Nostalgia del esp¨ªa compasivo
El reconocimiento facial es la ¨²ltima amenaza a la intimidad. Y adem¨¢s funciona con prejuicios muy humanos
En la pel¨ªcula alemana La vida de los otros, de 2006, un agente de la Stasi trabaja en la escucha de las conversaciones de un dramaturgo, sospechoso de disidencia, que tiene un piso en el Berl¨ªn oriental de los ochenta, un micr¨®fono oculto y una relaci¨®n con una actriz. De tanto seguir a la pareja, el esp¨ªa se engancha a su vida como a una telenovela. Se emociona con ellos, r¨ªe con ellos, llora cuando lloran ellos.
No creo que empatizaran as¨ª los empleados de Amazon que escuchaban conversaciones dom¨¦sticas a trav¨¦s del altavoz inteligente Alexa. La empresa aleg¨® que ese trabajo era puntual y an¨®nimo, sin m¨¢s objetivo que mejorar la comprensi¨®n de las ¨®rdenes. No consta que en Google Home haya alguien al otro lado, pero s¨ª que almacenan grabaciones. Tambi¨¦n te escucha tu m¨®vil, y no lo piensas. Por eso a veces salta Siri por sorpresa creyendo que le ped¨ªas algo.
El siguiente paso hacia el Gran Hermano es m¨¢s inquietante: el reconocimiento facial. Cuenta Javier Espinosa, periodista espa?ol en China, que su hija de ocho a?os ya pasa un control de su rostro para subir al autob¨²s escolar. Qu¨¦ no har¨¢n con los m¨¢s creciditos. En un instituto de secundaria de Hangzhou, las c¨¢maras miden el nivel de concentraci¨®n de los alumnos, que se indica en una pantalla en el aula. Gracias a la falta total de garant¨ªas para la privacidad, Pek¨ªn domina una tecnolog¨ªa que emplea para perseguir disidentes o multar al que se salta un sem¨¢foro. En el lado contrario, San Francisco ha prohibido el reconocimiento facial en espacios p¨²blicos por la presi¨®n de defensores de los derechos civiles.
Ya vivimos rodeados de c¨¢maras, pero por ahora son tontas. Cuando sean todas inteligentes, se acab¨® el anonimato en la calle. Se entiende el uso del sistema para, por ejemplo, localizar a terroristas en fuga. No que se siga a cualquier vecino, que sus datos puedan recopilarse y, el colmo, venderse a empresas.
Hay m¨¢s: el sistema falla mucho. No aleatoriamente, no, sino que reproduce prejuicios humanos. La joven congresista Alexandria Ocasio-Cortez demostr¨® en una comisi¨®n parlamentaria de EE UU que los sistemas de reconocimiento facial, dise?ados casi siempre por hombres blancos, tienden m¨¢s al error con la poblaci¨®n negra, con los hispanos y, de forma clamorosa, con los transexuales. Los m¨¢s vulnerables tienen m¨¢s que temer. Alguien con rasgos latinos, por ejemplo, tendr¨¢ m¨¢s papeletas para una deportaci¨®n.
Seg¨²n avanza la trama de La vida de los otros, el agente Gerd Wiesler, alias HGW XX/7, siente m¨¢s complicidad con sus vigilados. Los encubre, hace desaparecer pruebas contra ellos. Un esp¨ªa humano puede sentir compasi¨®n. Una inteligencia artificial nunca lo har¨¢.
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