Tranquilos: buscarlo todo en Google no nos atrofia la mente
Quiz¨¢s no memoricemos tanto como antes, pero somos m¨¢s capaces de buscar y sintetizar informaci¨®n online
Igual que sucedi¨® cuando la pen¨²ltima Revoluci¨®n Industrial, proliferan las voces que culpan a las m¨¢quinas (o en su defecto a los programas inform¨¢ticos) de una p¨¦rdida de puestos de trabajo o de la p¨¦rdida de capacidades.
Para esto ¨²ltimo no faltan creencias populares: nos hemos vuelto perezosos y hemos dejado de memorizar datos en nuestra memoria biol¨®gica. Probablemente no sea del todo cierto. Desde que Internet naci¨® en el CERN (Ginebra) all¨¢ por 1989, uno de sus usos ha sido el de almacenar datos. No era esta la primera vez que us¨¢bamos la tecnolog¨ªa para guardar informaci¨®n. Pero, evidentemente, nunca hab¨ªamos tenido tal capacidad de almacenamiento (y tanta facilidad para acceder a los datos).
Plat¨®n fue un ejemplo adelantado de esta forma de pensar apocal¨ªptica all¨¢ por el 370 antes de Cristo. En El Fedro pon¨ªa en boca de su maestro S¨®crates la afirmaci¨®n de que el lenguaje escrito produc¨ªa el olvido en las mentes porque ya no practicaba lo suficiente.
Esta forma de pensar fue refrendada por un estudio llevado a cabo por Nicolas Carr y Susan Greenfield a principios de la d¨¦cada pasada sosten¨ªa que se estaba produciendo un cambio mental motivado por los ordenadores, que alteran las conexiones neuronales (sinapsis) que tan trabajosamente se han ido forjando a lo largo de los a?os.
Carr y Greenfield tuvieron respuesta a sus contundentes afirmaciones poco despu¨¦s. Uno de ellos fue Neil Levy, neurocient¨ªfico australiano, quien recordaba en primer lugar que Greenfield no es precisamente una nativa digital (naci¨® en 1950). Adem¨¢s, lleva a cabo un repaso de las conclusiones de la baronesa, concluyendo que ninguna de ellas cuenta con base cient¨ªfica suficiente.
En aquel 2011 surgi¨® otro estudio, esta vez liderado por Betsy Sparrow, Jeny Liu y Daniel M. Wegner, profesores de Columbia, Wisconsin y Harvard. Fueron ellos los que acu?aron en la revista Science el t¨¦rmino Efecto Google, definido por la Wikipedia (s¨ª, recurr¨ª a Internet para encontrar la definici¨®n) como ¡°la tendencia a olvidar la informaci¨®n ya que, debido a varios factores que encontramos en la vida diaria, estamos acostumbrados a buscar lo que deseamos en internet¡±. Los autores llegaron a esta conclusi¨®n despu¨¦s de poner a prueba a varios sujetos, que deb¨ªan recordar afirmaciones que a veces pod¨ªan consultar en carpetas archivadas en un ordenador y a veces no. Seg¨²n sus conclusiones, los investigados se esforzaban m¨¢s en codificar y recordar las afirmaciones si estas no se encontraban disponibles.
Richard Heersmink, profesor de la Universidad Mcquarie en Sydney, es autor del paper The Internet, Cognitive Enhancement, and the Values of Cognition. Pone en cuesti¨®n este famoso estudio de Sparrow, Liu y Wegner. ¡°Internet transforma nuestra memoria y capacidades cognitivas. Pero no sabemos c¨®mo¡±, sentencia en un art¨ªculo para London School of Economics. Para empezar, tira por el suelo la mayor parte de m¨¦todos usados por los anteriores cient¨ªficos y reclama m¨¢s pruebas emp¨ªricas.
Tener la capacidad en una sociedad de la informaci¨®n como la nuestra de navegar, evaluar, comparar y sintetizar informaci¨®n en la nube es m¨¢s valioso, por ejemplo, que retener todos esos datos en el cerebro.
Herrsmink, para empezar, sostiene que con la irrupci¨®n del lenguaje escrito perdimos parte de nuestra narrativa oral, pero a cambio se progres¨® en ciencia, filosof¨ªa o en ingenier¨ªa. Lo mismo sostiene acerca de otras tecnolog¨ªas cognitivas como mapas, calculadoras o la propia internet. As¨ª, dando por verdadero que hemos perdido memoria debido a que todos los datos est¨¢n f¨¢cilmente accesibles en la nube, el cient¨ªfico sostiene que tener la capacidad en una sociedad de la informaci¨®n como la nuestra de navegar, evaluar, comparar y sintetizar informaci¨®n en la nube es m¨¢s valioso, por ejemplo, que retener todos esos datos en el cerebro. ¡°Es importante tener un debate como sociedad acerca de qu¨¦ capacidades cognitivas valoramos en el siglo XXI; y no parece algo que podamos decidir desde la comodidad de nuestra butaca de filosofar".
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