Intrahistoria de la exhumaci¨®n de Franco: tensi¨®n y desconfianza en la bas¨ªlica y en Mingorrubio
Francis Franco asegura que la Guardia Civil le requis¨® el m¨®vil para guardarlo en un malet¨ªn
La familia Franco vivi¨® este jueves un d¨ªa de ¡°enorme tristeza¡±, como lo defini¨® casi antes de que comenzase la jornada hist¨®rica de la exhumaci¨®n, al salir de su casa en Madrid, Francis Franco, el nieto var¨®n mayor del dictador y XI marqu¨¦s de Villaverde. Luego todo se fue complicando. Los 22 nietos y bisnietos de Franco no quisieron pasar inadvertidos en ning¨²n momento y protagonizaron diversos incidentes, pero los que m¨¢s les marcaron por su dureza fueron dos, uno en el interior de la bas¨ªlica del Valle y otro dentro del pante¨®n de Mingorrubio. En la carpa que proteg¨ªa la anterior tumba de Franco, en Cuelgamuros, alguno de los familiares presentes rompi¨® a llorar al escuchar el estruendo de las mazas y las radiales con las que los operarios levantaron la l¨¢pida de m¨¢rmol y varias adyacentes para poder sacar el ata¨²d de la tumba. Cost¨® mucho y se contabilizaron significativos destrozos, seg¨²n fuentes de la familia y del Gobierno. El otro instante de gran tirantez fue cuando, ya en Mingorrubio, antes de oficiarse la misa final, un polic¨ªa intent¨® registrar a Francis Franco para requisarle el m¨®vil y evitar que grabase la escena, seg¨²n las mismas fuentes. Hubo empujones y un conato de rebeli¨®n de los familiares.
Los Franco ten¨ªan preparadas varias acciones para convertir, en lo posible, el acto de la exhumaci¨®n, minuciosamente calculado por el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, en alg¨²n tipo de homenaje a su abuelo. Su obsesi¨®n era que fuese una exhumaci¨®n ¡°digna¡±, y el objetivo de jornada para la familia era evitar que calase la idea de que los restos de Franco sal¨ªan del Valle de los Ca¨ªdos y llegaban a Mingorrubio ¡°solos¡±, sin que ¡°nadie¡± los acompa?ase o arropase. Acudieron todos.
Los 22 nietos y bisnietos se repartieron en dos furgonetas facilitadas por el Gobierno, que salieron de dos domicilios familiares de Madrid. En una gasolinera, a mitad de camino de El Escorial, se pararon, se juntaron para confraternizar y se hicieron algunas fotos y v¨ªdeos.
Al llegar a la bas¨ªlica, les sali¨® a recibir el prior, Santiago Cantera, que ha sido su apoyo m¨¢s entregado en estos 15 meses de larga disputa con el Gobierno. Francis Franco hab¨ªa recogido del portal de su casa la bandera preconstitucional con el ¨¢guila de san Juan con la que Franco fue enterrado en 1975, entonces con todos los honores pol¨ªticos y militares, y plegada la port¨® debajo del brazo. Incluso hasta el interior de la bas¨ªlica, pese a la prohibici¨®n que hab¨ªa marcado el Ejecutivo. Sobre el f¨¦retro los familiares hab¨ªan situado el pend¨®n con el escudo de armas de los Franco y la cruz laureada de san Fernando, as¨ª como una corona de laurel con crespones con los colores de la bandera de Espa?a. Los nietos, bisnietos y hasta el albacea de la familia, el abogado Luis Felipe Utrera-Molina, llevaban prendidos pines de lo que llaman la Casa de Franco y ramos de rosas rojas y amarillas.
