La vigorosa voz de Manuel Aza?a regresa al Parlamento
La izquierda y la derecha se apropian de las palabras del presidente de la Rep¨²blica para sostener sus posiciones
Manuel Aza?a ha vuelto al Congreso de los Diputados. Y lo ha hecho de una manera extra?a. En la XIV legislatura de una Monarqu¨ªa parlamentaria, los l¨ªderes de cuatro fuerzas de ideolog¨ªas muy diferentes se han apropiado de palabras que el presidente de la Rep¨²blica pronunci¨® en contextos que poco tienen que ver con la situaci¨®n que hoy vive Espa?a. El candidato socialista Pedro S¨¢nchez acudi¨® a Paz, piedad y perd¨®n, el imponente discurso que pronunci¨® en Barcelona el 18 de julio de 1938, en un delicad¨ªsimo momento de la guerra, y rescat¨® esta frase: ¡°Se comprobar¨¢ una vez m¨¢s lo que nunca debi¨® ser desconocido por los que lo desconocieron: que todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo arroyo¡±. M¨¢s all¨¢ de cualquier diferencia, no hay otra que entendernos. Esa era la idea.
Pablo Casado, el l¨ªder del PP, y el representante de la extrema derecha de Vox, Santiago Abascal, se acordaron del Aza?a que, seis meses despu¨¦s del golpe de Estado de los militares franquistas, habl¨® en enero de 1937 para intentar explicarse c¨®mo hab¨ªa sido posible que Espa?a estuviera en ese momento ba?ada con la sangre de quienes batallaban en las trincheras como feroces enemigos. Explicaba en su discurso, para situar d¨®nde empez¨® la cat¨¢strofe, que ¡°gran parte de las Fuerzas Armadas de la Naci¨®n, como brazo ejecutor de Partidos Pol¨ªticos adversos al R¨¦gimen, se sublev¨® contra el Gobierno republicano, con el prop¨®sito de derrocar por la fuerza el r¨¦gimen que la naci¨®n libremente se hab¨ªa dado¡±. Poco despu¨¦s celebraba que el pueblo entero resistiera la ofensiva, y defend¨ªa que la Rep¨²blica no ten¨ªa otra que hacer la guerra por deber, para defender sus instituciones. Apuntaba tambi¨¦n que la asonada solo pudo realizarse gracias al apoyo extranjero (¡°si no hubiera precedido una intensa labor Internacional, la Rebeli¨®n Militar Espa?ola no habr¨ªa estallado¡±, dec¨ªa) y entonces pronunciaba la observaci¨®n que Abascal y Casado recogieron ayer en versiones ligeramente distintas: ¡°Os permito, tolero, admito que no os importe la Rep¨²blica; pero ?que no os importe Espa?a! (...)¡±. En el texto de Aza?a hay despu¨¦s una coma, y sigue as¨ª: ¡°?Que no os importe la independencia de Espa?a! ?Que pod¨¢is creer que es l¨ªcito seguir siendo neutrales cuando Espa?a est¨¢ invadida y en peligro de que pase al dominio de un pa¨ªs extranjero! Eso no puede ser¡±.
¡°Ense?ar el gobierno de una democracia es habituarla a prescindir del genio¡±
Todo eso se lo comieron, y estaba en aquella intervenci¨®n de Aza?a en la que habl¨® movido por el inmenso dolor de un pa¨ªs roto. Una pieza decisiva de su an¨¢lisis era apuntar, de manera velada, a la importancia de la colaboraci¨®n de la Alemania nazi y la Italia Fascista en el estallido final de la guerra (y a su desarrollo inmediato). ?Cu¨¢nto juego hubiera dado que los l¨ªderes de la derecha y la extrema derecha contaran con un poco m¨¢s de tiempo en el Congreso para alargar la cita y darla completa y en su contexto!
In¨¦s Arrimadas, que al frente de Ciudadanos gan¨® las ¨²ltimas elecciones catalanas, se refiri¨® a una observaci¨®n que Aza?a hizo en mayo de 1937. Coment¨®, que aunque Companys hubiera recordado que el presidente de la Generalitat es un representante del Estado, esta ¡°ha vivido no solamente en desobediencia, sino en franca rebeli¨®n e insubordinaci¨®n¡±.
As¨ª que Aza?a les sirve hoy a pol¨ªticos de posiciones radicalmente distintas. Sus frases aterrizan en el Parlamento desconectadas del marco en que se produjeron y procuran servir a diversos prop¨®sitos: el entendimiento entre distintos, la defensa de Espa?a, la cr¨ªtica al uso espurio de las instituciones. ¡°Ense?ar el gobierno de una democracia es habituarla a prescindir del genio¡±, coment¨® Aza?a alguna vez. Tanta cita, para ¨¦l, ser¨ªa seguramente sospechosa.
El proyecto del pol¨ªtico republicano se ha cumplido: el Estado funciona
No hay genios, la pol¨ªtica es un trabajo que va muy lentamente, los atajos no sirven, conviene fortalecer las instituciones. Las posiciones de Aza?a corren peligro de quedar tergiversadas en este carnaval de homenajes al que parecen haberse rendido los pol¨ªticos de esta nueva legislatura, rindi¨¦ndose ante la enorme estatura del pol¨ªtico republicano.
Es cierto que puede ser traicionado. Pero su regreso al Parlamento confirma que su proyecto termin¨® al fin por cumplirse: los mecanismos de un Estado democr¨¢tico funcionan desde hace tiempo en Espa?a. Y una de las mayores pruebas es que Aza?a puede pasearse por el Congreso con la mayor naturalidad.
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