El chatarrero electr¨®nico que acabar¨¢ en la c¨¢rcel
Eric Lundgren ir¨¢ a prisi¨®n por desafiar a Microsoft. Pero antes ha tenido tiempo de fabricar un coche el¨¦ctrico con desechos que supera al Tesla y ha librado de plomo y mercurio a los trabajadores de los basureros electr¨®nicos de Ghana.
Eric Lundgren (Maryland, 1984) tiene tanto de gur¨² del reciclaje como de m¨¢rtir moderno. En estos d¨ªas entra en prisi¨®n despu¨¦s de que un tribunal de apelaciones de Miami confirmara una condena de 15 meses por atentar contra la propiedad intelectual de Microsoft. Pero Lundgren, conocido en Estados Unidos por haber desafiado a Tesla armando un coche el¨¦ctrico a partir de desechos, defiende su inocencia y atribuye el encarcelamiento a un solo motivo: perjudicar los negocios de Microsoft mientras trataba de mejorar el planeta reciclando ordenadores. ¡°Ahora voy a la c¨¢rcel, pero no me importa, lo ¨²nico que pido es que se sepa por qu¨¦¡±, dijo a EL PA?S Retina durante una entrevista concedida a finales de abril, cuando se confirm¨® su sentencia.
Yo quer¨ªa salvar de muerte prematura todos los ordenadores de Estados Unidos¡±
Con un eterno sombrero de fieltro que usa en homenaje a su abuelo paterno y como armadura simb¨®lica (¡°me lo pongo para librar mis batallas¡±), Lundgren ha pasado su ¨²ltimo mes de libertad concediendo entrevistas, visitando a familiares y ultimando detalles con una editorial que ha puesto un escritor a su servicio para publicar su autobiograf¨ªa. Hay material de sobra para un buen libro. Desde que a los 16 a?os comenz¨® reciclando los ordenadores viejos del banco de su pueblo, Lundgren ha seguido el rastro de la basura electr¨®nica hasta China (donde se qued¨® cuatro a?os y medio); ha dise?ado un cami¨®n el¨¦ctrico capaz de unir los 4.500 kil¨®metros entre Nueva York y Los ?ngeles con una sola carga; ha vivido en Ghana para buscar una soluci¨®n a la quema de residuos tecnol¨®gicos; y ha montado IT Asset Partners, una empresa con presencia en EE UU, Canad¨¢, M¨¦xico y China que usa partes de productos electr¨®nicos obsoletos como materia prima para fabricar otros. ¡°Reciclamos en todo el mundo para 17 de las 500 empresas del ranking Fortune 500 y procesamos 20.000 toneladas de basura electr¨®nica por a?o¡±.
El caso que lo enemist¨® con Microsoft comenz¨® en 2011, cuando Lundgren ten¨ªa 26 a?os y se le ocurri¨® la idea de replicar y vender los CD de restauraci¨®n de Windows que Dell inclu¨ªa con sus ordenadores. El software de restauraci¨®n estaba disponible gratuitamente en la web de Microsoft pero Lundgren pens¨® que para mucha gente ser¨ªa m¨¢s sencillo comprar un CD ya preparado. Hay que recordar que hace siete a?os los pendrive no eran tan populares como hoy y hac¨ªa falta una grabadora para?quemar ese CD con el software. Un esfuerzo m¨ªnimo, como tambi¨¦n era m¨ªnimo el precio de 25 centavos por el que Lundgren pensaba vender los CDs. No se le pas¨® por la cabeza que estaba enfrent¨¢ndose con Microsoft, porque el software no funcionaba sin la licencia que da la empresa a sus clientes.
As¨ª que en 2012 Lundgren compr¨® 28.000 CDs de China y ah¨ª comenzaron sus problemas. ¡°Microsoft quiere tu cabeza en una bandeja y yo se la voy a entregar¡±, asegura Lundgren que le dijo el fiscal de Florida que puso en marcha la acusaci¨®n contra ¨¦l por falsificaci¨®n de mercanc¨ªas. ¡°Tambi¨¦n me dijo que rebajar¨ªa la petici¨®n de pena si le firmaba un documento en el que yo admitiera haber infringido la licencia del sistema operativo de Microsoft, pero le dije que no pensaba firmar nada, que lo ¨²nico que yo hab¨ªa hecho era fomentar el reciclaje suministrando un software que est¨¢ disponible de forma gratuita¡±, cuenta Lundgren. La tesis de Lundgren, que distribuir algo gratuito no puede estar penado, no cal¨® en el tribunal. Seg¨²n relata, el experto enviado por Microsoft para testificar confundi¨® al juez para que no entendiera que lo que se cobra es la licencia que activa el software: ¡°El juez... era un hombre mayor, comparaba los ordenadores con archivadores y preguntaba cosas que me hac¨ªan dudar de que supiera nada de inform¨¢tica. Y cuando no se entiende algo es f¨¢cil buscar la figura de autoridad¡±.
