La burbuja del ¡®coworking¡¯: cr¨®nica de un negocio dif¨ªcil
Los locales m¨¢s peque?os luchan por su supervivencia mientras que sobre otros m¨¢s grandes pesa la sombra de la especulaci¨®n
Miguel ?ngel Calero fue uno de los pioneros del coworking en Espa?a. Comenz¨® CoSfera en 2011 con otras dos personas con la intenci¨®n de conectar con el ecosistema local y descubrir proyectos interesantes que se llevaban a cabo en su ciudad. Inaugur¨® el primer espacio en C¨®rdoba y uno de los primeros en Andaluc¨ªa, un local que lleg¨® a albergar a unos 80 miembros en cerca de 700 m2. Incluso lanzaron un proyecto piloto en Valencia, una superficie de 150 m2 que les convirti¨® en el primer coworking en contar con dos sedes en Espa?a. Pero el pasado septiembre tuvieron que echar el cierre porque el negocio no era rentable. ¡°Buscamos otras v¨ªas de ingresos, pero la realidad es que la organizaci¨®n no ten¨ªa los recursos necesarios para generar lo que nos hac¨ªa falta para seguir¡±, lamenta, al otro lado del tel¨¦fono.
El de Calero no es un caso ¨²nico. Las cifras que encontramos sobre el crecimiento del coworking esconden una realidad inc¨®moda para el sector. Granada, la provincia espa?ola que m¨¢s oficinas compartidas vio crecer despu¨¦s de Madrid y Barcelona, empez¨® 2014 con 28 coworkings y en la primavera del a?o siguiente hab¨ªan cerrado la mitad. Y no es un caso aislado: seg¨²n un informe de Comunidad Coworking, un 38% de estos espacios cerr¨® sus puertas en Espa?a durante 2016. De acuerdo a la encuesta global de Rentabilidad de Coworkings 2017, el 60% no son rentables. Una cifra que, aunque asusta, refleja la madurez de un sector que nunca fue la gallina de los huevos de oro: en 2012, solo uno de cada tres obten¨ªa beneficios.
- ?Echemos cuentas
¡°Es cierto que el modelo de negocio de estas empresas es muy fr¨¢gil¡±, afirma Andrea Garc¨ªa, consultora de espacios de coworking¡±. ¡°Los gestores deben procurar tener costos fijos bajos, porque el volumen de coworkers fluct¨²a y los ingresos no son siempre constantes. El margen de beneficios de un coworking es directamente proporcional a su tama?o y a los servicios complementarios que ofrecen¡±.
Pero no es sencillo reducir los costes. Seg¨²n la encuesta antes mencionada, el 40% del dinero que gasta un coworking va destinado a pagar el alquiler. Una porcentaje nada desde?able que marca el rumbo de cuatro de cada cinco espacios: solo el 18% de estos negocios tiene el local en propiedad. A esto hay que sumarle costos operativos, mantenimiento, equipos y empleados. En el otro lado de la balanza, los ingresos vienen fundamentalmente por el alquiler de espacios de trabajo, ya sean p¨²blicos, oficinas privadas o zonas para eventos y reuniones. Y si la demanda escasea, los costes no se reducen.
- El tama?o importa
No todos los coworkings son iguales ni todos los gestores tienen las mismas necesidades. Manuel Zea , fundador de Coworking Spain, los clasifica en tres grupos. ¡°La mayor¨ªa ejecutan su actividad laboral dentro del espacio y lo complementan con su tarea como gestores¡±, explica. ¡°Suelen contar con espacios peque?os, de hasta 200 metros. Otros no entienden el coworking como un complemento y buscan rentabilizarlo, con espacios de 200 a 400 metros. Se suele emplear el modelo de los gimnasios, de aceptar m¨¢s coworkers de los que puedes albergar, porque no todos van a estar a la misma hora. Por ¨²ltimo, est¨¢n los m¨¢s grandes ¡ªWework, Spaces, Impact Hub, Betahaus...¡ª, que son profesionales en gestionar estos espacios flexibles¡±.
Zea considera que muchos espacios peque?os han cerrado porque ha llegado un punto donde no pod¨ªan compatibilizar su actividad principal con la gesti¨®n del coworking, pero reconoce que la subida de los alquileres tambi¨¦n ha supuesto un importante varapalo en sus negocios y no han podido asumir contratos m¨¢s exigentes con los propietarios. ¡°Antes, cerraban muchos porque en un primer momento pensaban que al abrir un coworking se les iba a llenar enseguida de emprendedores. Y, por supuesto, no es as¨ª¡±, sostiene.
Pero, ?son rentables los m¨¢s grandes? Depende de lo que entendamos por rentabilidad. Es cierto que cada caso es un mundo, pero existe un ejemplo de cifras astron¨®micas que permite formarse una idea de los extremos a los que pueden llegar. WeWork es una multinacional que basa su modelo en el de una startup cuando es pr¨¢cticamente una inmobiliaria. Este coworking tiene una deuda de 15.000 millones de euros en alquiler ¡ªpor establecer una comparativa, el PIB de Nicaragua es 3.000 millones inferior a esta cifra¡ª. A pesar de contar con una inyecci¨®n de cerca de 4.000 millones de euros de inversores privados y de haber visto crecer sus ingresos una sexta parte de esta cifra en el ¨²ltimo a?o, los gastos de WeWork aumentaron m¨¢s del doble en este tiempo ¡ªsus oficinas suman cerca de un mill¨®n y medio de metros cuadrados¡ª y le han dejado unas p¨¦rdidas netas de unos 800 millones de euros en 2017, que han llevado a la empresa a iniciar una venta de bonos para obtener liquidez. Con este panorama, nada ha impedido que WeWork se mantenga entre las startups con mayor valoraci¨®n de mercado en EE UU, solo por detr¨¢s de gigantes como Uber y Airbnb.
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