¡°Habr¨¢ ca¨ªdas importantes de la esperanza de vida o, si se vive m¨¢s a?os, ser¨¢ con una salud m¨¢s fr¨¢gil¡±
Un ambicioso proyecto del investigador quiere medir cu¨¢nto influyen las malas condiciones de vida de madres y abuelas en la salud futura de sus descendientes
Parte de la salud de los adultos se escribe en su infancia: en la propia, pero tambi¨¦n en la de sus madres y quiz¨¢s incluso de sus abuelas. Pero sigue siendo un misterio en qu¨¦ medida unas malas condiciones de vida en el pasado influyen en el futuro de la salud. Para precisarlo, el dem¨®grafo especialista en salud Alberto Palloni (Valpara¨ªso, Chile, 1949) se ha embarcado en un proyecto dotado con 2,8 millones de euros por el Consejo Europeo de Investigaci¨®n. Quiere esclarecer qu¨¦ relaci¨®n puede existir entre una mala alimentaci¨®n en la ni?ez y el desarrollo de obesidad y diabetes tipo II en la edad adulta. Y para eso comparar¨¢ enormes bases de datos demogr¨¢ficos y reconstruir¨¢ la trayectoria en tiempo de la salud de grandes poblaciones. En eso puede estar la clave, cree, para adelantarse 20 a?os a la prevalencia que tendr¨¢n esas enfermedades en el futuro y preparar a los sistemas sanitarios para soportar el peso de sus tratamientos. Un dato: atender a las personas con sobrepeso y obesidad supone un sobrecoste de 2.000 millones de euros al Sistema Nacional de Salud en Espa?a, seg¨²n un estudio de 2019.
Pregunta. ?De qu¨¦ punto parte su investigaci¨®n?
Respuesta. Sabemos que la obesidad y la diabetes tipo II en los adultos est¨¢n relacionadas con experiencias que tuvieron quienes las sufren cuando eran muy j¨®venes, cuando eran ni?os, fetos, incluso embriones. Y, m¨¢s all¨¢ de eso, pensamos que tambi¨¦n influye la vida que han llevado las madres de esas personas, incluso la de sus abuelas. Es decir, existe la posibilidad de que ciertas caracter¨ªsticas que predisponen a una persona a ser obesa o tener diabetes tengan sus ra¨ªces en generaciones anteriores. Y esto lo queremos comprobar porque pensamos que cuando existe un contraste entre el ambiente al que uno se enfrenta en el presente y el ambiente para el que fue "programado" de ni?o se producen este tipo de enfermedades. El problema es que nos falta evidencia para asegurarlo. Por eso hemos emprendido este proyecto.
Aunque la biolog¨ªa permita alargar m¨¢s la vida, el tipo de problemas de salud que generan la mala dieta, la falta de ejercicio o el cambio clim¨¢tico abren la posibilidad de que la esperanza de vida crezca m¨¢s lentamente o incluso disminuya
P. ?En el caso de que esa premisa consiga demostrarse, qu¨¦ aplicaciones tendr¨¢?
R. Podr¨ªamos, por ejemplo, predecir qu¨¦ prevalencia va a tener la diabetes, por ejemplo, en los pr¨®ximos 20 a?os, porque las personas que la van a padecer ya han nacido y conocemos el tipo de experiencias que han vivido en su infancia. Un estudio publicado en la Revista Espa?ola de Cardiolog¨ªa?en 2019 preve¨ªa que en 2030 el 80% de los hombres y el 55% de mujeres padecer¨¢n obesidad en Espa?a (en 1975, solo el 7,5% de los hombres y el 11,5% de las mujeres era obeso). Esto aumento tiene consecuencias en la generaci¨®n siguiente porque las madres obesas son m¨¢s propensas a tener hijos obesos que las que no lo son.
P. ?Con qu¨¦ indicios cuentan ustedes?
R. Se desconoce mucho de los mecanismos que subyacen, pero se piensa que son fundamentalmente epigen¨¦ticos. La epigen¨¦tica estudia los factores del entorno que modifican la expresi¨®n del ADN. En nuestro caso, se piensa, por ejemplo, que la malnutrici¨®n que ha padecido la madre induce cambios que preparan al feto de una manera incorrecta para el ambiente en el que tendr¨¢ que desarrollarse cuando nazca. Por eso planeamos incorporar a un epigenetista al equipo, pero tambi¨¦n a un epidemi¨®logo, un estad¨ªstico y a un matem¨¢tico o f¨ªsico, porque intentaremos modelar esos procesos.
