨® a estudiar cocina. Desde 2012, trabaja como cocinero en uno de los restaurantes de los hermanos Adri¨¤ gracias al proyecto Cocina Conciencia, de Fundaci¨®n Ra¨ªces. ¡°Yo lo paso mal recordando c¨®mo me trataron esos polic¨ªas y lo que me hicieron. Ahora tengo otra vida. Solo quiero ser un buen cocinero¡±, sentencia. ?l no ve la repatriaci¨®n como soluci¨®n. ¡°Va a dar igual. La gente lo va a intentar otra vez. No hay qui¨¦n pare eso¡±, reflexiona ahora el Bilal adulto. ?l mismo, cuando aterriz¨® en T¨¢nger, en lo ¨²nico que pensaba era en volver a subirse a los bajos de un cami¨®n y alcanzar de nuevo el puerto de Algeciras.