Si el c¨¢ntaro se rompe
A cada supuesto avance, los republicanos planteaban una presunta nueva condici¨®n ret¨®rica. En ocasiones, humo imposible.
Tanto va el c¨¢ntaro a la fuente que al final se rompe, reza el refr¨¢n popular espa?ol. Quiz¨¢ los negociadores de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) conozcan mejor su versi¨®n catalana: Cantiret que a la font vas, un dia o altre et trencar¨¤s.
Ambas versiones nos recuerdan que, antes de existir el agua corriente, el uso diario de este instrumento genial ¡ªpor econ¨®mico, optimizador, aunque fabricado de quebradiza cer¨¢mica¡ª, pon¨ªa en riesgo su integridad. Y previenen del abuso futuro de la intransigencia, o de apurar demasiado los l¨ªmites, de estirar m¨¢s el brazo que la manga.
El l¨ªder en libertad de Esquerra, Pere Aragon¨¨s, public¨® hace un mes largo sus cuatro condiciones para negociar su abstenci¨®n a la investidura en una mesa de di¨¢logo sobre el encauzamiento de la cuesti¨®n catalana (Las cuatro patas de la mesa de negociaci¨®n, LV, 24-11).
Esa mesa deb¨ªa suponer, seg¨²n su argumentario: a) Un di¨¢logo ¡°de Govern a Gobierno¡±; b) ¡°Sin cortapisas¡± ni temas excluidos de antemano, o sea, que ¡°cada cual exponga sus leg¨ªtimas aspiraciones y propuestas¡±, aunque ello, obviamente, no presupon¨ªa el acuerdo de la otra parte con ninguna de esas proposiciones; c) Con un ¡°calendario claro¡±, es decir, ¡°cuanto antes¡±, y preferiblemente con car¨¢cter previo a la investidura, y d)?¡°Con garant¨ªas de cumplimiento¡±.
Sabemos, por las declaraciones p¨²blicas de distintos l¨ªderes del PSOE, que esas cuatro condiciones ¡ªbastante razonables, aunque alguna en extremo inc¨®moda porque supon¨ªa dar protagonismo a un completo irresponsable como Quim Torra¡ª han sido aceptadas. Falta conocer concreciones, sobre todo en cuanto al calendario ¡ªque se iniciar¨¢ cuando haya Gobierno¡ª y el modo de garantizar los avances.
Y sin embargo, los republicanos mantienen un pulso verbal, de aparente dureza negociadora, sin modulaci¨®n alguna. Sin considerar los intereses de la clientela de la otra parte contratante, que tambi¨¦n los tiene. Y que ya ha pagado costes en forma de resistencias de taifas propias; de la leg¨ªtima inquietud de parte de su electorado; de la demonizaci¨®n del presidente en funciones por las derechas y del ataque sedicioso por parte del parafascismo. A cada supuesto avance planteaban una presunta nueva condici¨®n ret¨®rica. En ocasiones, humo imposible.
Eso era comprensible al principio: pero ya no ahora, cuando sus bases m¨¢s radicales han asumido el reto, las encuestas valoran el di¨¢logo, mantienen la primac¨ªa republicana sobre los posconvergentes y adem¨¢s descrestan los deseos de secesi¨®n. Y cuando, en consecuencia, ERC ha afirmado la percepci¨®n social de su centralidad en la pol¨ªtica catalana y la presunci¨®n de su capacidad de llegar a acuerdos relevantes con sus diferentes, y rivales.
Para que los pactos sean trascendentes deben ser sostenibles, y por tanto, capaces de suscitar consenso social. Lo que implica cumplir aquellos requisitos que una amplia porci¨®n de ciudadanos no indepes considera necesarios: la incardinaci¨®n sem¨¢ntica de la mesa en el marco legal democr¨¢tico existente; su plasmaci¨®n en (o engarce claro con) una instituci¨®n constitucional/estatutaria v¨¢lidamente establecida; el compromiso de una estabilidad superior a la propia investidura, notoriamente mediante la aprobaci¨®n de, al menos, un presupuesto.
De no alcanzarse un resultado as¨ª, y adem¨¢s ¡°cuanto antes¡± ¡ªpor parafrasear a Aragon¨¨s¡ª, la brisa del di¨¢logo puede convertirse en tempestad. En ese caso el c¨¢ntaro se romper¨ªa, infiriendo graves perjuicios a todos. No jueguen a adivinar a qui¨¦n da?ar¨ªa m¨¢s.
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