Una de las bases de los cambios epigen¨¦ticos puede encontrarse en el microbioma, que es el conjunto de genes de los m¨¢s de cien mil billones de bacterias que habitan en el organismo humano, que producen compuestos que afectan al epigenoma. En las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha descubierto que el microbioma afecta al sistema inmunol¨®gico y procesos cognitivos, por poner solo dos ejemplos. Pero en el caso de la obesidad o la diabetes, el conocimiento es muy inicial, porque para estudiarlo tienes que tener muestras de heces humanas y los estudios que hay son parciales. Ahora mismo sabemos que existe una asociaci¨®n entre el tipo de microbioma y obsesidad, pero no tenemos idea de si la obesidad induce un cambio en el microbioma o es al rev¨¦s. Para eso tienes que disponer de un estudio longitudinal, a lo largo del tiempo, con m¨²ltiples muestras de excrementos y eso es car¨ªsimo. En ratones s¨ª hay evidencias de esos mecanismos, pero en humanos hay muy poco.
Queremos saber qu¨¦ pasar¨ªa si reduces la obesidad de las madres, si intervenimos en su alimentaci¨®n incluso antes del embarazo y ver si haciendo eso reducimos el n¨²mero de ni?os (y luego de adultos) obesos y con diabetes tipo II
P. ?Qu¨¦ hip¨®tesis concreta quieren verificar?
R. Uno de nuestros objetivos es ver qu¨¦ ocurre con el microbioma de los hijos de mujeres obesas y compararlo con el de madres que no lo son. Queremos saber qu¨¦ pasar¨ªa si reduces la obesidad de las madres, si intervenimos en su alimentaci¨®n incluso antes del embarazo y ver si haciendo eso reducimos el n¨²mero de ni?os (y luego de adultos) obesos y con diabetes tipo II.
P. ?Con qu¨¦ variables trabajan ustedes al analizar las grandes bases de datos demogr¨¢ficos?
R. La edad, el sexo, el lugar, la educaci¨®n, el peso, el peso al nacer, el tipo de experiencia que la persona tuvo durante su infancia, por ejemplo, si tuvieron enfermedades contagiosas, o una enfermedad reum¨¢tica del coraz¨®n que provoca una bacteria contra la cual hay antibi¨®ticos pero que si uno la contrae puede no matarte en el corto plazo, pero s¨ª puede que te mate cuando tengas 60 a?os porque te da?a las v¨¢lvulas coronarias.
P. Por esa v¨ªa, ?no se puede llegar a asociar a una persona concreta con una posible enfermedad y condicionar su futuro laboral y social?
R. La soluci¨®n es que los datos se anonimicen y adem¨¢s se suelen consultar en 'cold rooms', salas de consulta que no permiten sacar fuera los datos. En los institutos de estad¨ªstica y en los centros de producci¨®n de estad¨ªsticas en general son en lo que m¨¢s se cuida la protecci¨®n de los datos individuales, los datos de identidad. Eso es algo que prima sobre cualquier otra cosa.
P. ?Cu¨¢l es el papel de un dem¨®grafo en todo esto?
R. D¨¦jeme ponerle un ejemplo. A falta de experimentos de laboratorio, recurrimos a experimentos 'naturales'. Por ejemplo, comparar la poblaci¨®n hispana de EE UU con la poblaci¨®n no hispana. Ah¨ª entra la demograf¨ªa: sabemos cu¨¢ndo emigr¨® esa poblaci¨®n y adem¨¢s pertenecen a diferentes niveles socioecon¨®micos. Y al analizarlo encontramos sorpresas: los hispanos en EEUU tienen mejor salud y mayor esperanza de vida que el resto de estadounidenses que tienen condiciones econ¨®micas y de educaci¨®n peores a las del resto de la poblac¨ª¨®n. La teor¨ªa nos dice que los mexicanos que entran en EE UU son, entre comillas, m¨¢s saludables, porque los enfermos no migran, pero es que adem¨¢s los que retornan a M¨¦xico son tambi¨¦n los m¨¢s enfermos. Este tipo de situaciones son experimentos naturales que tenemos que aprovechar. Pero para sacar conclusiones hay que analizar enormes conjuntos de poblaci¨®n. Nosotros analizamos a 10.000 personas mayores, un 15% de las cuales hab¨ªa retornado a M¨¦xico.
