Los datos: un reto, una profesi¨®n, una soluci¨®n
Pa¨ªses de nuestro entorno como Francia y Alemania han establecido planes para poder disponer de ingenieros inform¨¢ticos especializados en datos. Es evidente que Espa?a no puede estar ajena a esta corriente.
Todo el mundo habla de datos. Aparecen por todas partes y adquieren protagonismo, porque son ¨²tiles, porque resulta que la digitalizaci¨®n consiste precisamente en sacarles partido: cambiar el modelo de negocio a partir del procesamiento de los datos de una organizaci¨®n.
Una confluencia de posibilidades de automatizaci¨®n y de globalizaci¨®n nos ponen en alerta como sociedad. Sabemos que muchos puestos de trabajo desaparecer¨¢n y ser¨¢n sustituidos por otros en los lugares donde se haya producido la riqueza suficiente al aumentar la eficiencia de las empresas. El bienestar y el progreso de nuestro pa¨ªs depende en una buena parte de la manera en que afrontemos el reto de los datos.
Siempre hubo datos. Las t¨¦cnicas matem¨¢ticas y estad¨ªsticas que fundamentan la ciencia de datos son centenarias, pero la explosi¨®n en su efectividad se produce cuando la inform¨¢tica facilita construir aplicaciones que permiten automatizar actividades y mejorar dr¨¢sticamente la toma de decisiones. El comportamiento de estas aplicaciones, a veces, si fuese adoptado por una persona no dudar¨ªamos en calificarlo como inteligente.
Los profesionales que necesitamos son ingenieros inform¨¢ticos con una especializaci¨®n. Ingenieros e ingenieras capaces de llevar m¨¢s all¨¢ la b¨²squeda de regularidades en cantidades ingentes (o no) de registros de actividades o de fen¨®menos. Solo la computaci¨®n puede indagar racionalmente en un campo de exploraci¨®n que, junto con los n¨²meros, incluye im¨¢genes, sonidos, textos o rastros digitales de usuarios.
La inform¨¢tica es diversa y abarca muchos campos que en buena medida no son conocidos por el p¨²blico en general. El tratamiento de datos no consiste solo en su an¨¢lisis y evaluaci¨®n, sino que precisa tambi¨¦n abordar tareas de selecci¨®n, preprocesamiento y transformaci¨®n. Los datos deben ser organizados en bases de datos adecuadas, con arquitecturas que optimicen el rendimiento en su gesti¨®n. El procesamiento descansa en el aprendizaje autom¨¢tico y en la elaboraci¨®n de software de calidad que garantice la comunicaci¨®n con los sistemas inform¨¢ticos de una organizaci¨®n. Precisamente, estas son labores que dan nombre a las ¨¢reas de ingenier¨ªa inform¨¢tica en el ¨¢mbito acad¨¦mico.
Pa¨ªses de nuestro entorno como Francia y Alemania han establecido planes para poder disponer de ingenieros inform¨¢ticos especializados en datos. Es evidente que Espa?a no puede estar ajena a esta corriente. A nuestro juicio las medidas deben abarcar varios frentes.
La formaci¨®n de un ingeniero inform¨¢tico especialista en datos (el nombre es poco relevante) no puede hacerse con unas pocas horas sobre una formaci¨®n de base diferente a la inform¨¢tica. La Universidad necesitar¨¢ adaptarse a los nuevos retos; no solo en inform¨¢tica, desde luego. No podemos permitirnos sucumbir a la poderosa inercia o nos quedaremos atr¨¢s. Tenemos que abrir las ventanas y respirar en los nuevos aires, adelantarnos a ellos si es posible. Las normas internas de toma de decisiones y asunci¨®n de responsabilidades desdibujan en exceso estos procesos.
La elaboraci¨®n y actualizaci¨®n de los planes de estudio debe responder a criterios acad¨¦micos objetivos, establecidos por los expertos y en consonancia con las necesidades de la industria, pero nunca a intereses internos de las propias instituciones y tampoco debe sucumbir a modas ef¨ªmeras.
Adem¨¢s, una tediosa burocracia alarga los procesos de manera desesperante. Es urgente tambi¨¦n la aplicaci¨®n de f¨®rmulas imaginativas para compartir expertos (necesarios en especialidades recientes) y para utilizar t¨¦cnicas pedag¨®gicas diferentes.
Por otra parte, la profesi¨®n (?y la industria!) necesitan establecer una clara diferencia entre la Formaci¨®n Profesional y los t¨ªtulos universitarios (y entre ellos tambi¨¦n). En Espa?a las ingenier¨ªas tienen una regulaci¨®n que lleva d¨¦cadas pendiente para la Inform¨¢tica. Cada pa¨ªs tiene su modelo de regulaci¨®n para las ingenier¨ªas, pero ninguno comete el error de penalizar a la inform¨¢tica. Se dice que el mejor momento para plantar un ¨¢rbol fue hace 20 a?os, pero el segundo mejor momento es hoy.
Todo lo anterior, con alg¨²n peque?o matiz, es com¨²n a otras especialidades de la ingenier¨ªa inform¨¢tica. Por ejemplo, la ciberseguridad, los juegos, o la inteligencia artificial entre otras. La sociedad espa?ola necesita abordar estas reformas para aprovechar el enorme potencial de estos retos y oportunidades, no podemos permitirnos dejarlas pendientes para otro momento.
Antonio Bahamonde es presidente de la Sociedad Cient¨ªfica Inform¨¢tica de Espa?a (SCIE) y catedr¨¢tico de la Universidad de Oviedo.
Ernesto Pimentel es presidente de la Conferencia de Directores y Decanos de Ingenier¨ªa Inform¨¢tica (CODDII) y catedr¨¢tico de la Universidad de M¨¢laga.
Juan Pablo Pe?arrubia es presidente del Consejo General de Colegios de Ingenier¨ªa en Inform¨¢tica (CCII)
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