¡°Los Ayuntamientos nos ponen en peligro, pero sin datos no podemos quejarnos¡±
Inma Mart¨ªnez, cient¨ªfica y experta en inteligencia artificial, reivindica dejar a las m¨¢quinas hacer su trabajo y urge a los humanos a potenciar la cognici¨®n creativa
La econom¨ªa digital redibuja todo lo que nos rodea; pero mientras la hiperconexi¨®n y la urgencia modifican nuestras din¨¢micas, cada vez m¨¢s voces reclaman dejar hacer a las m¨¢quinas y que los humanos ampliemos nuestra capacidad creativa a trav¨¦s de la inspiraci¨®n y la pausa. Se trata de sacar m¨¢s partido a la tecnolog¨ªa y dise?ar soluciones que mejoren nuestra calidad de vida y la del planeta. La cient¨ªfica digital Inma Mart¨ªnez transita por estos enunciados. Esta experta en inteligencia artificial es consultora de innovaci¨®n y digitalizaci¨®n. Hace un alto en el camino hacia Burgos, donde participa en un evento sobre transformaci¨®n digital, para charlar con EL PA?S RETINA.
- P. La creatividad y las humanidades siempre aparecen como habilidades imprescindibles en la nueva econom¨ªa digital, ?pero no iba esto de perfiles t¨¦cnicos?
- R. El futuro no solo pasa por el internet de las cosas, pasa por valorarnos m¨¢s all¨¢ del coeficiente intelectual; por lo que nos hace humanos. Por la creatividad, el pensamiento estrat¨¦gico; por ser seres sociales que trabajan en equipo y saben colaborar. Para eso nacimos, para eso sirve nuestro cerebro y ah¨ª es donde podemos brillar. Cuando hablo de creatividad, prefiero el t¨¦rmino de cognici¨®n a inteligencia, porque est¨¢ vinculada al entendimiento de la realidad. Y ¨¦sta no se entiende sin nuestras habilidades humanas, sin la inteligencia emocional...
- P. ?Cree que las ciudades inteligentes est¨¢n creciendo bajo estos c¨¢nones?
- R. Vivimos en sitios cada vez m¨¢s desiguales y en sociedades hiperconectadas que a¨ªslan individuos. En Reino Unido la soledad es un asunto de Estado [afecta a casi el 14% de la poblaci¨®n]. En las grandes capitales la gentrificaci¨®n est¨¢ arrancando a la gente de sus barrios... Esas personas no se evaporan, alguien tiene que pensar qu¨¦ hacemos con ellas. Y otro problema m¨¢s, el ox¨ªgeno. El aire que respiramos cada vez es de peor calidad. Las ciudades no se han dado cuenta de que es tarde para lidiar con todos los problemas que est¨¢n generando y los que est¨¢n por venir.
- P. ?Las smart cities han servido alguna vez a este prop¨®sito?
- R. El boom de hace unos a?os con los sensores fue una respuesta de las empresas grandes a la digitalizaci¨®n. Pero no aplicaron la cognici¨®n creativa. Est¨¢ muy bien que las luces se enciendan a tu paso, pero ?cu¨¢ntas ciudades preguntan a las mujeres en qu¨¦ zonas se sienten m¨¢s inseguras por las noche? Est¨¢ muy bien tener datos de contaminaci¨®n, ?pero por qu¨¦ no se cruzan con los ingresos por problemas pulmonares? Prefiero definirlas como tech cities, no inteligentes.
- P. ?A qu¨¦ se refiere cuando dice que las empresas tienen un papel clave en la estructura de las ciudades?
- R. Ahora las empresas eligen a conciencia los sitios para resultar m¨¢s atractivas. El trabajador quiere flexibilidad, pero tambi¨¦n vivir en sitios con un aire limpio y poder llegar en bicicleta o estar cerca de casa. El talento hay que atraerlo y retenerlo. Muchos hubs se colocan en barrios que antes eran inseguros y cambian; ahora est¨¢n muy cotizados, e incluso gentrificados. Los gobiernos deben tener en cuenta esto porque ya vemos que puede tener un impacto negativo en la gente que viv¨ªa antes ah¨ª.
- P. ?Pueden las startups servir mejor que las corporaciones en la creaci¨®n de la ciudad tech o inteligente?
- R. Mira [dice alcanzando su bolso, del que cuelga un usb del tama?o de un mando a distancia]. ?Sabes qu¨¦ es este cencerrito? Los franceses Plumelabs me lo han dejado para que lo entrene. Va recogiendo toda la informaci¨®n del aire de los sitios por los que paso. Ya sea el avi¨®n, el coche, la oficina. Y ver¨¢s... [desbloquea el smartphone] en estas gr¨¢ficas vas viendo el estado de la cuesti¨®n, d¨ªa por d¨ªa, sitio por sitio...
- P. Pero ah¨ª pone que est¨¢ dentro de una oficina y el aire contaminado est¨¢ disparado...
