Espa?a levanta la losa de Franco
La democracia separa al verdugo de sus v¨ªctimas 44 a?os despu¨¦s. La familia del dictador ha provocado varios momentos de tensi¨®n en la bas¨ªlica
La democracia espa?ola ha derribado su ¨²ltimo tab¨². El Valle de los Ca¨ªdos, el gran s¨ªmbolo de la dictadura, ya no es de Franco. 44 a?os despu¨¦s, los tres poderes ¡ªejecutivo, legislativo y judicial¡ª se animaron a mover lo que parec¨ªa intocable: los restos del dictador, que ya no tendr¨¢ una tumba de Estado, un caso ¨²nico en Europa. La operaci¨®n fue menos sobria de lo que el Gobierno hab¨ªa previsto, porque la familia complic¨® las cosas hasta el final. Hubo momentos de tensi¨®n cuando Francis Franco, el mayor de los nietos, se resisti¨® a renunciar a la bandera preconstitucional con la que pretend¨ªa cubrir el f¨¦retro. Las autoridades se la quitaron. La exhumaci¨®n ¡°pone fin a una afrenta moral¡±, proclam¨® el presidente Pedro S¨¢nchez, gran impulsor de esa decisi¨®n.
T¨¦cnicamente era algo sencillo, una exhumaci¨®n y reinhumaci¨®n que se resolvi¨® en menos de tres horas. Pero pol¨ªticamente fue una de las operaciones m¨¢s complejas de los ¨²ltimos a?os. Tanto que cost¨® 16 meses, una larga batalla jur¨ªdica y episodios de una enorme tensi¨®n pol¨ªtica. Incluso en el d¨ªa final, mientras miles de ciudadanos mostraban en las redes sociales y en todo tipo de foros su satisfacci¨®n por el cierre de una deuda de la democracia espa?ola, hubo tensiones, momentos berlanguianos ¡ªcomo la aparici¨®n entre v¨ªtores del golpista Antonio Tejero mientras su hijo sacerdote oficiaba la ceremonia del entierro¡ª y cr¨ªticas porque para algunos partidos, como el PNV, la exhumaci¨®n se convirti¨® ¡°en una fiesta de exaltaci¨®n franquista y en una nueva humillaci¨®n¡± para sus v¨ªctimas. Otros grupos como ERC pidieron la comparecencia de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por ese asunto. Pr¨¢cticamente todos, salvo el PSOE, expresaron sus cr¨ªticas por distintos motivos: Pablo Casado, del PP, lleg¨® a decir que el Gobierno hab¨ªa procedido a la exhumaci¨®n este jueves para tapar los datos del paro; tambi¨¦n Podemos y Cs calificaron la operaci¨®n de electoralista.
Por el contrario, S¨¢nchez, el primer presidente del Gobierno que no tiene edad para recordar el entierro de Franco ¡ªten¨ªa apenas tres a?os¡ª mostr¨® su euforia por haber cumplido su promesa y haber logrado algo que no pudieron hacer ni Felipe Gonz¨¢lez ni Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en sus 22 a?os de Gobierno. ¡°Nuestra democracia se prestigia a los ojos del mundo. Se pone fin a una afrenta moral. El homenaje al dictador era un agravio a nuestra democracia. Ponerle fin era un deber para las generaciones que no crecimos bajo el trauma de la Guerra Civil y el franquismo¡±, proclam¨® desde La Moncloa.
La operaci¨®n t¨¦cnica ¡ªhacer los agujeros en el suelo, colocar un gato hidr¨¢ulico, unos rodillos, deslizar la l¨¢pida e izar el f¨¦retro¡ª fue limpia. El f¨¦retro fue trasladado seg¨²n lo previsto en helic¨®ptero en un d¨ªa que amaneci¨® claro. Todo iba sobre ruedas. Pero el componente humano enrareci¨® una jornada con tintes hist¨®ricos, a pesar de que el Gobierno reiter¨® que quer¨ªa que transcurriera ¡°con sobriedad¡±. Hubo gritos: los ¡°?viva Franco!¡± que lanzaron los nietos en el Valle de los Ca¨ªdos, algo prohibido desde 2007 como cualquier ¡°acto de exaltaci¨®n de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo¡±.
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Tensi¨®n entre la familia y las autoridades
Y hubo, entre la familia del dictador y las autoridades, mucha tensi¨®n, m¨¢s o menos contenida en el Valle de los Ca¨ªdos y totalmente liberada en Mingorrubio-El Pardo, donde, rodeados ya de franquistas y banderas preconstitucionales, los nietos de Franco difundieron un comunicado en el que acusaban al Gobierno de ¡°profanaci¨®n¡± y de organizar un ¡°imp¨²dico circo medi¨¢tico para buscar r¨¦dito electoral¡±. El pulso entre ambas partes hab¨ªa durado casi a?o y medio, hasta que el Tribunal Supremo fall¨® a favor del Ejecutivo y aval¨® la exhumaci¨®n.