La postura de Microsoft
Consultado por EL PA?S Retina, Microsoft respondi¨® con un comunicado oficial: ¡°Participamos en casos como este porque el software falsificado expone a nuestros clientes al malware [programas malignos] y a otras formas de cibercrimen. Renovar los ordenadores y producir menos desechos [electr¨®nicos] se puede hacer de forma responsable, pero el se?or Lundgren enga?¨® deliberadamente a la gente sobre el software que estaban adquiriendo y puso su seguridad en riesgo¡±. Lundgren ha admitido desde el principio su culpabilidad por replicar los CD imitando a los de Dell pero tambi¨¦n ha negado la existencia de malware y el valor que la corte otorg¨® a los discos. Tambi¨¦n argumenta que los CD, que nunca llegaron al p¨²blico, se iban a vender a 25 centavos. Sin embargo, para Microsoft y para el tribunal el precio era de 25 d¨®lares por cada CD y de 700.000 d¨®lares por todo el lote. En esos 25 d¨®lares de valoraci¨®n (unos 21 €) reside la clave de la condena y, seg¨²n Lundgren, el inter¨¦s de Microsoft en darle un escarmiento para que no cundiera el ejemplo entre otros recicladores. ¡°Cuando floreci¨® el mercado de segunda mano Microsoft pens¨® en un mecanismo que le permitiera revender sistemas operativos para ordenadores usados y cre¨® un programa llamado MAR [siglas en ingl¨¦s de Restaurador Autorizado por Microsoft] para que los recicladores le comprasen un nuevo software y licencia¡±, dice. El precio por sumarse al MAR es de 25 d¨®lares.
Nada de esto quita que parte de lo que hizo Lundgren fuera ilegal. Como se?ala a EL PA?S Retina Andy Ramos, abogado del despacho Bardaj¨ª y Honrado, distribuir propiedad intelectual sin permiso est¨¢ prohibido en Espa?a y en EE UU, por mucho que su propietario la ponga gratis en su web. Lundgren atent¨® contra ese principio y tambi¨¦n contra la propiedad intelectual de Dell cuando escribi¨® el nombre de la empresa en sus CD. Pero ninguno de esos delitos le habr¨ªa costado los 15 meses de c¨¢rcel para los que, dice, est¨¢ preparado: ¡°He estado en lugares peores. Cuando fui a los basureros electr¨®nicos de Ghana, China y la India, lo hice porque all¨ª pod¨ªa tener un impacto m¨¢s positivo, pero eran lugares terribles, en los que pod¨ªan entrar en tu casa por la noche para pegarte y robarte; as¨ª que, por raro que suene, le doy la bienvenida a la experiencia de entrar en la c¨¢rcel y tratar de ayudar a que cambien las cosas¡±.
La ruta del chip
En China es donde Lundgren aprendi¨® gran parte de su oficio, cuando a los 23 a?os se mud¨® all¨ª siguiendo la pista de los residuos electr¨®nicos que hab¨ªa empezado a reciclar en la secundaria. ¡°Las impresoras, los altavoces, los microondas y en general todos los desperdicios electr¨®nicos de poco valor se exportaban a China y yo quer¨ªa ver d¨®nde iban as¨ª que los segu¨ª y me qued¨¦ cuatro a?os y medio all¨ª estudiando c¨®mo reutilizaban las partes¡±. Con lo aprendido mont¨® IT Asset Partners, la empresa en la que unas 100 personas trabajan transformando bater¨ªas usadas de coches el¨¦ctricos en almacenadoras de energ¨ªa solar para el Tercer Mundo, tel¨¦fonos rotos en videoporteros electr¨®nicos, o memorias de videoconsolas en componentes de juguetes parlantes.
