Catalu?a moviliza el voto ?a favor de...?

El yo no voto de muchos ciudadanos tras la convocatoria electoral de unos comicios solo ocho meses despu¨¦s de los anteriores no ha desaparecido, pero ha dado paso a la duda. La reacci¨®n pol¨ªtica, social, junto a los disturbios en la calle, por la sentencia de condena de pol¨ªticos independentistas catalanes trasciende con mucho a esa comunidad aut¨®noma y ha puesto a Catalu?a como centro de la campa?a para las elecciones del 10 de noviembre. Porque campa?a hay, todos los d¨ªas.

La efervescencia pol¨ªtica ha vuelto y tras el des¨¢nimo han llegado la pasi¨®n y la discusi¨®n sobre lo m¨¢s llamativo: los des¨®rdenes, y la respuesta del Estado.

Todas las miradas se fijan en La Moncloa, donde la preocupaci¨®n se ha instalado ante la imposibilidad de prever la evoluci¨®n de los acontecimientos. Pero no solo por la violencia en las calles ¡ªel Gobierno la distingue de la actitud pac¨ªfica de la mayor¨ªa de los catalanes, aunque la normalidad no hay por qu¨¦ resaltarla¡ª sino por la actitud de los autodenominados partidos constitucionalistas: PP y Ciudadanos.

La continuidad de la crisis catalana y la respuesta a la sentencia han abierto la puerta a que la intenci¨®n de voto cambie de un partido a otro, adem¨¢s de hacer que los abstencionistas se replanteen su inhibici¨®n. En las c¨²pulas de los partidos as¨ª lo creen y quienes recib¨ªan malas estimaciones de los estudios demosc¨®picos ven la oportunidad de remontar. Para ello necesitan alejarse del Gobierno en funciones.

Alejarse de Pedro S¨¢nchez y criticarlo por no utilizar la suficiente energ¨ªa y los instrumentos necesarios para que no haya algaradas. Lo acusan de dejaci¨®n de funciones, como repiten Albert Rivera y Pablo Casado; se sit¨²an al lado de las fuerzas de seguridad del Estado que, desde su perspectiva, tampoco num¨¦ricamente tienen la dotaci¨®n adecuada. No, no hay acuerdo ni lo habr¨¢, reconocen en las direcciones de sus partidos.

Las condiciones que ponen para estar al lado del Gobierno, de momento, son imposibles. El PSC no va a romper sus pactos en poblaciones de Catalu?a con partidos independentistas y el Gobierno no ve ninguna raz¨®n t¨¦cnica para aplicar la Ley de Seguridad del Estado, ni para activar el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n. Pero tampoco puede parecer d¨¦bil ni connivente con el independentismo.

En ese dif¨ªcil equilibrio, el Gobierno no cabe de satisfacci¨®n ante la coordinaci¨®n de los Mossos con la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil y se zafa como puede de justificar por qu¨¦ no atiende las llamadas del presidente de la Generalitat. A La Moncloa, la espera para introducir otros temas se les hace eterna. Quedan 20 d¨ªas para las elecciones en los que Pedro S¨¢nchez a¨²n cree que podr¨¢ convencer de que su opci¨®n es la que ofrece m¨¢s garant¨ªas ante la crisis territorial. El independentismo no se lo va a poner f¨¢cil y su divisi¨®n no ser¨¢ aprovechada por los constitucionalistas, afanados en conseguir el voto del de al lado.