Historia de un enga?o: los hechos probados de la sentencia del ¡®proc¨¦s¡¯

Fue una ¡°aventura¡±, una ¡°mera enso?aci¨®n¡±, un ¡°artificio enga?oso¡±. El proc¨¦s fue, seg¨²n el Tribunal Supremo, solo un trampantojo que logr¨® arrastrar a miles de ciudadanos. Un ¡°se?uelo¡± para multiplicar la presi¨®n sobre el Gobierno. La conclusi¨®n del tribunal es que, en realidad, los acusados no pretend¨ªan lograr la independencia ¡ªporque sab¨ªan que eso era una ¡°quimera¡±¡ª sino crear un clima de tensi¨®n m¨¢xima que forzara al Estado a una ¡°ulterior negociaci¨®n¡± sobre un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n en Catalu?a. Pese al ¡°despliegue ret¨®rico¡±, dice el Supremo, la ¡°inviabilidad¡± del objetivo fue siempre manifiesta.

Pero eso no significa que la farsa no implicara un delito. Implic¨® varios, y muy graves. ¡°Los acusados propiciaron un entramado jur¨ªdico paralelo al vigente, desplazando el ordenamiento constitucional y estatutario¡±; pulverizando, dice el fallo, el pacto constitucional.

Este es el relato del proc¨¦s que traza el Supremo, concretado en las 35 p¨¢ginas de hechos probados y salpicado por las casi 500 que conforman la sentencia:

Los antecedentes. Desobediencia desde la instituci¨®n

M¨¢s informaci¨®n

Las protestas independentistas colapsan el aeropuerto de Barcelona

Inmersi¨®n en la sentencia del ¡®proc¨¦s¡¯

El reparto de funciones del ¡°se?uelo¡±

El 30 de marzo de 2015, Converg¨¨ncia y ERC formalizan la ¡°hoja de ruta¡± del proc¨¦s: un ¡°concierto de actuaci¨®n ilegal¡± que implicaba no solo a las instituciones catalanas sino tambi¨¦n a las organizaciones independentistas: ANC, ?mnium y la Asociaci¨®n de Municipios por la Independencia. Ocho meses despu¨¦s, el 9 de noviembre, el Parlament aprueba la resoluci¨®n de ¡°inicio del proceso de creaci¨®n del Estado catal¨¢n independiente¡±, que instaba a la C¨¢mara y al Govern a desobedecer al resto de instituciones espa?olas, empezando por el Tribunal Constitucional.

Todo lo que vino despu¨¦s fue una desobediencia en cascada, con sucesivas resoluciones que desarrollaban aquella. Carme Forcadell, entonces presidenta del Parlament, ¡°desoy¨® las m¨²ltiples advertencias¡± del Tribunal Constitucional y ¡°abri¨® la posibilidad de que se incumplieran las normas constitucionales, estatutarias y legales, as¨ª como las resoluciones judiciales que pretend¨ªan restaurar la legalidad¡±. El 4 de julio de 2017 se present¨® en el Teatro Nacional de Catalu?a, ¡°como acontecimiento social y pol¨ªtico¡±, la Ley del Refer¨¦ndum. Jordi Turull, nombrado d¨ªas despu¨¦s consejero de Presidencia, ¡°incluy¨® en su intervenci¨®n una referencia a los mecanismos previstos para eludir las resoluciones y actuaciones de los diversos organismos del Estado¡±.

