Deshielo en tiempos de cambio clim¨¢tico
El objetivo de la primera reuni¨®n entre S¨¢nchez y Torra fue ¡°dar imagen de normalidad¡±, algo perfecto si supi¨¦semos qu¨¦ es la normalidad
Uno de los problemas de las reuniones entre delegaciones pol¨ªticas de alto nivel es que el espectador ha visto muchas m¨¢s pel¨ªculas sobre la mafia que sobre el Gobierno o la Generalitat. Se trata de la reuni¨®n en la cumbre de dos organizaciones que cuidan el m¨ªnimo detalle de cortes¨ªa y un protocolo exhaustivo mientras se vigilan unos a otros con todas las precauciones.
?Alguna jugada maestra delante de tantas c¨¢maras? Es posible. Cuando llegaban los ministros y consejeros a las escalinatas de La Moncloa bajo un sol que convert¨ªa los jardines y palacios en uno de esos paisajes en los que los ni?os juegan mientras los s¨®tanos albergan horrores, Carmen Calvo se descolg¨® del grupo principal con Pere Aragon¨¦s, hombre fuerte de Esquerra en el Gobierno de Torra (JxCat). Lo que empezaba a ser un gesto, la n¨²mero dos de S¨¢nchez posando su atenci¨®n en el adversario interno de Torra, se convirti¨® en mensaje cuando, ante las escaleras y frente a las c¨¢maras, Calvo fren¨® a Aragon¨¦s mientras hablaba como esas personas que, paseando con alguien, entienden que lo que van a decir es tan importante que no se puede caminar al mismo tiempo. Fue un posado oficioso.
Al rato aparecieron, subiendo la rampa, Pedro S¨¢nchez y Quim Torra. Hac¨ªa tan buen tiempo en Madrid que casi no parec¨ªa que aquella pareja cordial, esforzada en devolver la rutina a la vida pol¨ªtica espa?ola veremos con qu¨¦ ¨¦xito, hab¨ªa pasado por tiempos tan tormentosos que en una ocasi¨®n S¨¢nchez hab¨ªa llamado a Torra el Le Pen espa?ol, bien es verdad que entonces hab¨ªa poca competencia. Pelillos a la mar (del bigote).
¡°Van a tardar¡±, se dijo r¨¢pidamente desde el Gobierno. Este es otro asunto a abordar, medir el ¨¦xito de las reuniones por el tiempo que se tarde, otra muestra de la realidad paralela de las ¨¦lites respecto a la calle, donde una reuni¨®n de diez minutos es un acuerdo tranquilo en que se ha dicho r¨¢pidamente s¨ª a todo, y una de tres horas acaba en comisar¨ªa.
En La Moncloa, sin embargo, se apretaron todos tres horas en una mesa para ponerse de acuerdo en unos puntos clave de importancia simb¨®lica que pudieron haberse consensuado por Twitter, como casi todo. Se reunieron para acordar reunirse, negociaron acordar una negociaci¨®n y todo ello, y c¨®mo estar¨¢ Espa?a para que esto sea la noticia, dentro de la ley o ¡°marco de seguridad jur¨ªdica¡±, si es que el eufemismo se refiere a eso. Hab¨ªa traductores de espa?ol y de catal¨¢n, pero de esto no hab¨ªa.
Lo que importaba el primer d¨ªa era la parafernalia: los apretones de manos, la foto, la sonrisa. El deshielo, los nervios de la primera cita tras insultarte por Tinder. Como dicen los modernos antiguos, ¡°dar imagen de normalidad¡±, algo perfecto si supi¨¦semos lo que es la normalidad.
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