Pueblos en coma que se resisten a morir
La llamada Espa?a vac¨ªa desde?a el paternalismo urbano y busca sus propias soluciones para no desaparecer
La vida de los pueblos de la Espa?a despoblada es una historia de abuelos y ni?os. Los primeros, porque son mayor¨ªa; los segundos, porque se buscan y se cuentan como si fueran un tesoro. ¡°Aqu¨ª hay uno solo¡±, dice un vecino de Torreadrada, en Segovia. ¡°Tenemos 16¡±, cuenta con orgullo el alcalde de Garciotum, en Toledo. En estos lugares a orillas de carreteras secundarias, en los que al llegar siempre parece que no hay un alma, no existe m¨¢s futuro que el presente, marcado por la lucha diaria para no dar un paso atr¨¢s. Para no bajar del cupo m¨ªnimo de alumnos que permite que el colegio vuelva a abrir este curso, para que el autob¨²s del banco siga yendo una vez al mes a convertir en billetes la pensi¨®n, para que el farmac¨¦utico, vac¨ªo de clientes, no cierre la puerta por ¨²ltima vez.
Unas 100.000 personas de 700 municipios no tienen ni hospital ni escuela infantil ni cajero ni gasolinera en m¨¢s de 10 kil¨®metros a la redonda, seg¨²n c¨¢lculos de este peri¨®dico. Un dato que incide en el dibujo de una Espa?a de primera y otra de segunda.
El mundo rural se revuelve ante la mirada paternalista que le llega de las ciudades. Y son los alcaldes los que ponen voluntad para frenar una sangr¨ªa poblacional que no tapan los ep¨ªgrafes vac¨ªos, como la Espa?a a la que se dirigen, de los programas de los partidos que prometen llenar de vida los pueblos en ¨¦poca electoral. Mantener y mejorar los servicios que se ofrecen, mirando m¨¢s all¨¢ de su viabilidad econ¨®mica, es por ahora el ¨²ltimo salvavidas de una Espa?a que se siente marginada.
Una mirada al mapa de servicios elaborado por EL PA?S muestra estas zonas vac¨ªas de servicios en las que, por ejemplo, para Mar¨ªa Guijarro, de 93 a?os, estar a 18 kil¨®metros de un cajero supone vivir sin efectivo hasta el d¨ªa del mes que aparece el bus de Bankia para ¡°sacar las perras e ir haciendo la comiducha¡±. Para elaborar el mapa se ha recurrido a una docena de fuentes distintas con la que crear una base de datos hasta ahora in¨¦dita. Se han reunido fuentes privadas, como Google Maps, y p¨²blicas (ministerios y consejer¨ªas), pero es inevitable que falten algunas infraestructuras, de modo que el c¨¢lculo es una estimaci¨®n sin car¨¢cter oficial.
Estar a una hora de Madrid, que para unos significa mucho, para muchos no significa nada. Los 210 vecinos de Garciotum se encuentran a esa distancia de la capital y de sus 246 colegios p¨²blicos de primaria. Pero eso no es m¨¢s que un dato. Ellos solo ten¨ªan una escuela y en 2012 se la cerraron. En los siguientes tres a?os tuvieron que decir adi¨®s a cinco familias j¨®venes. El pueblo entr¨® en coma hasta que en 2015 la justicia declar¨® nulo el cierre decretado por el Gobierno de Mar¨ªa Dolores de Cospedal (PP) y el centro volvi¨® a abrir sus puertas. Desde entonces se han censado 28 nuevos vecinos, 10 de ellos menores.
Un colegio para 14 ni?os
Son 14, pero hacen ruido como 50. A la hora del recreo, las voces de los alumnos de la escuela Santa Mar¨ªa Magdalena de Garciotum se escuchan desde el mes¨®n al consultorio. La historia de este colegio es la historia de su alcalde, David Palomares (PSOE), que, cansado de decir adi¨®s a sus vecinos m¨¢s j¨®venes, llev¨® al Tribunal Superior de Justicia el cierre del centro cuando ten¨ªa 10 ni?os. ¡°El colegio es b¨¢sico para que el pueblo no se muera¡±, dice, desde el patio escolar. La justicia le dio la raz¨®n en 2015, pero el da?o estaba hecho. Ese septiembre solo cinco ni?os empezaron las clases.
Palomares lanz¨® entonces su primera oferta para atraer familias: vivienda y gastos escolares gratuitos. ¡°Una loter¨ªa¡±, reconoce. Desde Tarragona lleg¨® una familia con cinco ni?os. Otras vinieron de Le¨®n, Talavera o Toledo. La intenci¨®n es alcanzar los 20 alumnos el pr¨®ximo curso. Los ni?os se reparten en dos clases, una de infantil (de tres a cinco a?os) y otra de primaria (de seis a 11 a?os).
