Google quiere vacunarse contra el ¡®efecto Facebook¡¯
El gigante online enfatiza el poder de los usuarios sobre sus datos para evitar el contagio de la crisis de credibilidad de las grandes tecnol¨®gicas. ?Qu¨¦ te ofrece hacer con tu informaci¨®n?
Un cartel bien visible en la recepci¨®n de las oficinas de Google Espa?a advierte a los visitantes de que no pueden tomar fotos sin autorizaci¨®n y les insta a no compartir alegremente informaci¨®n sensible. Nota mental del periodista que acude a hacer un reportaje sobre la privacidad de los datos en el gigante de internet: la suya, eso seguro, se la toman en serio, y no solo en el mundo digital.
Pero la sensaci¨®n de empresa blindada y con un punto paranoica queda enseguida mitigada cuando el mismo periodista es conducido al peque?o despacho de la directora general en Espa?a, Fuencisla Clemares. ¡°Como estamos constantemente reunidos, ahora mismo no tenemos una sala libre¡±, dice a modo de disculpa la responsable de comunicaci¨®n. All¨ª, entre dibujos infantiles dedicados a la jefa, tan privados o m¨¢s que cualquier b¨²squeda online, transcurrir¨¢ la entrevista con Greg Fair, directivo de Google a cargo de varios grupos de trabajo sobre privacidad y datos.
Lleva trabajando en Google desde 2012, siempre alrededor de los datos de los usuarios, y tambi¨¦n regatea la primera impresi¨®n: antes que ejecutivo global del gigante de internet fue m¨²sico ¨C¡°cant¨¦ ¨®pera durante ocho a?os, y por eso hablo algo de italiano, pero lo dej¨¦, en parte porque estaba harto de llegar peluca¡±-, y adem¨¢s era jugador ¡°competente¡± de f¨²tbol, si bien la ¡®buena¡¯ de la familia era su hermana Lorrie, campeona del mundo en 1999 y ol¨ªmpica en S¨ªdney 2000.
Pero Fair no est¨¢ en el despacho de Clemares para hablar de f¨²tbol, sino de la estrategia de Google en el terreno de la privacidad, uno de los principales campos de batalla para las ¡®big tech¡¯ desde que el estallido del esc¨¢ndalo deCambridge Analytica.
?Est¨¢ marcando este caso un antes y despu¨¦s en el uso que de los datos hacen las grandes compa?¨ªas? Cuando Mark Zuckerberg va, nosotros ya estamos volviendo, parece decir Fair, que saca pecho de la trayectoria de Google: ¡°Llevamos a?os en esto, y lo hacemos porque estamos convencidos de que es bueno para nuestro negocio. Lo importante es generar confianza. Si los usuarios no conf¨ªan en Google, no usar¨¢n Google. Es as¨ª de sencillo¡±, explica.
Google cuenta con una divisi¨®n especializada en privacidad desde 2009, y acaba de inaugurar un centro especializado de Ingenier¨ªa de Seguridad en M¨²nich, donde investigar¨¢n a final de a?o 200 expertos espec¨ªficos en la materia. Fair trabaj¨® un a?o en la ciudad alemana, donde entre otras labores se ocup¨® de la adaptaci¨®n de la compa?¨ªa al nuevoReglamento Europeo de Protecci¨®n de Datos (GDPR por sus siglas en ingl¨¦s). ¡°Es la regulaci¨®n sobre privacidad m¨¢s importante de la ¨²ltima d¨¦cada, y de alguna forma marca la referencia, el est¨¢ndar de la discusi¨®n¡±.
¡°Estamos absolutamente convencidos de que tenemos que trabajar con los reguladores en todos los asuntos de seguridad¡±, asegura Fair, pero, sin esperar a las normas, Google ofrece a sus usuarios un ¡®h¨¢galo usted mismo¡¯ en cuanto a sus datos.
El concepto de privacidad, aseguran en la multinacional, var¨ªa mucho no solo entre los diferentes pa¨ªses, sino entre individuos. ¡°La privacidad est¨¢ muy ligada a la seguridad, y hay gente que se siente segura con la puerta de su casa abierta y otros que quieren echar tres cerrojos¡±. Lo mejor es que cada uno decida. As¨ª que Google presume de haber sido de las primeras grandes compa?¨ªas que permite al usuario hacer su propia configuraci¨®n de privacidad. Veinte millones de personas visitan diariamente Google Account, donde cada usuario decide qu¨¦ comparte y qu¨¦ borra. Y lo que se borra, desaparece de verdad, asegura Fair, que precisamente dirige el equipo de la empresa responsable de que los datos se eliminen en el tiempo y escala solicitados por cada usuario.
Adem¨¢s de en la personalizaci¨®n de los datos, Google lleva un tiempo trabajando en su portabilidad. La idea es sencilla: si los datos son del usuario, las empresas deben ofrecerle la posibilidad de recopilarlos, desc¨¢rgaselos y llev¨¢rselos a donde quiera, como determina la GDPR. ¡°El usuario no puede sentirse atrapado, y es m¨¢s probable que conf¨ªe en ti si sabe que puede llevarse sus datos d¨®nde quiera y c¨®mo quiera. Por eso llevamos a?os dise?ado herramientas de portabilidad, junto a otras compa?¨ªas, y ya tenemos unas 70¡±, dice con cierto orgullo Fair. Entre los socios de Google en este proyecto est¨¢n Microsoft, Dropbox, Twitter y la propia Facebook.
Pero, un momento: ?no vive Google de los datos personales? A botepronto, el trabajo de Fair y otros muchos en Google podr¨ªa asemejarse a empleados de Zara que recorriesen las tiendas diciendo a los clientes que, en realidad, esa camisa no les queda bien. ¡°Somos una compa?¨ªa de datos, no de datos personales. Nuestra labor es dar la informaci¨®n en un contexto, ordenada¡±, se defiende Fair. Ese contexto lo decide el usuario, pero, reconoce Fair, no es lo mismo ocho que ochenta. ¡°Es un hecho que cuantos m¨¢s datos tenga un sistema, m¨¢s inteligente ser¨¢ el sistema. Y hay una expectativa de los usuarios. La cuesti¨®n es encontrar la cantidad correcta. ?Cu¨¢nta personalizaci¨®n quieres? ?Quieres decir a Google Maps que te lleve a ¡®casa¡¯ o prefieres teclear la direcci¨®n?¡±
Aunque la gente no se levanta de la cama pensando en la importancia de sus datos personales, la sensaci¨®n es que la barra libre se ha acabado. Por eso Sundar Pichai, CEO de Google, recalcaba en un reciente art¨ªculo en The New York Times queGoogle ¡°nunca vender¨¢ informaci¨®n personal a terceros¡±, y que los datos que utilizan para personalizar la publicidad no salen de aplicaciones como Gmail o Google Docs. La sensibilidad ha cambiado, y ahora se maneja el concepto de ¡°minimizaci¨®n de datos¡±: c¨®mo lograr informaci¨®n cada vez m¨¢s ¨²til, precisa y personalizada sin recoger todo tipo de datos, sino solo los realmente necesarios. La confianza de los consumidores en los proveedores tecnol¨®gicos no es un recurso infinito, y los gigantes ya act¨²an en consecuencia.
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