La familia Franco se resisti¨® hasta el final, con recursos en cadena ante el Supremo, el Constitucional y Estrasburgo ¡ªtodos ellos rechazados¡ª y tambi¨¦n este jueves, cuando ignoraron la prohibici¨®n de llevar al Valle de los Ca¨ªdos banderas franquistas. Lo hizo Francis Franco nieto del dictador, que desafi¨® al Gobierno hasta la entrada de la bas¨ªlica, cuando le obligaron a dejar fuera la tela que cubri¨® el f¨¦retro el d¨ªa de su entierro, el 23 de noviembre de 1975, y con la que 44 a?os despu¨¦s, en democracia, pretend¨ªa hacer lo mismo.
Se resisti¨® tambi¨¦n la familia cuando, al izar el f¨¦retro, los especialistas comprobaron algunos desperfectos en la madera y los nietos se negaron a que fuera trasladado al nuevo ata¨²d dispuesto. Los t¨¦cnicos incluso temieron que se rompiera, y tuvieron que reforzarlo sobre la marcha con unas tablas. En ese caso, el Gobierno cedi¨®. Como hab¨ªa cedido antes, al aceptar que el prior del Valle, Santiago Cantera, oficiara un breve responso tras haber amenazado por carta a la vicepresidenta Carmen Calvo con prohibirles la entrada. Y cedi¨® una tercera vez al pagar de su bolsillo ¡ªes decir, del de todos los espa?oles¡ª los 39.800 euros que cost¨® adecuar el pante¨®n de Mingorrubio, en El Pardo. El mantenimiento de la nueva tumba del dictador sigue corriendo a cargo del Estado, aunque ya no ser¨¢ de acceso al p¨²blico, ni se trata de un monumento, ni obliga a miles de v¨ªctimas a compartir espacio eternamente con su verdugo.
Sin c¨¢maras ni grabadoras
A la exhumaci¨®n asistieron una veintena de familiares del dictador (nietos, c¨®nyuges y bisnietos); entre ellos, Carmen Mart¨ªnez-Bordi¨², cuyo t¨ªtulo de condesa de Franco fue publicado en el BOE en julio del a?o pasado con la firma del exministro de Justicia, Rafael Catal¨¢. Solo dos de los nietos, Crist¨®bal y Merry Mart¨ªnez-Bordi¨², accedieron a la carpa que cubr¨ªa la tumba para impedir la toma de im¨¢genes. Junto a ellos estuvieron la ministra de Justicia, Dolores Delgado, como notaria mayor del reino; el secretario general de presidencia, F¨¦lix Bola?os, y el subsecretario de vicepresidencia, Antonio Hidalgo, adem¨¢s del forense y los empleados de la funeraria. Todos ellos tuvieron que pasar por un esc¨¢ner para comprobar que no llevaban consigo ning¨²n dispositivo de grabaci¨®n de audio o toma de fotograf¨ªas.
Ocho familiares transportaron a hombros el ata¨²d hasta la explanada donde esperaba el coche f¨²nebre para llevar el f¨¦retro hasta el helic¨®ptero. La familia lo cubri¨® con el pend¨®n de los Franco y adorn¨® el f¨¦retro una corona de flores con los colores de la bandera espa?ola en los que se le¨ªa: ¡°Tu familia¡±. En el helic¨®ptero, acompa?ando los restos del dictador hasta el cementerio de Mingorrubio, viajaron la ministra de Justicia y Francis Franco. No intercambiaron una sola palabra en los 15 minutos de trayecto.
En Mingorrubio lleg¨® el momento de los nost¨¢lgicos. Unos 250 franquistas lanzaban c¨¢nticos y rezaban por el dictador mientras el golpista Tejero se convert¨ªa en el gran protagonista para fest¨ªn de las televisiones, que transmit¨ªan en directo sus bravuconadas. La polic¨ªa lleg¨® incluso a encerrar brevemente a los familiares en la cripta porque sospechaba que Francis Franco hab¨ªa grabado la ceremonia final con la bandera franquista, algo que hab¨ªan pactado no hacer. Pero toda esa polvareda palidece ante las dimensiones de la decisi¨®n hist¨®rica con la que Espa?a levant¨® definitivamente la ¨²ltima gran losa del franquismo.
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