La calculadora m¨¢gica de los cient¨ªficos de datos cumple 25 a?os
Celebramos el primer cuarto de siglo de R, el lenguaje programaci¨®n m¨¢s usado en 'data science' con las R-Ladies, la red de usuarias creada para animar apoyar a mujeres en trabajos STEM
Beatriz Hern¨¢ndez estudi¨® Matem¨¢ticas. In¨¦s Huertas hizo Ingenier¨ªa de Telecomunicaciones. Leticia Mart¨ªn-Fuertes opt¨® por Filolog¨ªa Cl¨¢sica. Para las tres, R es algo m¨¢s que la decimonovena letra del alfabeto.
"Es como una calculadora s¨²per avanzada", empieza Huertas. "Adem¨¢s, t¨² puedes hacer tus operaciones a tu manera", retoma la Hern¨¢ndez. "Es muy ¨²til para analizar datos. Indispensable para poder trabajar con ellos", concluye Mart¨ªn-Fuertes.
Y acaba de cumplir 25 a?os.
La letra de oro
R naci¨® en 1992 como una alternativa a otras herramientas m¨¢s complejas y limitadas. En principio, ten¨ªa dos usuarios, sus creadores, Robert Gentleman y Ross Ihaka. De sus iniciales vino el nombre del lenguaje: que hoy ofrece un amplio abanico de herramientas estad¨ªsticas y gr¨¢ficas que los usuarios pueden adaptar a sus necesidades.
?Una ventaja? Es gratuito. ?Otra? Su comunidad de usuarios es global. ?M¨¢s? No ha dejado de crecer e incrementar sus funciones desde que naci¨®. ?Te parece poco? En el campo de la miner¨ªa de datos, la investigaci¨®n biom¨¦dica, la bioinform¨¢tica y las matem¨¢ticas financieras opinan lo contrario. M¨²ltiples comunidades cient¨ªficas se han beneficiado durante a?os de sus funcionalidades de c¨¢lculo y creaci¨®n de gr¨¢ficos.
- Las damas de R
R tiene una comunidad muy grande y un mont¨®n de gente escribiendo tutoriales
Este lenguaje de programaci¨®n no solo puso al alcance de la comunidad cient¨ªfica una herramienta de c¨®digo abierto con la que extraer, limpiar, analizar y visualizar datos sin dejarse los cuartos en licencias prohibitivas. Desde hace 6 a?os es el nexo de las R-Ladies, un colectivo internacional creado para promover la diversidad de g¨¦nero entre los usuarios de R en particular y en el sector tecnol¨®gico en general.
La primera semilla se plant¨® en San Francisco. Ahora hay 123 divisiones de R-Ladies, repartidas en 39 pa¨ªses. Desde Taipei hasta Edimburgo, pasando por Montevideo y Johannesburgo.
Beatriz Hern¨¢ndez, In¨¦s Huertas y Leticia Mart¨ªn-Fuertes tambi¨¦n son R-Ladies. Coordinan el grupo de Madrid desde 2016. Las dos primeras ya conoc¨ªan el lenguaje, lo hab¨ªan aprendido en su entorno laboral. "Empec¨¦ mirando lo que hac¨ªan mis compa?eros, luego hice alg¨²n curso para entender c¨®mo funciona la sintaxis. Adem¨¢s, R tiene una comunidad muy grande y un mont¨®n de gente escribiendo tutoriales", se?ala Hern¨¢ndez.
- Los comienzos
Cuando aflor¨® la posibilidad de empezar con R-Ladies Madrid, Huertas tuvo sus dudas. Seg¨²n su experiencia, la presencia femenina era casi una anomal¨ªa entre los usuarios de R. "Yo hab¨ªa ido a muchas charlas de R y no hab¨ªa ni dios. Est¨¢bamos t¨², yo y la del tambor", asegura. Adem¨¢s, el ambiente de aquellos encuentros tampoco era el m¨¢s acogedor: "Eran mucho m¨¢s cerrados. Yo soy s¨²per sociable. Hablo con las paredes. All¨ª no me preguntaron ni c¨®mo me llamo". Con semejante recepci¨®n, el desaliento era instant¨¢neo.
"All¨ª vas, te cuentan su historia y te vuelves sin haber ganado, ni perdido, ni aportado nada", sentencia Hern¨¢ndez. "Con R-Ladies estamos haciendo algo m¨¢s que reunir mujeres para tener apoyo. Estamos generando y aportando a la sociedad". De hecho, en los planes de futuro del grupo resultar¨¢ fundamental el seguimiento a las reci¨¦n llegadas: "Para que siga en la comunidad, para que aporten y crezcan con nosotras".
- Amistades improbables
S¨®lo replicando lo que va haciendo otra gente, aprendes un mont¨®n
La tercera pieza del equipo, Leticia Mart¨ªn-Fuertes, es el perfecto ejemplo del potencial del grupo. Formada como fil¨®loga cl¨¢sica y totalmente ajena al mundillo de la programaci¨®n, conoc¨ªa R de o¨ªdas. "La primera vez que o¨ª hablar de ¨¦l fue en una empresa en la que estaba trabajando. Hac¨ªamos estad¨ªstica con textos y dem¨¢s", recuerda. Despu¨¦s, Hern¨¢ndez le coment¨® que iba a montar un grupo centrado en aquel lenguaje del que hablaban los ingenieros del trabajo.
El primer encuentro tuvo un ¨¦xito inesperado. "Llegu¨¦ y hab¨ªa unas treinta chicas. Y pens¨¦: ?Hostia! ?Y d¨®nde est¨¢is?", recuerda Huertas. Para el segundo, Mart¨ªn-Fuertes ya hab¨ªa escrito su propio script en R. "Me puse con Bea un par de tardes a copiar el c¨®digo que hab¨ªa hecho otra chica, y lo iba cambiando por mis datos. Solo replicando lo que va haciendo otra gente mientras te explica c¨®mo lo ha hecho, aprendes un mont¨®n", asegura.
- R y m¨¢s
El lenguaje de programaci¨®n veintea?ero no es un compartimento estanco. Y las R-Ladies tampoco lo son. "Intentamos colaborar con otras comunidades para enriquecernos mutuamente. Por ejemplo, con Geoinquietos hicimos un encuentro de c¨®mo utilizar R con mapas", se?ala Huertas.
?Veremos muchos m¨¢s cumplea?os de R? Todo apunta a que s¨ª. La flexibilidad de R no solo est¨¢ en sus posibles combinaciones con otros lenguajes y plataformas. Su uso es transversal en toda la comunidad cient¨ªfica y aplicable en extracci¨®n, limpieza, tratamiento y representaci¨®n de datos. Adem¨¢s, no es una torre de cristal: "Se ha vuelto m¨¢s f¨¢cil. Hay much¨ªsimas m¨¢s posibilidades, tambi¨¦n porque es mucho m¨¢s popular", asegura Huertas.
Las R-Ladies, por su parte, conf¨ªan en jubilarse pronto. "Ojal¨¢ dentro de unos a?os no tenga sentido. A nosotros nos encanta llevar la comunidad y nos lo pasamos muy bien , y la verdad es que hemos tenido un mont¨®n oportunidades por ella, conocer a gente, verles crecer... Pero s¨ª que es verdad que es una necesidad que se ha dado por el momento que vivimos ahora".
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