La primera Selecci¨®n: cien a?os de ¡®la furia espa?ola¡¯
El delantero vasco Silverio debut¨® hace un siglo con el combinado espa?ol, pero acab¨® su ¨²nico partido con la Roja jugando de portero por la expulsi¨®n de Zamora

¡°Sabino, a m¨ª el pelot¨®n que los arrollo¡±, grit¨® Belauste para pedir el bal¨®n a su compa?ero en el saque de una falta. El mito de la furia espa?ola naci¨® hace un siglo, durante los primeros partidos oficiales de la selecci¨®n. Belauste remat¨® aquella pelota con tal ¨ªmpetu que derrib¨® al portero y a tres defensas suecos. Gol. La victoria por dos goles a uno permiti¨® a Espa?a pasar de ronda en los Juegos Ol¨ªmpicos de Amberes de 1920. Luego llegaron los italianos, que lesionaron a Pagaza y provocaron la expulsi¨®n del portero Ricardo Zamora. En una ¨¦poca en la que el f¨²tbol no permit¨ªa sustituciones, emergi¨® la figura de Silverio Izaguirre, un delantero vasco que debut¨® aquel d¨ªa. En su ¨²nico partido con la Roja acab¨® de guardameta contribuyendo de manera vital para seguir adelante en una competici¨®n en la que Espa?a se colgar¨ªa la medalla de plata.
La Selecci¨®n Espa?ola disput¨® su primer encuentro oficial el 28 de agosto, en el envite inicial de aquellos juegos. El rival, Dinamarca, ya hab¨ªa sido finalista en dos olimpiadas y esta vez part¨ªa como favorita. Pero los espa?oles no lo sab¨ªan y salieron a por todas. Se gan¨® por un gol a cero y el resultado dispar¨® la euforia de un equipo que estuvo a punto de no acudir a la competici¨®n. El f¨²tbol espa?ol entonces no era profesional y solo los equipos del norte jugaban en campos de hierba. Sin embargo, el mayor escollo era el organizativo.
Las federaciones regionales estaban enfrentadas entre s¨ª y la crisis se agrav¨® cuatro meses antes de los juegos, cuando dimiti¨® la directiva de la Federaci¨®n Espa?ola en bloque. El panorama con el que se lleg¨® a la asamblea que deb¨ªa consensuar la primera lista de seleccionados era desolador. ¡°Las federaciones del norte quer¨ªan enviar a Amberes un equipo ¨ªntegramente vasco. La catalana planteaba lo propio con los jugadores del FC Barcelona, recientes campeones de Copa, otros propon¨ªan elegir al mejor jugador de cada club y algunos planteaban no acudir a los juegos temiendo un rid¨ªculo hist¨®rico¡±, rememora el periodista Alfredo Rela?o. A pesar de las diferencias, se elabor¨® una lista. Inclu¨ªa a jugadores que luego se convertir¨ªan en mitos del f¨²tbol espa?ol como Zamora, Samitier o Alc¨¢ntara, que rechaz¨® ¡°por amor¡±.

H¨¦roe improvisado
Entre los elegidos se col¨® Silverio, que se convertir¨ªa en h¨¦roe improvisado. El muchacho naci¨® en San Sebasti¨¢n en 1897 y muri¨® prematuramente a los 38 a?os. Dio sus primeros pasos en el Esperanza. En 1918 fich¨® por la Real Sociedad, donde permaneci¨® hasta 1924. Entremedias, un breve paso por el Oviedo. Con el equipo de Donosti jug¨® 12 partidos oficiales que le bastaron para lograr dos campeonatos regionales. ¡°Era un futbolista muy poderoso f¨ªsicamente, capaz de jugar de interior y de extremo izquierdo en una ¨¦poca de cinco delanteros¡±, explica ?ngel Iturriaga, historiador y experto en f¨²tbol. En su opini¨®n, conseguir un puesto en la selecci¨®n estaba muy caro, ya que la demarcaci¨®n de Silverio estaba cubierta por Acedo.
Tras vencer a Dinamarca, los espa?oles se enfrentaron a la anfitriona, B¨¦lgica, que les derrot¨®. El camino al oro quedaba cerrado, pero el sistema Bergvall daba una segunda oportunidad: los eliminados jugaban un torneo de consolaci¨®n para disputarse las medallas de plata y bronce. Espa?a jug¨® en primera ronda contra Suecia y gan¨®. El 2 de septiembre de 1920 se enfrent¨® a Italia. El seleccionador espa?ol dio descanso a varios jugadores habituales. Entre ellos, Acedo. Su lugar en la delantera lo ocup¨® el debutante Silverio. Pagaza cay¨® lesionado en la primera mitad y debi¨® abandonar el campo, dejando al equipo con un hombre menos el resto del partido. La cr¨®nica del periodista Ignacio Galea en Mundo Deportivo destaca que los cuatro delanteros restantes cubrieron con entusiasmo la ausencia, tanto que Ses¨²maga consigui¨® anotar dos tantos, uno justo antes del descanso.
Los ataques italianos se intensificaron en el segundo tiempo. Zamora tuvo que intervenir de manera milagrosa en varias ocasiones. A 12 minutos para el final, Badini carga bruscamente contra Zamora y este le golpea. El ¨¢rbitro le expulsa. Espa?a se queda con nueve. Silverio cruza todo el campo para ofrecerse a jugar de portero. Afortunadamente, el colegiado permiti¨® a Zamora quedarse junto a la porter¨ªa para orientarle. El periodista F¨¦lix Martialay cuenta en Amberes. All¨ª naci¨® la furia espa?ola que sudaba a chorros dando gritos. Los italianos colgaban balones a¨¦reos sobre el improvisado cancerbero sin que este saliese de la puerta. En uno de aquellos centros, Zamora grit¨® desesperado para que despejara, pero este continu¨® inm¨®vil. Zamora cerr¨® los ojos. Y entonces Silverio sac¨® su mano izquierda y ataj¨® el bal¨®n. Zamora le increp¨®. Silverio, sonriente, le contest¨®: ¡°Pero hombre, ?no ves que soy zocato?¡±.
El delantero mantuvo la porter¨ªa a cero consiguiendo el ansiado pase a tercera ronda. La incomparecencia de Checoslovaquia les llev¨® directamente a la final de consolaci¨®n, donde se alzaron con la medalla de plata tras derrotar a Holanda por tres goles a uno. Para muchos futbolistas, los juegos significaron su primer viaje al extranjero, as¨ª que aunaron el deber con intensas fiestas nocturnas. Todos aquellos recuerdos se desmoronaron cuando la Guerra Civil afect¨® a aquellos que no murieron en plena juventud, como Pichichi, Ses¨²maga, Patricio o el propio Silverio. El ¨²ltimo superviviente, Sabino, el del pelot¨®n, muri¨® en Getxo (Vizcaya) en 1983.
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