6, 7 y 8 de septiembre. El punto de no retorno

Los grupos separatistas, y la presidenta Forcadell, ignoraron las sentencias del Constitucional, las advertencias de los letrados del Parlament y las s¨²plicas de los grupos de oposici¨®n, ¡°lo que evidencia un prop¨®sito decisivo de sacar adelante el esqueleto normativo que formalmente amparara un proceso de inobservancia de las leyes¡±. ¡°Y as¨ª, en las maratonianas jornadas de los d¨ªas 6, 7 y 8 de septiembre [de 2017], con el destacado y apasionado impulso de quien ostentaba su presidencia¡±, subraya el Supremo, el Parlament aprob¨® la Ley del Refer¨¦ndum y la de Transitoriedad Jur¨ªdica y Fundacional de la Rep¨²blica. Ese pr¨®logo parlamentario ser¨ªa fundamental para lo que se producir¨ªa d¨ªas despu¨¦s en las calles de Catalu?a: ¡°De lo que se trataba era de crear una aparente cobertura jur¨ªdica que permitiera hacer creer a la ciudadan¨ªa que cuando depositara su voto estar¨ªa contribuyendo al acto fundacional de la Rep¨²blica independiente de Catalu?a¡±.

Momentos m¨¢s tensos en el pleno del Parlament durante el debate de la ley del refer¨¦ndum

Aquellas sesiones en la C¨¢mara aut¨®noma colocada fuera de la ley dieron lugar a ¡°la creaci¨®n de una legalidad paralela carente de validez¡± pero inspiradora para miles de personas dispuestas a apoyarse en ella a fin de empujar hacia la hipot¨¦tica secesi¨®n. ¡°Un proceso de creaci¨®n normativa que, pese a su m¨¢s que evidente insuficiencia jur¨ªdica, sirvi¨® de ilusoria referencia para una ciudadan¨ªa que iba a ser movilizada como instrumento de presi¨®n al Gobierno del Estado¡±.

20-S: el tumulto

No fue solo ¡ªaunque s¨ª principalmente¡ª la concentraci¨®n de 40.000 personas frente a la Consejer¨ªa de Econom¨ªa el 20 de septiembre para tratar de impedir el trabajo de la comitiva judicial. Fueron tambi¨¦n los miles de personas convocadas al d¨ªa siguiente ante al Tribunal Superior de Justicia; las concentraciones ¡°hostiles¡± a las puertas del cuartel de la Guardia Civil en Travessera de Gr¨¤cia, donde los detenidos estaban custodiados, y ante los cuarteles de Manresa, Canovelles, Vilanova o Ripoll; el momento en el que fue rodeado el cuartel de Sant Andreu de la Barca; los manifestantes que increpaban a los polic¨ªas alojados en hoteles¡­ El Supremo detalla los incidentes del 20 al 22 de septiembre como ejemplo de los tumultos que sustentan el delito de sedici¨®n y de la voluntad de los acusados de servirse de la movilizaci¨®n en la calle para presionar al Gobierno.

En la Consejer¨ªa de Econom¨ªa ¡°no se estableci¨® el per¨ªmetro de seguridad que la comisi¨®n judicial reclam¨®¡±; siete veh¨ªculos de las fuerzas de seguridad ¡°terminaron con importantes destrozos¡± y la letrada de la Administraci¨®n de justicia tuvo que salir a medianoche ¡°infiltr¨¢ndola entre los espectadores que abandonaban el teatro sito en el inmueble colindante, al que hubo que acceder desde la azotea de los edificios¡±. ¡°La hostilidad desplegada hizo inviable que los funcionarios dieran cumplimiento con normalidad a las ¨®rdenes del Juzgado¡±, ocasionando ¡°miedo real¡±. ¡°Estos actos fueron promovidos, dirigidos y queridos por los se?ores S¨¤nchez y Cuixart¡±, que mantuvieron la convocatoria hasta la medianoche, ¡°llamando entonces a la manifestaci¨®n permanente¡±. Acabaron subidos a los coches de la Guardia Civil, donde Cuixart proclam¨® que todos estaban ¡°alzados¡± para luchar por su libertad y que ¡°ni el Tribunal Constitucional, ni Rajoy, ni la Guardia Civil, ni nadie¡± lograr¨ªa impedirlo.