Para medir los efectos [en la salud de las personas] de la crisis de 2008 habr¨¢ que esperar: mi hip¨®tesis es que quienes m¨¢s la sufren ser¨¢n las personas que estaban por nacer o que nacieron durante el periodo de la crisis en ambientes de clase baja o clase media baja
P. ?Y c¨®mo van a trabajar en este nuevo proyecto que se desarrolla en Espa?a?
R. En general, para ver los efectos de las condiciones de vida iniciales en la edad adulta necesitamos datos a lo largo de toda la vida, y ese tipo de datos escasean a gran escala. Por eso tenemos que 'ensamblar' varios estudios diferentes, y ser cautos con las conclusiones que podemos sacar de ello porque no ser¨¢n individuos como lo ser¨ªan en un estudio longitudinal de una o varias cohortes. Uno de los estudios que vamos a utilizar es la Base de Datos Demogr¨¢fica Longitudinal del Instituto de Estad¨ªstica y Cartograf¨ªa de Andaluc¨ªa, que es interesante porque Andaluc¨ªa es una de las zonas de mayor prevalencia de la obesidad y la diabetes en Espa?a. (Interviene otro de los investigadores del proyecto, Diego Ramiro Fari?as) A falta de esos estudios, vamos a fusionar varios existentes para crear un estudio artificial y sint¨¦tico que pueda cumplir las condiciones de un estudio ideal. Es como tratar de recrear un dinosaurio con ADN de una rana y de una salamandra.
P. Y una vez verifiquen las hip¨®tesis, ?cu¨¢l es el paso siguiente?
R. Si conseguimos demostrar las hip¨®tesis, entonces s¨ª podremos abordar estudios car¨ªsimos con excrementos de miles de personas en diversos momentos de su vida para comprobar c¨®mo ha evolucionado su microbiota y ver si tiene influencia en las enfermedades como la obesidad y la diabetes tipo II, porque ya hay evidencias de que s¨ª la tiene en el caso de la demencia. Lo que esperamos es que este estudio sea una chispa que genere una nueva disciplina de estudio, que incluya demograf¨ªa, salud p¨²blica, epigen¨¦tica y biolog¨ªa de la evoluci¨®n.
P. En algunos pa¨ªses, por primera vez en d¨¦cadas,?la esperanza de vida ha retrocedido, o no ha avanzado como ven¨ªa haciendo. ?Qu¨¦ cree que va a pasar?
R. Hay opiniones diversas. Hay gente que es optimista y piensa que la esperanza de vida va a seguir creciendo indefinidamente. Otros piensan que eso es biol¨®gicamente imposible. Y otros, como yo, pensamos que aunque la biolog¨ªa permita alargar m¨¢s la vida, el tipo de problemas de salud que generan la mala dieta, la falta de ejercicio o el cambio clim¨¢tico abren la posibilidad de que la esperanza de vida crezca m¨¢s lentamente o incluso disminuya. He estudiado casos en Am¨¦rica Latina donde ya hay pa¨ªses en los que la esperanza de vida toc¨® techo y no se ha movido. En M¨¦xico, donde un 35% de los adultos son obesos, la implicaci¨®n sobre la prevalencia de la diabetes es enorme. Aquel pa¨ªs va a tener un serio problema. Pero, como investigador, lo que me interesa saber de verdad es si las condiciones en las que hemos vivido en los ¨²ltimos 50 a?os y las que tenemos por delante en los pr¨®ximos 20 van a producir poblaciones en las que, aunque la esperanza de vida se mantenga estable o mejore, s¨ª disminuya el tiempo de vida en salud que la gente va a tener, esto es el n¨²mero de a?os de vida sana. Y esto tiene implicaciones importantes para los sistemas y pol¨ªticas de salud.
P. ?C¨®mo abordan esta cuesti¨®n en su proyecto?
R. Nuestra idea es anticiparnos en d¨¦cadas a las intervenciones que habr¨¢ que hacer en los sistemas de salud para que puedan soportar la presi¨®n de este problema a medio y largo plazo. Porque adem¨¢s ninguno de estos problemas ocurre de manera homog¨¦nea. Afectan a las clases sociales de modos distintos. Las relaciones que nosotros estudiamos se muestran m¨¢s fuertes en las clases desfavorecidas que en las clases altas. Por eso el problema va a tener efectos no solo en la longevidad y en la esperanza de vida sana, sino que pudiera incrementar las disparidades que ya existen. Eso tambi¨¦n queremos demostrarlo con el proyecto.
