¡°La desmesura de los alquileres en Valencia nos est¨¢ expulsando de nuestras casas¡±
Asociaciones de vecinos del casco antiguo valenciano se movilizan para evitar el desahucio de varias familias por la turistificaci¨®n
Nadie se quiere ir. Ninguna de las seis familias alquiladas del n¨²mero 2 de la calle Cajeros de Valencia quiere abandonar su casa cuando venzan sus contratos de alquiler. Pero una sociedad de inversi¨®n ha comprado este caser¨®n construido en 1889, situado en un enclave inmobiliariamente goloso, y saben, por los avisos que han recibido para no renovarles el alquiler, que tienen los d¨ªas contados. El edificio est¨¢ en uno de los mayores ejes tur¨ªsticos de la capital valenciana, a un tiro de piedra del modernista Mercat Central y de la Lonja, monumento declarado Patrimonio de la Humanidad. "La desmesura de los alquileres nos est¨¢ expulsando de nuestras casas, de nuestro barrio", denuncia Jes¨²s Arr¨²e sobre el efecto que tiene en la zona la proliferaci¨®n de pisos tur¨ªsticos.
En la finca viven seis familias ¡ªotros dos se marcharon cuando expiraron sus contratos¡ª, entre ellas Teresa Ram¨®n, viuda de 84 a?os, la ¨²nica inquilina de renta antigua ¡ªpaga 122 euros mensuales¡ª de todo el edificio, a la que, seg¨²n la ley, no pueden desahuciar. Vive rodeada de los recuerdos acumulados durante toda una vida: los cientos de llaveros coleccionados por su marido y sus platos y figuritas de barro y porcelana. "Aqu¨ª conozco a todo el mundo, son tantos a?os...Si me mandan a otro sitio, a saber donde tendr¨¦ que irme", dice ante la posibilidad de que la reubiquen. Sus 700 euros de pensi¨®n no dan de s¨ª para buscarse otro piso en la barriada en la que vive desde hace 60 a?os.?
Jes¨²s Arr¨²e, pintor de 46 a?os e inquilino desde hace 15 a?os de la finca de la calle Cajeros, comenz¨® a movilizarse en cuanto recibi¨® hace unos meses una carta inform¨¢ndole de que ten¨ªa que dejar el piso en el que vive con su marido. El contrato de arrendamiento que ten¨ªa era por cinco a?os y se renueva anualmente pero sabe que en cuanto caduque llegar¨¢ la orden de desahucio y va a pelear contra ello. Desde su estudio de pintura describe c¨®mo el proceso de turistificaci¨®n ha cambiado la fisonom¨ªa de las calles de su infancia. "Esto no parece ya un barrio sino un decorado. Muchos turistas por las calles, las tiendas de toda la vida cierran y ya no se ven a las se?oras con su carrito de la compra camino al mercado. Todo cambia muy deprisa", lamenta.
La asociaci¨®n Ve?nat en perill d'extinci¨® [Vecindario en peligro de extinci¨®n] se ha unido a la causa de estas familias. "A ninguna de las personas que actualmente viven en Cajeros 2 les quieren renovar el contrato, incluyendo una mujer de 84 a?os con una renta antigua y una familia monoparental en situaci¨®n econ¨®mica vulnerable", ha denunciado. Por ello, han anunciado movilizaciones para evitar los desahucios de esta comunidad.
Los vecinos han llamado a todas las puertas y, de momento, no han obtenido respuesta, subraya? el portavoz de la asociaci¨®n vecinal Andreu Gin¨¦s. "Estoy en una lista como solicitante de una vivienda p¨²blica en Valencia, soy el n¨²mero 70", describe Arr¨²a. Este artista ha pedido al Ayuntamiento de la capital una soluci¨®n pero no se la dan. "Acabaron diciendo que lo intentara a trav¨¦s de Asuntos Sociales pero yo no soy una familia en peligro de exclusi¨®n. Soy aut¨®nomo y pago dos alquileres, el de mi casa y el lugar donde trabajo. No puedo soportar los alquileres que se piden en el barrio; son muy altos", apunta el inquilino.
"Mi casa es mi hogar. El tema, aparte de econ¨®mico, es moral, el irme de aqu¨ª me supone, sentimentalmente hablando, una enfermedad", concluye Arr¨²e, que paga 390 euros por un piso de 110 metros, que actualiz¨® y reform¨® cuando se mud¨® a vivir porque estaba de origen. "Es muy triste que te arranquen a la fuerza del lugar donde has nacido, donde tengo a mis padres, mis vivencias", concluye.
El colectivo Entrebarrios lleva tiempo denunciando la expulsi¨®n del vecindario tradicional de m¨²ltiples barrios de la capital valenciana. La compra de edificios enteros por parte de grupos inversores y el desalojo de los inquilinos es una realidad cada vez m¨¢s frecuente. Adem¨¢s del barrio de Ciutat Vella [el casco hist¨®rico] se est¨¢n dando casos parecidos en otros distritos de la ciudad como Russafa o los Poblados Mar¨ªtimos, zonas efervescentes. Todos reclaman una regulaci¨®n estricta que detenga la especulaci¨®n inmobiliaria y garantice el acceso a la vivienda.
El alcalde de Val¨¨ncia, Joan Rib¨®, ha asegurado este martes que el edificio de la calle Cajeros, comprado por una sociedad de inversi¨®n "seguir¨¢ siendo residencial" y ha afirmado que "las viviendas de este edificio no se van a convertir en apartamentos tur¨ªsticos". La vicealcaldesa y responsable del ¨¢rea de Desarrollo y Regeneracion Urbana de Valencia, Sandra G¨®mez, ha recordado que la moratoria que entr¨® en vigor en febrero de 2018 impide que se abran nuevos apartamentos tur¨ªsticos en el distrito de Ciutat Vella y ha precisado que esta suspensi¨®n cautelar de licencias se aplica tambi¨¦n para uso hotelero. G¨®mez ha explicado que entre las solicitudes de licencia anteriores a la entrega en vigor de la suspensi¨®n no se encontraba la del edificio ubicado en la calle Cajeros.
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