- R. No solo hay poluci¨®n en el aire de la calle, dentro tambi¨¦n. La intenci¨®n de estos chicos es empoderar a la gente; que no dependamos de mediciones externas, que tengamos a nuestro alcance el impacto del aire que respiramos en nuestra vida. Para defender el medio ambiente necesitamos generar datos y actuar con rigor cient¨ªfico. Los Ayuntamientos deben darse cuenta de que nos ponen en peligro, pero sin datos, no tenemos nada con lo que poder quejarnos.
- P. ?Cree que los datos pueden despertar a los negacionistas?
- R. Los organismos p¨²blicos funcionan como cualquier empresa, y los l¨ªderes, como cualquier otro CEO. Quieren conocer los gustos de la gente a la que se dirigen. Un pol¨ªtico que tome decisiones sin una agenda ecol¨®gica real acumular¨¢ rechazo, hartazgo y cabreo. No me creo que no le duela que la gente no le vaya a volver a votar. Pero esta f¨®rmula se ve siempre mejor en poblaciones m¨¢s peque?as, por ejemplo Pa¨ªs Vasco. En las ciudades grandes se diluye. Es clave que los ayuntamientos se rodeen de excelencia y sepan comunicar bien lo que hacen, que la gente vea el beneficio de sus decisiones.
- P. En Deep Science Ventures apoyan soluciones que van desde la ingenier¨ªa a la investigaci¨®n contra el c¨¢ncer, a la eficiencia energ¨¦tica...
- R. Son proyectos que afrontan problemas sist¨¦micos. Vivimos un cambio de era y los que hemos hecho todo, o casi todo en nuestra vida profesional y personal, tenemos la obligaci¨®n de ayudar, apoyar a los j¨®venes que quieren mejorar el mundo que les estamos dejando. Les llamo generaci¨®n realista. Tienen acceso a much¨ªsima informaci¨®n, quieren actuar, ponerse a trabajar y a cambiar las cosas ya. Y tenemos la obligaci¨®n de apoyarles.
- P. Va a publicar un libro sobre los negocios que se est¨¢n montando en la luna. ?Como ya nos hemos cargado la Tierra ahora le toca a la luna?
- R. Siempre se dice que la gente del espacio es la que est¨¢ m¨¢s concienciada con los recursos de la Tierra y lo mantengo. Pero si queremos salvar este planeta como biosfera ecol¨®gica, no podemos explotarla m¨¢s. La sociedad electr¨®nica requiere de materiales y energ¨ªa que la Tierra no puede seguir dando. Hay que explorar otras f¨®rmulas. La Tierra no va a soportar el da?o que le estamos haciendo a su campo magn¨¦tico.
- P. ?Y qu¨¦ tipo de industrias se est¨¢n desarrollando?
- R. Desde el turismo lunar a la miner¨ªa. Desde la telefon¨ªa a los nanosat¨¦lites de wifi. Lo interesante es que ya se est¨¢ empezando a contemplar qu¨¦ riqueza aportan a los pa¨ªses; aunque de momento la inversi¨®n es privada. Hay implicadas un mont¨®n de startups; est¨¢n Jeff Bezos y Elon Musk.
- P. Parece haber una gran brecha digital entre estas empresas y el resto de tejido empresarial. ?Les dar¨¢ tiempo a transformarse?
- R. Las grandes empresas tampoco fueron r¨¢pidas en la digitalizaci¨®n hasta que no vieron peligrar su negocio. El reto ahora es aprovechar el 5G. La automoci¨®n ha cogido una velocidad de crucero porque uno de los mayores cambios vendr¨¢ del veh¨ªculo conectado. A¨²n no ha entrado el coche aut¨®nomo porque queda mucho por hacer. Una plataforma para darles cabida, una red totalmente transformada... Pero la industria ya est¨¢ all¨ª y ser¨¢n los mejores clientes de las operadoras de la red de Internet.
- P. Lleva d¨¦cadas observando y teorizando sobre el ser humano y su adaptaci¨®n a esa "quinta revoluci¨®n industrial", ?seguimos sorprendi¨¦ndole?
- R. Los seres humanos nunca se comportan como deben, sino como pueden. La tecnolog¨ªa es como un virus, va m¨¢s r¨¢pido que nosotros y que las legislaciones que pueden protegernos a nosotros y a nuestros datos. Pero como el ritmo no va a frenar, veremos aparecer nuevas soluciones que nos protejan. Nuestra casa debe ser nuestro reposo, por tanto habr¨¢ empresas que apaguen todo lo que est¨¦ conectado en tu casa a partir de cierta hora. Porque ya hay una parte de la sociedad que demanda parar y desconectar. De ah¨ª que se demande meditaci¨®n, m¨¢s naturaleza... Es una respuesta a todo lo anterior y una forma de proteger las habilidades genuinamente humanas.
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