Con dos profesores interinos, un director compartido, una orientadora tambi¨¦n compartida y 14 alumnos la pregunta que sobra es si el colegio es rentable. Incluso para el propio Ayuntamiento, que paga los libros y cuadernos. ¡°Hay quien lo ve como un gasto, pero nosotros entendemos que es una inversi¨®n¡±, dice Palomares. El Ayuntamiento dedicar¨¢ 16.000 euros este a?o escolar en el material de los ni?os. ¡°Casi se gasta m¨¢s en las fiestas¡±, admite.
Los beneficios desde 2015 ya se notan. El colegio ha hecho crecer la poblaci¨®n y la mayor¨ªa de las mujeres de las nuevas familias se han empleado en el servicio municipal de ayuda a domicilio para personas mayores. ¡°Si no hubieran venido, algunos se habr¨ªan ido a vivir a Madrid con los hijos o a una residencia¡±, explica el regidor, que lleva 13 a?os al frente de la Alcald¨ªa y que en las ¨²ltimas elecciones municipales sac¨® 118 de los 158 votos emitidos.
Cada curso que comienza, los pueblos con escuelas rurales echan cuentas. Palomares est¨¢ tranquilo, hay dos ni?os de dos a?os, nacidos en el municipio, que el a?o que viene ser¨¢n alumnos. El colegio se ha convertido en el motor de Garciotum. Pero las familias que se fueron con su cierre nunca volvieron.
Banco sobre ruedas
Que no le vayan a hablar a Mar¨ªa Guijarro de la app del m¨®vil ni de la tarjeta. A sus 93 a?os solo le faltaba eso a ella. Con la cartilla en la mano, a las 11.40 espera como un clavo su cita mensual con el bus de Bankia, que atiende a los vecinos del pueblo 40 minutos una vez al mes. ¡°Venimos a que nos d¨¦ las perras el se?or y listo¡±, dice en el centro de Torreadrada (Segovia), con 35 personas viviendo all¨ª todo el a?o.
Casi la mitad de los 8.131 municipios de Espa?a no tiene cajero. Las oficinas m¨®viles de algunos bancos tratan de paliar esta carencia, que complica la vida en los pueblos, sobre todo para las personas mayores que no disponen de veh¨ªculo. El bus que atiende Rodolfo Mart¨ªn hace 7.000 kil¨®metros al mes y este jueves, adem¨¢s de dar pensiones, tiene un encargo especial: ingresar en la cuenta del ¨²nico ni?o del pueblo, Deniz ?ngel, de ocho a?os, los 77 euros que ha ido rascando en monedas de aqu¨ª y de all¨¢ y que custodia su padre hasta el ofib¨²s en paquetes de cart¨®n mientras ¨¦l va al colegio en otro municipio, a 15 kil¨®metros del suyo.
En los 40 minutos, un tercio de los vecinos de Torreadrada pasa por el banco m¨®vil. La mayor¨ªa, con los billetes ya en el bolsillo, suben la cuesta hacia la tienda. ¡°Que vuelva, ?eh?¡±, dice Guijarro al despedirse, con ese miedo de quien ha visto ya desaparecer demasiadas cosas en su pueblo. Jos¨¦ Luis Jim¨¦nez, director comercial de Bankia de Castilla y Le¨®n, asegura que los autobuses se van a mantener porque ¡°son fundamentales¡± para ellos y para sus clientes del mundo rural, m¨¢s all¨¢ de la hoja de resultados que puedan arrojar sus operaciones. Aqu¨ª no se firman hipotecas ni se venden seguros.
Mar¨ªa Pe?a, de 87 a?os, y Flor Hern¨¢ndez, de 84, bajan la escalera met¨¢lica del veh¨ªculo con m¨¢s soltura de la que pudiera parecer. Tras ellas, Rodolfo y Fernando, el conductor, levan anclas. El bus maniobra en las calles estrechas y sale disparado. Siguiente parada: Valle de Tabladillo, 94 vecinos.
Los farmac¨¦uticos echan cuentas
A Virginia Calvete no le hace falta preguntar m¨¢s cuando Carlos entra en el botiqu¨ªn de Fuentes de Valdepero (429 vecinos, Palencia) y pide la ¡°pastilla esa que es roja¡±. A sus 42 a?os, la farmac¨¦utica conoce el nombre y la medicaci¨®n de todos los vecinos que atiende. La vida de las farmacias del mundo rural no se parece a la imagen que tiene uno desde la ciudad. Despu¨¦s de 10 a?os al frente, Virginia le echa ¡°much¨ªsimas horas¡± a un trabajo en el que los tres primeros no tuvo ni un solo d¨ªa de vacaciones. Ahora cuenta con la ayuda de una auxiliar, pero para que le salgan las cuentas se ha multiplicado.