Y, junto a los Jordis, el Govern: Oriol Junqueras, que acudi¨® esa tarde a la sede de la consejer¨ªa y ¡°rehus¨® dirigirse a los concentrados para que desistieran de su actitud¡±; Dolors Bassa, consejera de Trabajo, que envi¨® un correo el 21 de septiembre para ¡°felicitar al personal de la consejer¨ªa por la reacci¨®n de indignaci¨®n mostrada con ocasi¨®n de los registros practicados en la sede el d¨ªa anterior¡±. El devenir de los acontecimientos, dice el Supremo, vendr¨ªa a demostrar que las palabras de Cuixart desde el techo del coche de la Guardia Civil ¡°no eran puras bravatas¡±, sino ¡°reflejo fiel de la voluntad, compartida por los coacusados¡±, de impedir la actuaci¨®n de la polic¨ªa ordenada por los jueces. ¡°Las actuaciones de los d¨ªas 20 de septiembre y 1 de octubre de 2017 estuvieron lejos de una pac¨ªfica y leg¨ªtima manifestaci¨®n de protesta¡±.

28 de septiembre. El escenario de la violencia

El 28 de septiembre de 2017, los m¨¢ximos responsables policiales de los Mossos se reunieron con el entonces president, Carles Puigdemont; su vicepresidente, Oriol Junqueras, y el consejero de Interior, Joaquim Forn. ¡°Dicha reuni¨®n ten¨ªa como finalidad poner de manifiesto el problema de seguridad ciudadana que podr¨ªa plantearse el 1 de octubre¡±. Los Mossos ¡°propusieron expresamente la suspensi¨®n de la votaci¨®n¡±, relata el Tribunal Supremo, haciendo suyo el testimonio de Josep Llu¨ªs Trapero durante el juicio. Pese a ese aviso, ¡°se les transmiti¨® la decisi¨®n de seguir adelante con el refer¨¦ndum¡±. Trapero les advirti¨® entonces ¡°de la posible concurrencia a la votaci¨®n de dos millones de personas, con el riesgo subsiguiente de graves incidentes entre agentes policiales y ciudadanos¡±. ¡°Al finalizar la reuni¨®n, el procesado rebelde, entonces presidente de la Generalitat, manifest¨® a todos los presentes que si el d¨ªa 1 de octubre se desataba la violencia declarar¨ªa la independencia¡±. Despu¨¦s vendr¨ªan, dice el tribunal, la ¡°desleal actuaci¨®n¡± de Forn y la ¡°inhibici¨®n¡± de Polic¨ªa y Guardia Civil al confiar en que el 1-O actuar¨ªan los Mossos, algo que no hicieron.

1 de octubre. El desaf¨ªo al Estado

Los d¨ªas anteriores al refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre ¡°fue aliment¨¢ndose una atm¨®sfera de hostilidad frente a las actuaciones judiciales y frente a la autoridad de los poderes p¨²blicos del Estado¡±. ¡°Sus decisiones fueron presentadas como inadmisibles actos de agravio a una poblaci¨®n y se revelar¨ªan como el perfecto caldo de cultivo para la movilizaci¨®n genuinamente sediciosa del 1 de octubre. El clima que propici¨® esos hechos hab¨ªa ido cre¨¢ndose deliberadamente las semanas anteriores¡±, subraya el tribunal. Las convocatorias a las sucesivas protestas y concentraciones ¡°ped¨ªan a los catalanes que se movilizaran¡±. ¡°Se les animaba diciendo que no podr¨ªan con todos ellos, que las fuerzas del orden se hab¨ªan equivocado y que hab¨ªan declarado la guerra a los que quer¨ªan votar¡±.