Participamos en casos como este porque?el software falsificado expone a nuestros clientes al?malware", asegura Microsoft
Pero su logro m¨¢s conocido tal vez sea el Phoenix, un coche el¨¦ctrico fabricado en un 88 % con productos desechados por otros. Lundgren lo arm¨® con el chasis de un BMW 528i y bater¨ªas usadas de todo tipo: de las peque?as cajas de la televisi¨®n por cable, de ordenadores port¨¢tiles y de otros coches el¨¦ctricos. ¡°En EE UU, cuando la degradaci¨®n de las bater¨ªas supera el 20 % decimos que son basura; nosotros juntamos todas esas bater¨ªas y creamos un pack con una potencia de 130 kilowatios¡±, cont¨® Lundgren a la publicaci¨®n Inside EVs hace un a?o, cuando gan¨® en un test de autonom¨ªa al P100D de Tesla. La comparaci¨®n no es v¨¢lida porque el Phoenix sacrific¨® espacio de los pasajeros y del maletero para meter m¨¢s bater¨ªas, pero el experimento demostr¨® que con la basura se puede ir muy lejos: tras 547 kil¨®metros, al Phoenix todav¨ªa le quedaba un tercio de capacidad (el de Tesla se qued¨® en los 383 kil¨®metros).
Cuando se confirm¨® su sentencia, Lundgren estaba desarrollando un semirremolque el¨¦ctrico a partir de materiales desechados. Dice que el cami¨®n ¡°conectar¨¢ Nueva York con Los ?ngeles [4.500 kil¨®metros] en una sola carga y estar¨¢ hecho en un 94 % de desechos¡±. Como el Phoenix, parece menos un proyecto comercial viable que una operaci¨®n publicitaria. Y es que en opini¨®n de Lundgren la industria del reciclaje ha sido hasta ahora tan poco atractiva como imprescindible.
Un h¨¦roe en Ghana
Una de las experiencias que contribuyeron a hacer de ¨¦l una especie de misionero del reciclaje fue la que vivi¨® en Ghana hace tres a?os. Invitado por el vicepresidente del pa¨ªs para buscar una soluci¨®n a un vertedero gigante repleto de basura electr¨®nica europea, australiana y estadounidense, Lundgren conoci¨® en el pa¨ªs africano el horror: ¡°En Ghana los ni?os hu¨¦rfanos trabajaban quemando componentes electr¨®nicos por dos d¨®lares al d¨ªa; cuando le pregunt¨¦ a uno de ellos c¨®mo se llamaba, el jefe, el hombre que lo hab¨ªa reclutado en la calle, me dijo que all¨ª los llamaban los ni?os fantasma porque no viv¨ªan lo suficiente para merecer un nombre, debido al plomo y el mercurio que inhalaban¡±.
Siguiendo sus consejos y capacitaci¨®n, la agencia de protecci¨®n medioambiental de Ghana instaur¨® el desarmado manual de los electr¨®nicos y prohibi¨® la quema. ¡°No solo se salvan vidas sino que ganan m¨¢s dinero, porque son materiales m¨¢s puros y se pueden revender m¨¢s caros como aluminio, pl¨¢stico y cobre¡±.
Para ocupar su tiempo entre rejas Lundgren tiene un ambicioso plan de actividades. Lo primero, por supuesto, ser¨¢ poner en marcha un programa de reciclaje en la c¨¢rcel en la que cumplir¨¢ condena en Sheridan (Oreg¨®n), y tambi¨¦n escribir su biograf¨ªa. En su af¨¢n por trascender, ya la est¨¢ imaginando como una obra sobre ¡°la dicha y la felicidad de servir a los dem¨¢s¡±.
Lundgren es consciente de que no es la primera persona en hacer CD de restauraci¨®n en EE UU, pero s¨ª el primero que lo va a pagar con la c¨¢rcel. ¡°Hace cinco a?os hab¨ªa mucha gente haci¨¦ndolo pero me persiguieron a m¨ª porque lo hice a lo grande¡±, ofrece como respuesta: ¡°Quer¨ªa salvar la muerte prematura a los ordenadores estadounidenses. Hacer que durasen cuatro en vez de dos a?os habr¨ªa significado generar la mitad de desperdicios. Ahora voy a la c¨¢rcel por eso, pero no me importa; lo ¨²nico que pido es que se sepa por qu¨¦.
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