Internet de las Cosas: ?el futuro para el futuro de la econom¨ªa (y del medio ambiente)?

La econom¨ªa lineal, la de siempre, la que se basa en ¡°tomar, hacer, desechar¡± existir¨¢ para siempre. Sobre todo, mientras existan l¨ªderes como Donald Trump y los gabinetes que le gu¨ªan. Sobre todo tras el retroceso que puede suponer la salida de EE UU del Acuerdo de Par¨ªs sellado en 2015 por 2015.

Es hora, m¨¢s que nunca, de buscar alternativas a este modelo econ¨®mico. Existe, sin embargo, una alternativa llamada la econom¨ªa circular, una alternativa en un momento en el que los recursos, largamente infrautilizados, puedan ser conservados durante m¨¢s tiempo. La econom¨ªa circular pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento o lo que es lo mismo residuos cero. Los ahorros, apuntan, pueden ascender a un 20% (y eso por no hablar de las ganancias medioambientales).

Para ello resulta necesario extender los ciclos de uso de un activo, incrementar el uso de un activo, introducir los activos en una suerte de bucle que permita ciclos de uso adicionales y, por ¨²ltimo, regenerar nutrientes a la biosfera. Hay muchos datos que sustentan la necesidad de incrementar el uso de los activos. Valga este como bot¨®n de muestra: el 95% de un coche pasa su vida ¨²til aparcado en un garaje.

Internet de las cosas, conectar cada objeto a la red, puede permitir un futuro en el que la econom¨ªa se vuelva m¨¢s sostenible. Esta tecnolog¨ªa permitir¨ªa conocer la localizaci¨®n, condici¨®n y disponibilidad de cada uno de los activos. ¡°El Internet de las Cosas va a permitir a la econom¨ªa circular desarrollarse a un ritmo mucho m¨¢s r¨¢pido¡±, asegur¨® recientemente en Barcelona Ellen MacArthur, la fundadora de la fundaci¨®n que lleva su nombre.

La automoci¨®n es uno de los primeros ejemplos que vienen a la cabeza. No en vano, esta industria absorbe m¨¢s de la mitad del consumo de materias primas. La propuesta pasa por usar cada vez m¨¢s componentes remanufacturados. Pero hay otros muchos sectores que pueden verse afectados. Como el energ¨¦tico. El actual sistema est¨¢ basado en una producci¨®n centralizada a trav¨¦s de combustibles f¨®siles por un n¨²mero reducido de actores. Internet de las cosas (con permiso de la acci¨®n pol¨ªtica), con redes inteligentes conectadas que eviten el despilfarro de la energ¨ªa que no se consume.

Para ello, las empresas han de prestar cada vez m¨¢s atenci¨®n a las llamadas cadenas inversas de suministro. Este concepto, largamente manejado por las empresas, consiste en la serie de actividades necesaria para recuperar un producto usado por el cliente y reutilizarlo o, si no hay m¨¢s remedio, desecharlo.

Existen muchos problemas: surgen cuestiones como qui¨¦n ser¨ªa el propietario de todos estos datos, sobre c¨®mo defender el sistema de ciberataques. Incluso la regulaci¨®n de muchos pa¨ªses juega en contra. Seg¨²n apunta Mark Esposito, de la Universidad de Cambridge, Brasil, China y Rusia, por ejemplo, no cuentan con est¨¢ndares legales para diferenciar productos remanufacturados de usados, y esto conduce a que las cadenas inversas de suministro est¨¦n bloqueadas.