Calvete abre su farmacia en Monz¨®n de Campos (610 habitantes, Palencia) a las 10 de la ma?ana, a las dos la cierra y se va a abrir el botiqu¨ªn ¡ªcomo una farmacia, pero m¨¢s peque?a y con horario m¨¢s reducido¡ª que lleva en Fuentes, a cinco kil¨®metros. Atiende all¨ª otras dos horas. Vuelve volando a Monz¨®n para abrir otra vez la farmacia y, cuando puede, saca tiempo para abastecer a la residencia de ancianos que tiene vinculada en la zona.
Para algunos vecinos es casi una santa. ¡°Esta se?orita me ha devuelto a la vida¡±, dice Francisco Javier a la puerta del botiqu¨ªn. El trabajo de Calvete va m¨¢s all¨¢ de dispensar medicamentos. Jos¨¦ Luis N¨¢jera, presidente del Colegio de Farmac¨¦uticos de Palencia, explica que, seg¨²n varios estudios, cerca del 50% de los pacientes cr¨®nicos polimedicados toma mal la medicaci¨®n. Calvete se esmera en preparar la dosis diaria de pastillas en unos blisters que facilitan la vida a las personas mayores. Y baja la voz para explicar que ¡°por humanidad¡± a veces tambi¨¦n se acerca a casa de una vecina mayor para llevarle los pa?ales que ella no puede cargar.
Castilla y Le¨®n tiene 1.620 farmacias y 252 botiquines para 2.248 municipios; el 63% de ellos est¨¢n en el mundo rural. Con una poblaci¨®n muy envejecida y dispersa, las farmacias garantizan el acceso a medicamentos en un medio complejo, que en los ¨²ltimos cuatro a?os ha perdido 14 de ellas (se reconvirtieron en botiquines) por problemas econ¨®micos o porque, tras la jubilaci¨®n de un titular, nadie quiere embarcarse en un negocio de dudoso futuro. Se trata de la comunidad que lider¨® en 2018 la p¨¦rdida de poblaci¨®n en Espa?a, lo que lleva a otras 222 farmacias a estar en una situaci¨®n de viabilidad econ¨®mica comprometida, seg¨²n datos del Consejo de Colegios Profesionales de Farmac¨¦uticos de Castilla y Le¨®n. Cuando Calvete lleg¨® a Monz¨®n hab¨ªa 700 vecinos, hoy son 90 menos. ¡°Me ha tocado ir muchas veces al tanatorio¡±, reconoce la farmac¨¦utica, que es, de lejos, la persona m¨¢s joven que en esta ma?ana de jueves nos cruzamos en los dos pueblos.
Con informaci¨®n de Borja Andrino, Daniele Grasso y Kiko Llaneras.
Siete guarder¨ªas en Zamora, 22 en Boadilla
En Madrid basta desplazarse menos de un kil¨®metro desde el centro de la ciudad para encontrar un hospital y una gasolinera, y poder elegir entre dos escuelas infantiles y dos cajeros. En cambio, hay municipios de la Espa?a rural como Candeleda (?vila), con 5.000 habitantes, o Taranc¨®n (Cuenca), con 14.000, donde no disponen de un hospital a menos de 60 o 70 kil¨®metros. En Benavente (Zamora), con 18.000 vecinos, cuentan con media docena de gasolineras ¡ªla localidad est¨¢ entre dos carreteras¡ª, pero solo dos escuelas infantiles en 30 kil¨®metros a la redonda.
A¨²n m¨¢s llamativos son los datos de escuelas infantiles de primer ciclo (de 0 a 3 a?os), un servicio clave para facilitar la vida de las familias j¨®venes de los pueblos, especialmente de las mujeres, que viven o piensan en establecerse all¨ª. El mayor registro disponible de este tipo de centros lo elabora el Ministerio de Educaci¨®n, y en ¨¦l figuran siete guarder¨ªas en Zamora (para 62.000 habitantes) y cuatro en Ponferrada (para 67.000 personas), que contrastan con ciudades del mismo tama?o de la periferia de Madrid o Valencia donde vive mucha m¨¢s gente joven y seguramente hay m¨¢s ni?os: Boadilla del Monte, en las cercan¨ªas de la capital, dispone de 22 escuelas de este tipo (51.000 habitantes) y en Paterna, 25 (con 68.000).
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