Francis Franco no se desprendi¨® en ning¨²n momento de un peque?o malet¨ªn y de una libreta. En la cartera iba resguardado su m¨®vil personal, que la Guardia Civil le devolvi¨® pero con un candado. En el cuaderno apuntaba notas, horas, datos y nombres, para recordar y escribir futuras memorias o para ahormar alg¨²n nuevo recurso judicial, seg¨²n explican fuentes pr¨®ximas. A los dem¨¢s familiares les requisaron los m¨®viles y los encapsularon en bolsas de pl¨¢stico.
El control sobre los tel¨¦fonos se relaj¨® ya para la reinhumaci¨®n en el pante¨®n de Mingorrubio. A Francis le restituyeron el suyo, pero la polic¨ªa detect¨® una se?al met¨¢lica donde estaba sentado dentro de la cripta y sospech¨® que pod¨ªa tener un bol¨ªgrafo con c¨¢mara. Un agente avis¨® a los representantes del Gobierno e intent¨® registrar al nieto mayor de Franco, que se neg¨® airadamente: ¡°?Hasta aqu¨ª hemos llegado!¡±. Los Franco sostienen que se plantearon incluso abandonar la cripta. La polic¨ªa ya hab¨ªa controlado a la entrada de esa sala a una de las bisnietas cuando hac¨ªa unas fotos con su m¨®vil. Se lo confiscaron y le borraron las instant¨¢neas, seg¨²n las citadas fuentes. Fue ah¨ª cuando se produjeron algunos empujones y rifirrafes, sobre todo de Francis con un agente, al que espet¨®: ¡°Usted no manda aqu¨ª, el que manda es ese se?or¡±. Y se?al¨® al secretario general de la Presidencia del Gobierno, F¨¦lix Bola?os, con el que tanto ¨¦l como su letrado han mantenido en estas ¨²ltimas semanas buenas relaciones. Bola?os se acerc¨® y apacigu¨® los ¨¢nimos, eso s¨ª, recordando la prohibici¨®n de hacer fotos.
El abogado de los Franco, precisamente para evitar esas posibles tensiones, hab¨ªa propuesto al Gobierno que los familiares y la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, ni se saludaran durante los distintos momentos de la exhumaci¨®n. Ese compromiso se cumpli¨® casi totalmente. Tampoco hubo conversaciones ni di¨¢logos, ni en la iglesia, ni en la explanada exterior del Valle ni en el trayecto en el helic¨®ptero, donde Francis comparti¨® asiento con la ministra, aunque con el f¨¦retro y Bola?os de por medio, seg¨²n fuentes del Gobierno.
La maldici¨®n de una nieta contra el Ejecutivo
Los dos bandos en esta batalla de la exhumaci¨®n de Franco coinciden al relatar que el momento m¨¢s cr¨ªtico fue cuando el funerario profesional, Humberto Sep¨²lveda, us¨® mazas y radiales, con gran estr¨¦pito, para levantar la l¨¢pida, baj¨® a la tumba y comprob¨® el p¨¦simo estado del ata¨²d. Mir¨® para arriba e inform¨®, seg¨²n fuentes de los asistentes: ¡°Esto no se puede subir¡±. El fondo del f¨¦retro estaba abombado, h¨²medo, con los laterales desvencijados. Sep¨²lveda no abri¨® la tapa, pero advirti¨® de que si se mov¨ªa as¨ª se pod¨ªa despedazar. Fue ah¨ª cuando Mar¨ªa del Mar Mart¨ªnez-Bordiu (Merry), que estaba sentada en el suelo tomando notas y a la que se ofreci¨® una silla, se acerc¨® nerviosa y ley¨® a la ministra un art¨ªculo del Reglamento Mortuorio. Y le lanz¨® una invectiva, seg¨²n las mismas fuentes: ¡°?Que la maldici¨®n de desenterrar a un muerto caiga sobre vosotros!¡±. Al funerario se le ocurri¨® fijar el f¨¦retro sobre una tabla y atarlo con unas cinchas rojas. Se envolvi¨® en una funda para darle otra apariencia. Y as¨ª sali¨®.
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