Fernando Mor¨¢n, hombre de Estado, vocaci¨®n c¨ªvica universal
El exministro de Asuntos Exteriores, fallecido a los 93 a?os, tuvo una vocaci¨®n integradora hacia el interior y una proyecci¨®n europea
A lo largo de los ¨²ltimos 40 a?os, Fernando Mor¨¢n siempre trat¨® de elevarnos a sus amigos a la condici¨®n de interlocutores suyos. La contradicci¨®n resid¨ªa en que en conocimientos, en actitud de servicio, en audacia, en disciplina y diligencia, incluso en naturalidad, frente a ¨¦l era imposible quedar bien, hacer una buena figura.
De su legado para el ejercicio de la funci¨®n p¨²blica y de la pol¨ªtica subrayar¨ªa un par de sus muchas ideas y creencias. Para empezar, su idea de Espa?a. Vocaci¨®n integradora hacia el interior y una proyecci¨®n europea e internacional soberana, que concurr¨ªan con las respectivas concepciones, en los a?os veinte y treinta, de Manuel Aza?a, Fernando de los R¨ªos y Jos¨¦ Ortega y Gasset, y en la transici¨®n, de Manuel Garc¨ªa Pelayo, Francisco Tom¨¢s y Valiente, Landelino Lavilla y Luis G¨®mez Llorente.
En segundo lugar, su idea del Estado, pr¨®xima a la de la Generaci¨®n de 1914 y, especialmente, de Manuel Aza?a: literalmente, ¡°el Estado, en general, pero, indispensablemente en el caso concreto de nuestra Espa?a de la monarqu¨ªa parlamentaria, es un ente moral¡±.
Pero sea su visi¨®n de y su amor a Espa?a, sea su idea del Estado, habr¨ªan quedado en mero idealismo de no haber corporeizado como pocos pol¨ªticos la virtud p¨²blica. Inspir¨¢ndose en la historia de la antig¨¹edad grecolatina, Montesquieu y los padres fundadores de la Constituci¨®n de Estados Unidos enfatizaron la importancia decisiva de la virtud para la forma republicano-democr¨¢tica de gobierno. Los pol¨ªticos griegos que se hab¨ªan dotado de un gobierno popular no reconoc¨ªan otra fuerza mayor que la virtud para sostener su rep¨²blica: cuando la virtud cesa, la ambici¨®n entra en los esp¨ªritus y la codicia se adue?a de todos los ¨¢nimos, ¡°la Rep¨²blica se convierte en un pu?ado de despojos, y su fuerza deviene el poder de algunos y la licencia de todos¡±. Pues bien, la biograf¨ªa de Fernando nos ha legado, as¨ª, una br¨²jula de especial relevancia para este desnortado pa¨ªs nuestro de los ¨²ltimos a?os.
Este es el hombre de Estado, socialista, de vocaci¨®n c¨ªvica universal que en Josep Borrell ha encontrado, hasta ayer en el ministerio y, actualmente, como Alto Representante de la Uni¨®n Europea para la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad, su digno sucesor, al que rendir homenaje, y con ¨¦l, a Espa?a, a nuestra democracia representativa, nuestro Estado de derecho y nuestra Constituci¨®n.?
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