P. Desde su ¨¢mbito, ?c¨®mo prev¨¦ el futuro de la salud?
R. En ?frica vemos que la obesidad ya est¨¢ creciendo como en los pa¨ªses m¨¢s occidentalizados y eso es debido a cambios de h¨¢bitos (dieta, actividad f¨ªsica...). Cogen lo peor de occidente: la comida basura, muchos carbohidratos, mucho az¨²car. En occidente tenemos que tener en cuenta que ahora mismo las generaciones que tenemos vivas han sido generaciones muy seleccionadas con anterioridad y las generaciones que van a nacer a partir de ahora son generaciones que no han sido tan seleccionadas al nacimiento, que han recibido una asistencia sanitaria que les ha permitido sobrevivir a condiciones que en el pasado les habr¨ªan aumentado los riesgos de enfermedades y muertes.
El ejemplo que me impresiona m¨¢s es el de los pa¨ªses de ingresos medios y bajos donde la mortalidad decreci¨® dr¨¢sticamente desde la d¨¦cada de los cincuenta. En 20 a?os hicieron una transici¨®n que en Europa hab¨ªa requerido m¨¢s de un siglo. Y lo hicieron gracias a los antibi¨®ticos, las vacunas, los tratamientos de rehidrataci¨®n. Eso hizo que los ni?os que hubieran muerto porque estaban malnutridos pudieran sobrevivir hasta los 60 a?os. El problema es que esas cohortes tienen mayor riesgo de estar expuesta a enfermedades cr¨®nicas. Por eso yo creo que habr¨¢ ca¨ªdas importantes de la esperanza de vida o, si se vive m¨¢s a?os, ser¨¢ en condiciones de salud m¨¢s fr¨¢giles.
P. Tienen mucho inter¨¦s en incluir cuestiones de biolog¨ªa de la evoluci¨®n, ?por qu¨¦?
R. Nuestro ADN es pl¨¢stico y se adapta a los cambios, pero esa plasticidad tiene un l¨ªmite y nosotros hemos producido condiciones de vida y de entorno tecnol¨®gico en los ¨²ltimos 150 a?os que no tienen absolutamente nada que ver con las amenazas, con los desaf¨ªos que se les presentaron a nuestros ancestros, cazadores de hace 200.000 a?os. ?Qu¨¦ consecuencias tiene ese contraste? Yo veo este proyecto como una manera de contestar por lo menos parcialmente a esa pregunta.
P. ?Es posible medir los efectos en la salud del empobrecimiento que ha producido la gran recesi¨®n?
R. S¨ª. Hay estudios que miden los efectos de una recesi¨®n en la salud de la gente y c¨®mo aumenta la desigualdad en salud. Para medir los efectos de la crisis de 2008 habr¨¢ que esperar: mi hip¨®tesis es que quienes m¨¢s la sufren ser¨¢n las personas que estaban por nacer o que nacieron durante el periodo de la crisis en ambientes de clase baja o clase media baja. Pero para determinar si eso es verdad tendremos que esperar a que esas personas lleguen a edades adultas. Sabemos, por estudios de otras crisis, como la del 29, que hay una relaci¨®n entre malnutrici¨®n y menor longevidad. Los nacidos en aquellas fechas, al llegar a adultos, mostraban una mortalidad m¨¢s alta que los que hab¨ªan nacido en ¨¦pocas de abundancia. Las crisis aumentan la morbilidad tambi¨¦n.
Investigador de frontera
Alberto Palloni, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad de Wisconsin (EEUU), se ha unido al director del Instituto de Econom¨ªa, Geograf¨ªa y Demograf¨ªa del Centro de Ciencias Humanas y Sociales, Diego Ramiro-Fari?as, para desarrollar en este centro del CSIC el proyecto ECHO, que une a investigadores en principio tan distantes como dem¨®grafos, epidemi¨®logos, f¨ªsicos y epigenetistas y que se considera de alto potencial y alto riesgo: las probabilidades de que no se llegue a conclusiones son altas, pero si se logran se puede abrir paso a una l¨ªnea de investigaci¨®n prometedora, incluso a un nuevo campo de estudio.
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