Cuatro economistas dan con la clave de por qu¨¦ no crece la productividad
La productividad es uno de los mantras de la Industria 4.0, pero esta no deja de caer. Cuatro economistas estudian por qu¨¦: sus conclusiones son llamativas
Si pregunt¨¢ramos a los economistas qu¨¦ es lo que les quita el sue?o, muchos responder¨ªan: ¡°la productividad¡±. Vale, es un poco exagerado, pero da una idea de la importancia que tiene este indicador un poco de segunda divisi¨®n (no suele acaparar grandes titulares como sus colegas PIB, IPC o deuda). Como dice el periodista John Cassidy, ¡°la productividad es uno de esos temas que fascina a los economistas y aburre al resto del planeta¡±.
Pero deber¨ªa empezar a preocuparnos un poco porque una baja productividad es como tener anemia; si se prolonga en el tiempo es preocupante. Estamos, pues, ante una nueva paradoja para resolver en el campo econ¨®mico.
Hace unos d¨ªas supimos por qu¨¦ la productividad va tan mal en Espa?a en un detallado informe de la Fundaci¨®n BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas (Ivie). Nuestra econom¨ªa ha crecido mucho desde 1980, pero la (ya casi famosa) productividad se ha quedado estancada.
Esta enfermedad se est¨¢ extendiendo como un virus. En este gr¨¢fico del FMI podemos ver su evoluci¨®n en pa¨ªses avanzados, emergentes y pobres:
Si uno se para a pensarlo, ?tiene sentido que la productividad no crezca casi nada? Con todas las cosas que se est¨¢n inventando: que si coches sin conductor, los drones repartidores, la impresi¨®n en 3D¡ Es dif¨ªcil encontrar un momento en la historia con tanto avance tecnol¨®gico que, en teor¨ªa, nos deber¨ªa ayudar a producir m¨¢s y mejor, es decir, a ser m¨¢s productivos. ?Por qu¨¦ no sale todo esto reflejado en el indicador? Quiz¨¢ deber¨ªamos empezar a hacernos otra pregunta:
?Y si las buenas ideas son cada vez m¨¢s dif¨ªciles de encontrar?
Este es el provocativo t¨ªtulo que han elegido para su art¨ªculo Nicholas Bloom, Charles I. Jones, John Van Reenen y Michael Webb?y que ha suscitado atenci¨®n (y controversia porque la verdad es que es un poco deprimente). La respuesta a la pregunta, seg¨²n su an¨¢lisis, est¨¢ clara: s¨ª, las ideas que realmente tienen un impacto en el crecimiento econ¨®mico son cada vez m¨¢s dif¨ªciles de conseguir.
¡°Dicho de otra manera, solo para poder mantener el ritmo de crecimiento de renta per c¨¢pita constante en Estados Unidos, el esfuerzo dedicado a la investigaci¨®n tiene que doblarse cada trece a?os para compensar la dificultad de encontrar nuevas ideas¡±.
Y eso es b¨¢sicamente lo que ha pasado. Este gr¨¢fico contiene la clave:
La l¨ªnea azul representa la evoluci¨®n de la productividad total en Estados Unidos. Pocas alegr¨ªas desde los a?os 40 (ya avis¨¦ que este indicador iba mal). La l¨ªnea verde es el n¨²mero de investigadores (los autores lo han calculado dividiendo el gasto en I+D entre el salario de personal cualificado). Hoy en d¨ªa hay 25 veces m¨¢s de investigadores que en los a?os treinta, pero la productividad de la econom¨ªa no est¨¢ creciendo.
"El crecimiento econ¨®mico surge de las ideas que crea la gente y a largo plazo es producto de dos t¨¦rminos: el n¨²mero efectivo de investigadores y la productividad de las ideas de estas personas ("Idea TFP"). Presentamos una amplia variedad de evidencia emp¨ªrica que demuestra que en contextos muy diferentes y a distintos niveles de desagregaci¨®n, el esfuerzo investigador est¨¢ creciendo notablemente pero la productividad de esta investigaci¨®n est¨¢ cayendo considerablemente. El crecimiento econ¨®mico estable se produce cuando estas dos tendencias se compensan."
