Personajes en busca de autor
La pol¨ªtica lleva dos d¨ªas en un corredor del que no se sabe si saldr¨¢ con vida, pero ya nunca saldr¨¢ del rid¨ªculo
Fue buena idea, y no estamos sobrados de ellas, que Pablo Iglesias hablase de En el corredor de la muerte nada m¨¢s salir de su reuni¨®n con el Rey. Desesperado por encontrarle utilidad, Iglesias ve en la figura del Rey alguien a quien contarle lo que sale en la tele. Es como do?a Adelaida, aquella se?ora que nos contaba lo que ¨ªbamos a ver en Cristal.
La serie En el corredor de la muerte es escalofriante y con ella Bamb¨² convierte otra vez un libro de Nacho Carretero en una producci¨®n a la altura. Fue buena idea sacarla a colaci¨®n porque en el corredor de la muerte los presos esperan, con poca esperanza, a que una llamada del gobernador los levante de la silla el¨¦ctrica. Salvando todas las distancias ¡ªaqu¨ª hay que recordar a aquel cura que dijo: ¡°Dios, sin ir m¨¢s lejos...¡±¡ª, la pol¨ªtica espa?ola con su presidente en funciones a la cabeza, Pedro S¨¢nchez, lleva dos d¨ªas en un corredor del que puede salir con vida, milagro mediante, pero ya no podr¨¢ salir nunca del rid¨ªculo.
Fue, por eso, buena idea que Ciudadanos, precisamente Ciudadanos, calificase de ¡°tomadura de pelo¡± la respuesta del PSOE a su propuesta de ¨²ltima hora, anunciada un lunes por la ma?ana, el d¨ªa que hist¨®ricamente los espa?oles juran no volver a hacer lo que han hecho hasta ahora. Nuestros l¨ªderes est¨¢n eligiendo las met¨¢foras adecuadas, pero a¨²n les falta punter¨ªa. Albert Rivera, que siempre ha emprendido el rumbo seg¨²n la direcci¨®n del viento sin importarle el destino, se ha quedado sin aire en las velas. Una ¡°soluci¨®n¡± no es ¡°de Estado¡± cuando se propone el d¨ªa antes de ver al Rey tras estar cinco meses ocupado en explicar a los espa?oles el organigrama de una banda liderada por S¨¢nchez; se trata, en cualquier caso, de una ¡°soluci¨®n de Ciudadanos¡±, algo que frene la sangr¨ªa interna y la externa que se intuye en las encuestas. Una forma de decir ¡°yo lo intent¨¦¡±, como el que pasa 15 minutos buscando la cartera y solo la encuentra cuando ya se est¨¢n llevando la cuenta.
A las horas en que se escribi¨® este art¨ªculo, los l¨ªderes pol¨ªticos segu¨ªan desfilando por La Zarzuela para ver al Rey, que puede convertirse en el primer monarca en renunciar al trono no por una mujer como el de Inglaterra, sino por cinco hombres. A esas horas, tambi¨¦n, nadie sabe lo que ocurrir¨¢ dentro de unos minutos. Para entender c¨®mo est¨¢ Espa?a y el calado de esta bancarrota de credibilidad basta se?alar que el m¨¢s serio de los l¨ªderes nacionales es Pablo Casado, quien solo ha necesitado dejarse barba en silencio.
El ¨²ltimo en despachar con Felipe VI para decirle qui¨¦n sabe qu¨¦ ¡ªquiz¨¢ criticar En el corredor de la muerte, ¡°el que vino antes sabe tanto de series como Scariolo de baloncesto¡±¡ª fue Pedro S¨¢nchez, el hombre a unas elecciones pegado. Ha enviado una carta a Rivera en la que lo ¨²nico que se entiende no se sabe lo que dice. Cuando los lectores no saben lo que pone en una frase manuscrita, la l¨®gica dice que es una receta. Es probable que S¨¢nchez le haya recetado afecto. La investidura est¨¢ tan cara que ya solo depende de aquello que se puede dar gratis: un poco de amor.
¡ªQuerido Albert.
¡ªHombre, esto es otra cosa: acepto.
Si se pudiese grabar solo una hora de lo que ocurri¨® en la estricta intimidad de los salones de palacio, estar¨ªa bien que esa hora no fuese ninguna de la compartida por el Rey y los principales l¨ªderes pol¨ªticos, sino del momento en que se va el ¨²ltimo, Pedro S¨¢nchez, y Felipe VI se queda solo tras escucharlos a todos. Ese momento en el que, acabados los reproches, las excusas y la propaganda de su enorme genio t¨¢ctico de ajedrecistas, el anfitri¨®n de la fiesta se queda solo esperando a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, para decirle qu¨¦ decisi¨®n ha tomado, la decisi¨®n del Rey. Ese momento en el que hace p¨²blico no tanto el anuncio de un monstruoso desacuerdo como el resultado de una autopsia que en cierto modo es la nuestra, pol¨ªtica y generacionalmente.
Porque desde el 28 de abril hasta hoy, cinco meses despu¨¦s, la prioridad de los partidos ha sido sacar el mayor r¨¦dito a su resultado a costa del Gobierno de Espa?a, reducido a un espantajo electoral. Han negociado con el tiempo, lo ¨²nico que no sobraba. Con un sentido de Estado tal que, el que acabe gobernando, ma?ana o dentro de seis meses, lo haga sobre un mont¨®n de ruina, y eso dando por seguro, que es mucho dar, si le interesa hacerlo.
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