En la Transici¨®n no hab¨ªa Twitter
Las redes sociales han favorecido la pol¨ªtica tribal que rompe los consensos. Pero no echemos toda la culpa al sobrevalorado pajarito azul
Explica as¨ª Celia Villalobos por qu¨¦ ha puesto fin a sus m¨¢s de 30 a?os como diputada: ¡°No me gusta la pol¨ªtica de hoy, superficial, el Twitter¡±. ?El Twitter? ?Son las redes sociales las que han degradado el debate p¨²blico? No es la ¨²nica que lo cree. Jamie Bartlett, el ¨²ltimo ciberpesimista, sostiene en su libro The People vs Tech que internet est¨¢ destruyendo la democracia. Porque la Red nos lleva a la ¡°pol¨ªtica tribal y emocional¡±, en la cual ¡°la lealtad al grupo y la ira desbancan a la raz¨®n y al compromiso¡±.
En dosis de 280 caracteres, se difunden discursos maniqueos que empujan la marea populista y agrietan los consensos surgidos tras la Segunda Guerra Mundial. Un ejemplo de historia-ficci¨®n: ?Ser¨ªan posibles negociaciones tan ambiciosas como las que permitieron la Transici¨®n espa?ola ahora, con los tuits piando en los m¨®viles de los padres de la Constituci¨®n, con bulos circulando por Whatsapp sobre lo que se estaba negociando?
La influencia pol¨ªtica de las redes es dif¨ªcil de rebatir. Obama ya se apoy¨® en Facebook para darse a conocer. Trump lanza un torrente de tuits cada ma?ana. Bolsonaro prefiri¨® sembrar mensajes en Whatsapp que acudir a debates. Dicen que tuits como el de las ¡°155 monedas de plata¡± decantaron a un titubeante Puigdemont en las horas decisivas del proc¨¦s. Vox supera a los dem¨¢s partidos en Instagram. Triunfa el manual de Steve Bannon, alentador global del nacionalpopulismo.
Un momento: miremos otros factores que nos han llevado hasta aqu¨ª. La crisis de 2008 desprestigi¨® a los partidos, al capitalismo, a todas las instituciones. Otros se remontan a la ola neoliberal de los ochenta, la de Reagan y Thatcher, que ahond¨® en el individualismo y la desigualdad. Alguno dir¨¢ que las guerras culturales que a¨²n se libran empezaron en 1968.
?Hoy tenemos una pol¨ªtica cortoplacista, irreflexiva, en la que manda la comunicaci¨®n sobre los principios.
Quiz¨¢s todo venga de mucho, mucho m¨¢s atr¨¢s. Investigadores de Texas y Princeton han publicado en PNAS un estudio demoledor: los discursos pol¨ªticos tienden, s¨ª, a la simpleza y a la demagogia¡ desde hace un siglo. ¡°La receta que probablemente ayud¨® a Trump a convertirse en un candidato presidencial exitoso se puso en marcha casi 100 a?os antes de que asumiera el cargo¡±, afirman los autores.
Lo que tenemos hoy es una pol¨ªtica cortoplacista, irreflexiva, en la que manda la comunicaci¨®n sobre los principios. El diagn¨®stico es m¨¢s complejo que endosar la culpa al sobrevalorado pajarito azul. En 1978, tiempos m¨¢s dif¨ªciles que los actuales, los pol¨ªticos fueron capaces de pensar m¨¢s all¨¢ del pr¨®ximo comentario, el pr¨®ximo telediario y la pr¨®xima encuesta.
Elijamos, entonces, bien la pregunta: ?Twitter ha empobrecido la democracia? ?O, m¨¢s bien, hacemos tanto caso a Twitter porque la democracia se ha empobrecido? No es lo mismo.
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