Es importante aclarar a qu¨¦ se refieren los autores con ese Idea TPF (porque algunas cr¨ªticas han venido por este lado). Parten de la siguiente ecuaci¨®n:
Crecimiento de las ideas = ¡°Idea TPF¡± x N¨²mero de investigadores
?C¨®mo se puede medir el crecimiento de las ideas? ?Al fin y al cabo, cu¨¢l ser¨ªa la unidad de una idea? Los autores, tirando de literatura previa, dicen que el enfoque adecuado es equiparar ese crecimiento de las ideas al crecimiento de la productividad de la econom¨ªa. As¨ª, recabando datos sobre investigaci¨®n y la evoluci¨®n de la productividad calculan la productividad espec¨ªfica de las ideas (¡°Idea TPF¡±) en varios sectores y contextos. Y empiezan con la econom¨ªa en general:
En este gr¨¢fico se puede ver c¨®mo la productividad de las ideas (¡°Idea TPF¡±) ha ca¨ªdo a un ritmo del -5,1% al a?o desde 1930, mientras que el n¨²mero de investigadores crec¨ªa una media de 4,3% anual (se ha multiplicado por 23). Conclusi¨®n: las buenas ideas cada vez cuestan m¨¢s.
Esta ser¨ªa la visi¨®n general, pero a nivel micro podr¨ªa esconder algunos factores relevantes. Por eso, los autores analizan esta misma evoluci¨®n en tres sectores: semiconductores, agricultura y medicina. ?C¨®mo han ido las ideas en estas ¨¢reas?
Semiconductores
Este sector sigue de manera casi milagrosa la conocida como ley de Moore: el n¨²mero de transistores que cabe en un chip se duplica cada 18 meses, lo que supone crecer un 35% al a?o. La industria ha conseguido mantener este ritmo anual pero ?c¨®mo? Multiplicando por 78 el n¨²mero efectivo de investigadores respecto al nivel de 1970.
La l¨ªnea azul es el crecimiento de las ideas, que se mantiene constante en ese 35% famoso de la ley de Moore, pero es un 78% m¨¢s dif¨ªcil de conseguirlo hoy que en 1970. La productividad de ese gasto de investigaci¨®n ha ca¨ªdo un 25% entre 1971 y 2014.
Agricultura
Este mismo fen¨®meno se observa tambi¨¦n en el cultivo de ma¨ªz, soja y trigo (se salva por los pelos el algod¨®n), donde se han dedicado enormes esfuerzos para mejorar los cultivos. S¨ª, la producci¨®n crece a?o tras a?o, pero la productividad de la investigaci¨®n cae entre un 3% y un 9% al a?o.
Medicina
El estudio recuerda que gracias a la investigaci¨®n m¨¦dica, la esperanza de vida en Estados Unidos ha crecido a una tasa regular de 1,8 a?os cada d¨¦cada. Pero las vidas que salvan los avances m¨¦dicos son tambi¨¦n cada vez menores. La investigaci¨®n contra el c¨¢ncer sirve muy bien de ejemplo. En este caso, los autores han calculado el esfuerzo en la b¨²squeda bas¨¢ndose en el n¨²mero de publicaciones y de ensayos cl¨ªnicos realizados (es un proxy del n¨²mero de personas que se dedican a investigar). Lo que se observa es que si en 1985 un ensayo cl¨ªnico salvaba 16 vidas por cada 100.000 personas, en 2006 ya solo era una vida por cada 100.000 personas. (Ya avis¨¦ de que era un poco deprimente).
?Cu¨¢l es la conclusi¨®n?
Los autores aseguran que su descubrimiento tiene implicaciones para los modelos de crecimiento end¨®geno porque se basan en la hip¨®tesis de que un n¨²mero constante de investigadores puede generar un crecimiento exponencial constante. Esto es: supone asumir tambi¨¦n que la productividad de las ideas (¡°Ideas TPF¡±) es constante y el art¨ªculo demuestra en varios contextos que esto no es as¨ª.
Claramente si tienen raz¨®n no se puede parar el ritmo de recursos destinados a la investigaci¨®n, sino que tienen que ir a m¨¢s si queremos mantener nuestro crecimiento: eso supone apostar por la educaci¨®n para formar a m¨¢s generadores de ideas.
Por ¨²ltimo, por deprimentes que parezcan los resultados, tienen su l¨®gica: los inicios de las investigaciones tuvieron m¨¢s impacto con menos recursos por eso de que recoger la fruta de las ramas m¨¢s bajas siempre es m¨¢s f¨¢cil (low hanging fruit). A pesar de las dificultades que supone avanzar en las ideas, es posible que a la vuelta de la esquina nos est¨¦ esperando un verdadero descubrimiento que cambie este panorama. ?Qui¨¦n sabe? Un poco de optimismo para contrarrestar este paper.
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