Jugando a ser Dios en El Pedroso
Un pueblo sevillano de 2.000 habitantes es la zona cero de la trama y lugar de origen de varios de los imputados
Ese hombre viejo y encorvado sobre la barra de un bar de un pueblo de la sierra Norte de Sevilla, un lugar ¡ªEl Pedroso¡ª de calles des¨¦rticas y casas blancas en donde la vida a estas horas, una de la tarde, transcurre en unas pocas tabernas, paga y se va mientras Canal Sur informa de la sentencia del caso ERE. Es un hombre que arrastra dos dramas, uno por amor y otro por dinero. Hace muchos a?os, m¨¢s de veinte, su esposa se empez¨® a ver con el cura del pueblo hasta que el esc¨¢ndalo en este municipio de apenas 2.000 habitantes se hizo insoportable. La nueva pareja hizo las maletas y se fue al barrio de Santa Justa en Sevilla, donde el sacerdote ¡ªdicen sus antiguos feligreses¡ª mont¨® una librer¨ªa
El marido hab¨ªa enlazado empleos de sueldos muy discretos, pero llegada la hora de la jubilaci¨®n empez¨® a cobrar alrededor de 1.800 euros al mes; concretamente, la paga que le corresponder¨ªa de haber trabajado toda su vida en las minas de Alquife, un lugar en el que la Junta financi¨® varios expedientes de regulaci¨®n de empleo (ERE) fantasma cuando ya llevaban cerradas varios a?os. Ese hombre no pis¨® la mina, pero sobre su hombro s¨ª se pos¨® la mano de El Ilustre o El Virrey, el vecino m¨¢s famoso de El Pedroso: Francisco Javier Guerrero, exalcalde del pueblo y exdirector general de Trabajo de la Junta de Andaluc¨ªa.
En realidad, salvo para los m¨¢s sard¨®nicos, Guerrero en su pueblo es Javier. Lo defienden muchos (¡°lo que hizo est¨¢ mal, pero nada era para ¨¦l, todo para los dem¨¢s, aunque claro, ese dinero no era suyo¡±) y lo atacan cada vez m¨¢s porque, como dice un familiar lejano suyo, ¡°ahora ha ca¨ªdo del todo, pero la gente es muy cobarde y hasta hace poco todo era ¡®Javier, Javier¡±. Otro vecino, Eduardo, un hombre mayor de sudadera y gorra negra, cuenta c¨®mo se recib¨ªa a ¡°Javier¡± en sus d¨ªas de gloria, cuando durante casi 10 a?os repart¨ªa desde su cargo millones a discreci¨®n en subvenciones para los ERE y empresas de amigos. ¡°Un d¨ªa entr¨® aqu¨ª [el bar Casino] y dijo: ¡®Eduardo, qu¨¦ tomas¡¯, y le dije: ¡®Aqu¨ª una cervecita¡¯. Dijo: ¡®Pues yo me voy a tomar otra¡¯, y al rato entran no s¨¦ cu¨¢ntos vecinos: ¡®Hombre, Javier¡¯, y todos a pedir cervezas, y unos caracolitos, y unas tapitas. Todos detr¨¢s¡±.
Quienes le quieren, quienes no y quienes desconf¨ªan, coinciden: era el alma de toda fiesta, y en cuanto la cosa se animaba sacaba la guitarra (¡°soy jovial pero no putero¡±, dijo en el juicio sobre las acusaciones de su ch¨®fer ¡ªal que concedi¨® 900.000 euros en un d¨ªa a modo de subvenci¨®n empresarial¡ª, que habl¨® de noches en las que ¨¦l y su jefe se gastaban 25.000 euros del dinero para los desempleados en ¡°putas y coca¨ªna¡±). En el pueblo coincid¨ªa con el consejero de Empleo entre 2000 y 2004, Jos¨¦ Antonio Viera, que tiene aqu¨ª casa y al que se le ve¨ªa mucho paseando al perro. A su mandato se remonta la arquitectura fraudulenta del caso ERE. Ha sido condenado a siete a?os de c¨¢rcel; Guerrero, a casi ocho.
¡°?Qu¨¦ le ha ca¨ªdo?¡±
Al mediod¨ªa, el bar Emilio est¨¢ lleno y tiene puesta Antena 3 con seguimiento de la sentencia. Nadie mira la tele, salvo un anciano con sonotone que sale pronto a tomar el aire a la terraza. Cuando por fin se anuncia la sentencia, solo un cliente ¡ªel que dice ser familiar lejano de Guerrero¡ª hace un comentario: ¡°?La que le ha ca¨ªdo a Gri?¨¢n!¡±. No da su nombre y raja a gusto del ¨¢ngel ca¨ªdo de El Pedroso. ¡°Un fantasma. Eso de que ayudaba¡ La ¨²ltima vez que lo vi estaba en El Cruce diciendo tonter¨ªas, iba borracho y yo me re¨ª; me dijo: ¡®T¨² de qu¨¦ te r¨ªes¡¯. Le dije que mirase c¨®mo iba, si era normal su estado, y me respondi¨® que ten¨ªa muchos problemas¡±. Guerrero ten¨ªa buenas relaciones en todos los bares, pero era en El Cruce donde estaba como en casa.
