Los coches solares no terminan de encontrar su sitio
La idea de un veh¨ªculo verdaderamente sostenible, libre de emisiones y con una fuente de energ¨ªa inagotable deber¨ªa emocionar a parte de la industria, pero los turismos alimentados por el sol no terminan de cuajar
En los despachos donde se imagina el futuro apenas se habla del asunto, como si no se confiase en ello, como si no hubiera demasiadas esperanzas. Resulta extra?o, porque se asume como natural ilusionarse con algo perfecto: un coche limpio, sostenible, alimentado por una fuente de energ¨ªa inagotable. Un autom¨®vil que solventa, sobre el papel, muchas de las incertidumbres que revolotean alrededor de la automoci¨®n desde hace unos a?os. Sin embargo, por algo ser¨¢, en torno al coche solar existen muchas m¨¢s dudas que proyectos firmes.
Una parte del camino ya est¨¢ andado, porque un veh¨ªculo de este tipo no deja de ser exactamente igual que uno el¨¦ctrico. Su funcionamiento y su mecanismo de propulsi¨®n son id¨¦nticos, y la ¨²nica diferencia reside en la procedencia de la alimentaci¨®n. En este caso, los paneles solares de la carrocer¨ªa se encargan de transformar la energ¨ªa solar en electricidad, que se almacena en las bater¨ªas o va directamente al motor. Pero en este punto termina la teor¨ªa, empiezan los problemas y se comprenden los recelos. Ser¨¢ muy complicado ver, al menos a medio plazo, un coche propulsado exclusivamente por el sol.
Entre los inconvenientes principales aparece la eficiencia de los paneles solares. La c¨¦lula fotovoltaica m¨¢s eficiente creada hasta el momento ofrece una capacidad de conversi¨®n del 26 %, es decir, el desperdicio de luz natural resulta demoledor. Se hace imprescindible una enorme cantidad de paneles que recojan la luz, demasiados como para que quepan en un turismo normal. Por eso los coches solares, que los hay, muestran dise?os imposibles, necesarios para aprovechar hasta el ¨²ltimo rinc¨®n la superficie disponible para las c¨¦lulas y, de paso, favorecer al m¨¢ximo la aerodin¨¢mica. Es el caso del Stella Vie, dise?ado en la Universidad de Tecnolog¨ªa de Eindhoven (Holanda) para una familia media, con capacidad para cinco pasajeros y 1.000 kil¨®metros de autonom¨ªa.
Otros proyectos en marcha parecen m¨¢s cercanos a la realidad. Panasonic, por ejemplo, produce desde marzo de 2017 paneles de 180 vatios para los techos de los coches, aplicados ya en el nuevo Toyota Prius Plug-in Hybrid comercializado en Jap¨®n. Se trata de un apoyo para las bater¨ªas que se traduce en un aumento del 10% en la autonom¨ªa el¨¦ctrica del modelo, de modo que aporta unos tres kil¨®metros de rango de uso. ¡°Los paneles suministran una peque?a cantidad de electricidad, pero este sistema es un gran avance. Estamos usando una energ¨ªa que se estar¨ªa perdiendo en caso contrario¡±, asegura el ingeniero jefe del Prius, Shoichi Kaneko.
No es el primer intento de utilizar las c¨¦lulas fotovoltaicas como refuerzo. Ya en 2008, aunque sin demasiado ¨¦xito comercial, el desaparecido Seat Exeo integr¨® unos paneles para activar un sistema de climatizaci¨®n aut¨®nomo que enfriaba el habit¨¢culo (en caso necesario) cuando el coche estaba estacionado. Otros prototipos han planteado la idea de la energ¨ªa solar, como el SsangYong e-XIV o el Ford C-Max Solar Energi Concept, y desde el verano pasado Audi trabaja junto con Alta Devices, filial de la empresa china Hanergy, para integrar c¨¦lulas solares en el cristal de un techo panor¨¢mico y dar as¨ª energ¨ªa al sistema de aire acondicionado o a la calefacci¨®n de los asientos, consiguiendo, de paso, mejorar la eficiencia del coche el¨¦ctrico y aumentar la autonom¨ªa.
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