?Qui¨¦n se pone un microchip en la mano para entrar al trabajo?
Pagar la comida o desbloquear tu ordenador con un adem¨¢n de la mano es m¨¢s c¨®modo pero tambi¨¦n te convierte en una persona m¨¢s rastreable
Las tarjetas de acceso a las oficinas, la contrase?a para encender el ordenador y pagar con tarjeta la comida ya ha quedado desactualizado. Lo que viene ahora es poder hacer todo eso con un adem¨¢n de la mano, previa implantaci¨®n de un microchip que permite abrir puertas, pagar y desbloquear dispositivos. A cambio de esta comodidad ¡ªque acabar¨ªa con los d¨ªas en los que te dejas la identificaci¨®n en casa o el olvido de contrase?a cuando vuelves de vacaciones¡ª, un par de minucias: una peque?a intervenci¨®n para colocar el aparatito debajo de la piel y la posibilidad de que tu empresa coja esa informaci¨®n y la utilice para rastrear tus pasos por el edificio. Todo ventajas.
Hay quienes lo ven como un avance y empiezan a aplicarlo en sus empresas. Uno de los casos m¨¢s conocidos es el de la multinacional Three Square Market (32M) que, en agosto del a?o pasado, inyect¨® estos microchips en una de las manos de 50 de sus empleados. Situado entre el pulgar y el ¨ªndice y del tama?o de un grano de arroz, el aparatito permite "agilizar procesos de acceso, identificaci¨®n y transacciones", seg¨²n ha explicado el CEO de la compa?¨ªa, Todd Westby, en varios medios. El chip se comunica con el receptor a trav¨¦s de una tecnolog¨ªa de identificaci¨®n por radiofrecuencia, lo que hace posible interactuar con distintos dispositivos sin tocarlos.
Su implantaci¨®n es una forma leve de biohacking, ese movimiento que busca mejorar al humano instal¨¢ndole componentes tecnol¨®gicos. Se trata de una extensi¨®n de los chips que tienen las tarjetas contactless o los que se implantan en los animales dom¨¦sticos. Ahora es casi imposible quitarte de la cabeza la idea de que tu perro lleva un chip muy parecido con el objetivo de ser rastreable. Es verdad que el que proponen estas empresas no incluye un GPS y sus defensores alegan que el aparato tiene muy poca memoria. Pero s¨ª que deja un rastro de tu recorrido por el edificio y permite saber exactamente tus movimientos: qu¨¦ puertas abriste, cu¨¢nto tiempo dur¨® tu descanso, cu¨¢ndo compraste en la m¨¢quina, qu¨¦ comida, cu¨¢ndo encendiste el ordenador o qu¨¦ fotocopiadora utilizaste.
La idea de utilizar esta tecnolog¨ªa en Three Square Market vino de una colaboraci¨®n con la empresa sueca BioHax International, totalmente vinculada al uso de microchips. De hecho, en Suecia, uno de los pa¨ªses a la vanguardia de la adopci¨®n de la tecnolog¨ªa, durante los ¨²ltimos tres a?os, m¨¢s de 3.000 habitantes se han instalado voluntariamente uno para usar el transporte p¨²blico, guardar los billetes de tren, abrir la puerta de su casa o incluso para utilizarlo como DNI en operaciones sencillas.
Los detractores manifiestan una preocupaci¨®n evidente: la privacidad y la seguridad. Quienes lo han puesto en marcha por ahora aseguran que "la informaci¨®n que guarda est¨¢ protegida" y que, adem¨¢s, no es m¨¢s sensible que la que ya guarda una tarjeta de acceso o un tel¨¦fono m¨®vil. A¨²n as¨ª, nadie controla exactamente qu¨¦ se hace con esos datos. Nadie te asegura que la empresa no est¨¦ utilizando esa informaci¨®n para analizarte. De hecho, la falta de regulaci¨®n hace que no haya una seguridad concreta y no se puede saber a d¨®nde va y para qu¨¦ se utiliza esa informaci¨®n.
- El primer paso hacia un mundo ciborg
Yendo un paso m¨¢s all¨¢, los biohackers intentan crear humanos mejorados a?adiendo tecnolog¨ªa al cuerpo para potenciar las capacidades f¨ªsicas y mentales. Si perteneces a este movimiento, implantarte un microchip en la mano es lo m¨ªnimo que puedes hacer. Por ahora, los avances van desde tener una pr¨®tesis inteligente para la pierna hasta ver en la oscuridad y almacenar cantidades ingentes de datos. Aunque a finales de los noventa ya hubo biohackers que se implantaron chips, lo cierto es que en los ¨²ltimos a?os se ha desarrollado exponencialmente, de la mano de los avances tecnol¨®gicos. A d¨ªa de hoy se contin¨²a investigando y probando para ver hasta d¨®nde pueden llegar los l¨ªmites. Parece que en este caso el desarrollo de la tecnolog¨ªa ampl¨ªa nuestro abanico de posibilidades para evolucionar como humanos aunque queda pendiente el debate sobre privacidad.
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