¡°?Han salido los ERE? ?Qu¨¦ le ha ca¨ªdo a Javier?¡±, pregunta un hombre por la calle. ¡°Siete¡±, contesta otro sin ganas de hablar. ¡°Pues yo pens¨¦ que le iba a caer menos¡±, dice el primero. ¡°Yo, m¨¢s¡±, le responde el otro, ¡°pero le quedan m¨¢s causas¡±. Es un pueblo tranquilo, peque?o y recogido en medio de la sierra sin apenas empleo, con destiler¨ªas de aguardientes en pueblos de los alrededores como Cazalla o extracci¨®n de corcho. Aqu¨ª, como en otros lugares pr¨®ximos, se repartieron millones?(680 en toda Andaluc¨ªa, seg¨²n la sentencia) eludiendo los controles y durante a?os en el ejercicio de una impunidad pocas veces vista, construida por d¨¦cadas de poder socialista en la Junta. ¡°Hac¨ªan lo que quer¨ªan¡±, resume el propietario de uno de los bares del pueblo. Del PSOE en El Pedroso, adem¨¢s de Guerrero, eran dos concejales que hicieron dinero, Jos¨¦ Enrique Rosendo (muerto de un infarto a los 50 a?os en 2016) y Jos¨¦ Mar¨ªa Sayago, que sigue imputado en una pieza separada; los dos montaron un entramado de empresas falsas en la sierra Norte de las que prejubilaban a gente otorg¨¢ndoles pagas cuantiosas por no hacer nada, simplemente estar en una lista. No ¡°intrusos¡± sino ¡°criaturas necesitadas¡±, como las llam¨® Guerrero en EL PA?S.
La trama eleg¨ªa qui¨¦nes eran necesitadas o no. En El Pedroso hab¨ªa muchas: la justicia calcula m¨¢s de 20 millones de euros repartidos en cinco a?os. Reuniendo a los pueblos de los alrededores, muchos con amenaza de despoblaci¨®n, casi 60 millones. Ahora en el Ayuntamiento de El Pedroso gobierna el PSOE. Y hoy, en uno de los d¨ªas m¨¢s negros de la historia del partido, su alcalde, Juan Manuel Alejos, no est¨¢. Eso dice un funcionario que baja de la alcald¨ªa a paso r¨¢pido (¡°el alcalde est¨¢ de viaje¡±).
El caso ERE es diab¨®lico no solo por las cifras defraudadas sino por algo en lo que abundan dos vecinas sentadas en una terraza al sol: ¡°Tan culpables son los que dieron ese dinero como los que lo recibieron; unos van a la c¨¢rcel y otros, ?qu¨¦? ?Van a devolver algo?¡±. La mayor¨ªa de los receptores de ayudas por jubilaciones de empresas que desconoc¨ªan siquiera cu¨¢les eran no devolver¨¢n nada porque lo que recib¨ªan cada mes era una paga con la que viv¨ªan, muchos holgadamente, y por la que no preguntaban. ?Qu¨¦ se dice a una paga de m¨¢s de mil euros mensuales ingresados de la nada? Aqu¨ª entra un mecanismo perverso que se vio en las declaraciones de muchos de los beneficiados. Hay abundantes razones en la vida por las que alguien cree merecer ese dinero, en ocasiones una de esas po¨¦ticas deudas de la propia vida con esa persona. O agravios que justifiquen moralmente ese sueldo, clavos ardiendo a los que agarrarse para amansar la conciencia.
Cuentan los vecinos que ese hombre viejo y encorvado sobre la barra de un bar de El Pedroso les dijo, cuando estall¨® el esc¨¢ndalo, que ¨¦l pensaba que el dinero que le ingresaban cada mes se deb¨ªa al hecho de que su mujer se hab¨ªa fugado con el cura que colg¨® los h¨¢bitos. Una suerte de compensaci¨®n de origen difuso. Y que eso fue lo que declar¨® cuando le preguntaron en las primeras diligencias. Como ese dinero que miles de beneficiarios recib¨ªan no ten¨ªa explicaci¨®n, con tal de tenerla, el benefactor pod¨ªa ser hasta Dios. La justicia, sin embargo, ha sentenciado que se trataba, m¨¢s bien, de hombres jugando a ser dioses.
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