?Por qu¨¦ damos nuestros datos a empresas como Facebook?
La falsa sensaci¨®n de seguridad que nos transmite el entorno digital se sostiene por la costumbre y la inmediatez a pesar de la falta de transparencia de las plataformas
Lo m¨¢s sorprendente del esc¨¢ndalo surgido en torno a Facebook en estos d¨ªas por la adquisici¨®n indebida de datos de 50 millones de usuarios en EE UU es el hecho de que nos haya sorprendido. Ha pasado mucho tiempo desde que una gran parte de la sociedad aceptara compartir informaci¨®n personal en internet a cambio de servicios, en muchos casos convencida de que sal¨ªa ganando en esta transacci¨®n.
Cuando no estamos viendo a nuestro interlocutor, nos cuesta m¨¢s prever las consecuencias de nuestros actos.
Silvia ?lava, psic¨®loga educativa
De todos modos, la p¨¦rdida de confianza que ha implicado la actuaci¨®n de Cambridge Analytica ante la pasividad de la red social ha sacado a la luz un debate que llevaba tiempo sucedi¨¦ndose a oscuras: ?nos sale a cuenta vender nuestra vida por un pu?ado de likes? En ocasiones, el primer problema es que no somos del todo conscientes. ¡°Cuando no estamos viendo a nuestro interlocutor, empatizamos menos y nos cuesta menos dar un dato, igual que nos cuesta menos faltar al respeto a otras personas¡±, explica la psic¨®loga educativa y escritora Silvia ?lava. ¡°En definitiva, nos cuesta m¨¢s prever las consecuencias de nuestros actos¡±.
A este factor se suman dos cuestiones fundamentales que nos influyen para decantar la balanza a favor de las plataformas: la costumbre ¡ªrestamos importancia a la informaci¨®n que se nos requiere en distintos entornos digitales¡ª y la inmediatez. ¡°Este factor se valora tanto en las redes sociales que ni siquiera nos damos tiempo a hacer la valoraci¨®n de si merece la pena compartir ciertos datos para disfrutar de un servicio¡±, reconoce ?lava.
Hasta aqu¨ª, es posible hacer autocr¨ªtica y reconocer que no hemos sido lo suficientemente cuidadosos, pero, ?hasta qu¨¦ punto somos conscientes de lo que estamos contando de nosotros en internet? ¡°Hay que entender que no siempre compartimos informaci¨®n voluntariamente. Existe una desconexi¨®n entre lo que se hace con nuestros datos y lo que pensamos que se hace¡±, lamenta Aur¨¦lie Pols, analista de datos experta en ¨¦tica y privacidad. ¡°Los juegos que te hacen preguntas para decirte a qu¨¦ animal te pareces o qu¨¦ tipo de planta eres son trampas para recolectar informaci¨®n personal¡±.
Un buen ejercicio para tomar conciencia de los datos que ofrecemos cuando navegamos por internet ser¨ªa leer las cl¨¢usulas que debe aceptar el usuario cuando accede a determinadas plataformas. Pero, si bien quienes lo han practicado podr¨ªan catalogarse de animales mitol¨®gicos, en ocasiones, el destino de nuestra informaci¨®n no aparece ni en la letra peque?a.
La semana pasada, la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos sancion¨® a WhatsApp y Facebook con una multa de 600.000 euros por ceder los datos personales de los usuarios de la plataforma de mensajer¨ªa a la red social sin el consentimiento de estos. ¡°Uso Whatsapp en el grupo de madres del colegio y me vuelvo loca cada vez que veo que alguien sube una foto de los ni?os¡±, comenta Pols. ¡°No puedo evitar sorprenderme de lo peque?a que es la cifra que tienen que pagar cuando pienso en la forma en que las caras de mis hijos han alimentado el desarrollo del reconocimiento facial¡±.
La experta asegura que la opacidad del ecosistema de datos digitales siempre ha existido, pero se ha vuelto cada vez m¨¢s complejo. ¡°Empezamos con el an¨¢lisis web. En 2005 vino la publicidad con la creaci¨®n de Google Analytics, que permiti¨® una integraci¨®n de los datos de AdWords con la medici¨®n de audiencia, dando lugar a un an¨¢lisis m¨¢s global. Cuando apareci¨® el big data, se combin¨® con la publicidad program¨¢tica para crear la llamada publicidad de vigilancia¡±, recuerda.
La ingente afluencia de datos combinada con las herramientas adecuadas para manejarlos fue determinante en la creaci¨®n de un nuevo paradigma publicitario, pero tambi¨¦n supuso una oportunidad para los sistemas de vigilancia que surgieron con la ley patriota puesta en marcha despu¨¦s de los atentados del 11-S y han sobrevivido con el paso de los a?os. Hace apenas dos meses, la C¨¢mara de Representantes de EE UU renov¨® la secci¨®n Fisa 702, una normativa que permite a su gobierno interceptar las comunicaciones de extranjeros fuera de EE UU por cuestiones de seguridad.
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