As¨ª se lleg¨® al 1-O. Con proclamas de los acusados ¡°animando a la participaci¨®n activa en el refer¨¦ndum declarado ilegal¡±. Junqueras se dirigi¨® a los estudiantes dici¨¦ndoles que eran ¡°imprescindibles para implementar la rep¨²blica¡±; Forcadell declar¨® que los Mossos ¡°no aceptaban el control del Estado¡±; Forn afirm¨®: ¡°Ante el discurso del miedo del Gobierno espa?ol, nosotros decimos: ¡®votaremos el 1-O¡±; Rull se vanaglori¨® de haber ¡°impedido atracar a un buque para alojar a miembros de la polic¨ªa¡±; Turull comunic¨®: ¡°El 1-O est¨¢ en manos de la gente¡±; Dolors Bassa retir¨® a los funcionarios la competencia sobre los centros de votaci¨®n, asegur¨¢ndose su disponibilidad. A primera hora del 1-O, Jordi Cuixart tuite¨®: ¡°Mantengamos la calma. Todos culos en tierra. No pasar¨¢n. Todo el mundo que pueda en el IES Balmes de Barcelona¡±.

Despu¨¦s, el desastre para el Estado. Los colegios fueron ocupados desde la v¨ªspera por miles de ciudadanos para impedir la entrada de la polic¨ªa. Las urnas aparecieron de la nada. ¡°Los Mossos no interfirieron la emisi¨®n de votos, m¨¢s all¨¢ de alguna actuaci¨®n aparente y en un m¨ªnimo n¨²mero de centros. En algunos casos, llegaron incluso a recoger, hacerse cargo y trasladar material electoral, que les era entregado por los ciudadanos¡±. Y, ¡°ante la actitud t¨¢cticamente predispuesta de quienes se apostaron a las entradas de los centros, los agentes de Polic¨ªa Nacional y Guardia Civil se vieron obligados al uso de la fuerza legalmente prevista¡±.

¡°Y esto lo sab¨ªan los procesados cuando activaron el proceso transicional, de pretendida eficacia constituyente, para la construcci¨®n de la nueva rep¨²blica catalana¡±, reza la sentencia. ¡°Eran conocedores de que no se trataba del ejercicio de un derecho, en los t¨¦rminos democr¨¢ticos que habr¨ªa exigido su legitimidad, sino de una pretensi¨®n pol¨ªtica enmascarada en argumentos pseudojur¨ªdicos¡±. ¡°El ciudadano que el d¨ªa 1 de octubre acudi¨® a los centros electorales [...] desconoc¨ªa, porque le hab¨ªa sido silenciado, que una aspiraci¨®n pol¨ªtica no se convierte en realidad por m¨¢s que el cambio se escenifique mediante la introducci¨®n de un voto en una urna. Ese ciudadano no fue informado de que la democracia referendaria, cuando se utiliza para fines contrarios al pacto constitucional, pierde las virtudes que son propias de toda manifestaci¨®n de democracia directa¡±.

10 y 27 de octubre. El choque

Hubo una declaraci¨®n de independencia ¡ª¡°simb¨®lica e ineficaz¡±, remarca el Supremo¡ª, y se hizo en dos pasos: el primero, el 10 de octubre, cuando Puigdemont proclam¨® ante el Parlament que asum¨ªa ¡°el mandato del pueblo de que Catalu?a se convierta en un Estado independiente en forma de rep¨²blica¡± y a continuaci¨®n, tras un largo aplauso de los suyos, suspendi¨® ¡°los efectos de la declaraci¨®n de independencia¡± para dialogar con el Gobierno; la c¨¦lebre declaraci¨®n de independencia que no lleg¨® al minuto de vida, pero que fue firmada solemnemente por los miembros del Govern y los diputados de los grupos separatistas en una sala anexa. El segundo paso, el 27 de octubre, cuando la C¨¢mara, con la ausencia de la oposici¨®n, aprob¨® la declaraci¨®n de independencia y la Generalitat fue inmediatamente intervenida por el Gobierno en aplicaci¨®n del art¨ªculo 155. Ah¨ª termin¨® el proc¨¦s; o al menos la parte del proc¨¦s que acab¨® ante el Tribunal Supremo.