?Debe ser delito la apolog¨ªa de los totalitarismos?
Varios expertos debaten sobre las ventajas e inconvenientes de tipificar la exaltaci¨®n del franquismo
En Alemania, el C¨®digo Penal condena la incitaci¨®n al odio y la xenofobia, y la negaci¨®n del holocausto, la defensa del nazismo y el uso de s¨ªmbolos que incluyen desde la exhibici¨®n de esv¨¢sticas hasta llevar el bigote de Hitler o usar el saludo nazi. En Italia se penaliza la apolog¨ªa del fascismo. En la misma estela, el Gobierno anunci¨® hace unos d¨ªas que presentar¨¢ una propuesta de reforma del C¨®digo Penal para tipificar como delito la apolog¨ªa del franquismo. Hay discusiones semejantes en Argentina y Brasil, promovidas por la sociedad civil. Uno de los argumentos es la necesidad de proteger las libertades que los reg¨ªmenes totalitarios coartaron. ?Normativamente es compatible este tipo de regulaci¨®n con la libertad de expresi¨®n que se aspira a proteger? ?Y sirven estas prohibiciones para frenar el avance de la extrema derecha y el populismo autoritario?
Roberto Gargarella.?Universidad de Buenos Aires
?Por qu¨¦ es inaceptable penalizar el negacionismo? Es in¨²til: el que piensa distinto va a seguir pensando distinto por m¨¢s que se le imponga una pena. Es peligroso: hay riesgo de que la herramienta de la sanci¨®n penal se use para empezar a cazar opositores. Es contraproducente: si a alguien se le impide pensar o explicitar ciertas ideas a trav¨¦s de la amenaza de la fuerza, tender¨¢ a reafirmarse, y otras personas pueden empezar a encontrar esas ideas atractivas. Es injusto: las personas tienen el derecho a pensar lo que quieran; lo que hay que hacer es tratar de persuadirlas. Es jur¨ªdicamente indebido: los problemas sociales y morales no merecen atacarse a trav¨¦s del derecho penal, que debe ser un ¨²ltimo recurso ante casos extremos. Es instrumentalmente errado: el Estado tiene a mano medios m¨¢s promisorios y menos costosos en t¨¦rminos de violencia (pol¨ªticas de la memoria, por ejemplo). Y, sobre todo, el imperecedero argumento ¡°escalonado¡± de J. S. Mill: no somos infalibles; ellos pueden tener una porci¨®n de la verdad; y a¨²n si equivocados por completo, necesitamos su desaf¨ªo para no sostener lo que decimos como un dogma.
Paz Lloria.?Profesora de Derecho Penal de la Universitat de Val¨¨ncia
Cualquier modificaci¨®n del C¨®digo Penal en el sentido de limitar la libertad de expresi¨®n es equivocada. El hecho de que otros pa¨ªses contemplen delitos semejantes no resulta argumento suficiente; entre otras razones, porque el momento hist¨®rico de creaci¨®n es diferente. El castigo de la apolog¨ªa de las ideas, adem¨¢s de ser contrario a la libertad de expresi¨®n, resulta muy peligroso para los valores democr¨¢ticos y puede convertirse en un arma arrojadiza. Y supone la vulneraci¨®n de principios b¨¢sicos, como el de ofensividad, que proh¨ªbe castigar penalmente todo aquello que no suponga la puesta en peligro de un bien jur¨ªdico-penal, lo que es todav¨ªa m¨¢s peligroso. Hay que buscar v¨ªas alternativas al castigo. No creo que el derecho penal deba transformar la sociedad a golpe de castigo. Es ineficaz: en Alemania hay extrema derecha. Pero su uso es pol¨ªticamente rentable: es muy efectista, hace creer cumplidos sentimientos de venganza y es barato. Pero no resulta ¨²til ni conveniente en un Estado de derecho.
Rosana Pinheiro.?Universidad de Bath (Reino Unido)
La libertad de expresi¨®n es un derecho fundamental, pero no conlleva el derecho irrestricto a expresar el pensamiento: mi libertad termina donde intimida o violenta a otro. Los l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n provienen del respeto a los derechos a la personalidad, el honor y la intimidad, as¨ª como a las disculpas por la violencia y la tortura cometidas. Los reg¨ªmenes nazis deben ser condenados y repudiados. Creo que la clasificaci¨®n como delito en el C¨®digo Penal tiene un papel pol¨ªtico para generar umbrales civilizatorios de respeto de los derechos humanos, para los que el genocidio y la discriminaci¨®n son simplemente inaceptables. La prohibici¨®n de los s¨ªmbolos fascistas tiene un efecto pedag¨®gico. En Brasil, por ejemplo, la apolog¨ªa que el presidente Jair Bolsonaro hace de la dictadura militar y los torturadores banaliza estos cr¨ªmenes brutales. Soy esc¨¦ptica en cuanto a la efectividad de los procesos de criminalizaci¨®n, pero creo que en este caso tenemos que recordar que lo que se ¡°permite decir¡± produce efectos reales sobre las vidas (Foucault).
Miguel Presno Linera.?Universidad de Oviedo
La libertad de expresi¨®n ampara difundir ideas que puedan ofender a una parte o la mayor¨ªa de la sociedad. Pero convertir en delito la apolog¨ªa del franquismo exigir¨ªa tener presente que, seg¨²n el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la libertad de expresi¨®n pol¨ªtica (defender el franquismo, por ejemplo) goza del m¨¢ximo nivel de protecci¨®n que ofrecen el Convenio Europeo de Derechos Humanos y la propia Constituci¨®n, por lo que dicha limitaci¨®n se enfrentar¨ªa a una presunci¨®n en su contra que solo podr¨ªa superarse justificando que en Espa?a existe hoy una ¡°necesidad social especialmente imperiosa¡± de criminalizar dicha conducta, algo que no concurre. Penalmente, la apolog¨ªa solo se persigue en Espa?a si por sus circunstancias suponen una incitaci¨®n directa a cometer un delito y, en principio, ensalzar la dictadura franquista no conlleva nada de eso. Lo que debe hacer el Estado es articular un sistema educativo basado en los principios democr¨¢ticos de convivencia y los derechos fundamentales, remover los obst¨¢culos que dificultan la igualdad real y facilitar la participaci¨®n ciudadana; eso es mucho m¨¢s eficaz para combatir el populismo.
Guillem Vidal.?Investigador del WZB
Hay medidas que provocan el efecto contrario al esperado: el proceso contra el holand¨¦s Geert Wilders en 2009 por incitaci¨®n al odio deriv¨® en m¨¢s apoyo a su partido. Espa?a punt¨²a alto en ¨ªndices de libertad de expresi¨®n, pero hay casos incomprensibles como el de Dani Mateo (imputado por sonarse con una bandera) o Willy Toledo (por cagarse en Dios). En un contexto en que existe una fundaci¨®n Franco destinada a promover una versi¨®n ben¨¦vola del dictador, en que quedan m¨²ltiples estatuas y nombres de calles en su honor, en que se retiran placas de republicanos ejecutados por el r¨¦gimen y en el que hay un nuevo partido en auge que no condena la dictadura, tipificar de delito la apolog¨ªa del franquismo es conveniente para marcar una direcci¨®n inequ¨ªvoca: en democracia no caben el revisionismo hist¨®rico ni manifestaciones p¨²blicas que justifiquen los cr¨ªmenes de la dictadura. Para algunos esta reforma limitar¨¢ la libertad de expresi¨®n. ?Acaso Alemania es peor democracia por tipificar la apolog¨ªa del nazismo? Es un asunto complejo sobre el que hay que hilar fino. La libertad de expresi¨®n es fundamental, pero nos enga?amos si creemos que no hay que poner l¨ªmites para defenderla.
Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S
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