Qu¨¦ y d¨®nde tienes que estudiar para formarte en tecnolog¨ªas punteras
Inteligencia artificial, ciberseguridad y ciencia de datos son las estrellas en las empresas y las ausentes en los grados universitarios. La ense?anza va por detr¨¢s del mercado
Es la Edad de Oro de la ingenier¨ªa. Pero no hay ingenieros. Llega el tiempo deslumbrante de la Ilustraci¨®n digital. Pero no hay Academia. ?D¨®nde aprender lo que no se ense?a? De tan repetido, produce hast¨ªo teclearlo. ¡°El-hombre-debe-estar-preparado- para-profesiones- que-a¨²n-no-existen¡±. Formarse en lo que nadie conoce, en aulas sin construir donde imparten clases profesores que ignoran las materias. Le¨ªda despacio o deprisa, la frase es una traici¨®n a S¨®crates y su dial¨¦ctica. Tambi¨¦n es un enga?o a los saberes que urgen en esta era. ¡°El 35% de los trabajadores europeos no tiene los conocimientos b¨¢sicos digitales imprescindibles en la mayor¨ªa de los trabajos actuales¡±, advierte, por correo electr¨®nico, un portavoz de la Comisi¨®n Europea. Y el a?o que viene har¨¢n falta 750.000 expertos solo en el espacio de las TIC. Pero no est¨¢n. ?D¨®nde aprender lo que no se ense?a?
La respuesta no llega con el viento, sino con la l¨®gica socr¨¢tica. Situar el futuro a corto plazo. Aprender por elevaci¨®n. Matem¨¢ticas, ¨¢lgebra lineal, matrices, programaci¨®n, f¨ªsica, estad¨ªstica, ¨¦tica. Trabajar en lo concreto. An¨¢lisis de datos, ciberseguridad, inteligencia artificial, blockchain, impresi¨®n 3D, machine learning. La distancia y las fuerzas gravitacionales generadas por estos universos han abierto un agujero de gusano. A trav¨¦s de ¨¦l viajan no solo estudiantes de ciencias, sino, lo que resulta inesperado, tambi¨¦n de otras materias. Esos saberes nuevos no pertenecen ¨²nicamente a la tecnolog¨ªa y sus expertos.
- Algoritmos como cultura general
Alba Taboada tiene 23 a?os. Es graduada en Sociolog¨ªa por la Universidad Complutense de Madrid. All¨ª, en las clases de estad¨ªstica, descubri¨® que los algoritmos son una manera vibrante de entender el mundo. ¡°Por mi perfil, no fue f¨¢cil que me admitieran. Llam¨¦ a muchos sitios. Pero lo logr¨¦¡±, recuerda. Hoy se sienta en las clases del M¨¢ster de Big Data de la Universidad de Navarra en su campus de Madrid. Y est¨¢ contenta, y sonr¨ªe. ¡°No me est¨¢ costando mucho¡±, zanja. Es la redenci¨®n de unos j¨®venes que acuden tambi¨¦n de la Administraci¨®n de Empresas. ¡°Tienen que hacer algoritmos, tienen que hacer estad¨ªstica, pero todo con un enfoque muy pr¨¢ctico. No es necesario que sean genios de las matem¨¢ticas. Adem¨¢s, esta es una generaci¨®n muy capaz¡±, defiende Robert Maxwell, director del grado en Ciberseguridad de la Universidad Francisco de Vitoria. Hay que abrir la puerta. Captar a quienes tengan vocaci¨®n. Dejar que se filtre la luz por la grieta.
Espa?a tiene al menos 10.000 empleos sin cubrir en los oteros de la ciencia y la tecnolog¨ªa porque faltan candidatos. Pese a todo, habitamos la paradoja. El pa¨ªs est¨¢ por encima de la media europea en n¨²mero de titulados en ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas (CTIM). Hay 21,6 graduados por cada 1.000 habitantes. En el Viejo Continente el ratio es 19,1. Poco importa. La sociedad tiene que atender la plegaria tecnol¨®gica. ¡°Nunca ha habido un tiempo mejor para ser ingeniero¡±, refrenda David Lakin, director de Educaci¨®n del Institution of Engineering and Technology (IET) de Londres, quiz¨¢ el lobby ingenieril m¨¢s poderoso de Europa. La raz¨®n es sencilla: hoy todo es tecnolog¨ªa, hoy todo es digital.
- Crear nuevos grados
Las universidades p¨²blicas y privadas han lanzado al mercado un orgi¨¢stico torbellino de grados, m¨¢steres y cursos que buscan dar respuesta a una demanda de las empresas y la sociedad y a la vez generar un inmenso negocio. En los libros de texto digitales, los principales anaqueles los ocupan la inteligencia artificial, el an¨¢lisis de datos y la ciberseguridad. La Santa Trinidad educativa de estas primeras d¨¦cadas del siglo XXI. A partir de ellas, y sus intersecciones, los centros han enlazado muchas variantes y programas. Algunos, s¨®lidos; otros tan apresurados como el conejo blanco de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas. Aunque todos defienden su excelencia. ¡°Las universidades que contamos con un departamento de investigaci¨®n potente tenemos m¨¢s flexibilidad para construir los programas¡±, sostiene Jos¨¦ Miguel Atienza, vicerrector de Estrategia Acad¨¦mica de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. Dos ejemplos. El a?o que viene lanzan un grado en Inteligencia Artificial y un m¨¢ster en Digital Factory.
Sin embargo, este empe?o ha tropezado con el tiempo. ¡°Llego tarde. Llego tarde. A una cita muy importante. No hay tiempo de decir: hola, adi¨®s¡±, le espet¨® el conejo a Alicia. Las prisas actuales tambi¨¦n llegan tarde. En el Plan Bolonia se opt¨® por una ruta que consist¨ªa en cuatro a?os de grado y un m¨¢ster, de un a?o, con el que especializarse. Hab¨ªa otra v¨ªa, recuerda Daniel Riera, director de TI de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que planteaba tres a?os de grado y dos de m¨¢ster. ¡°Quiz¨¢ hubiera sido mejor para conseguir una formaci¨®n m¨¢s pr¨¢ctica¡±, comenta. Esta estrategia responde, sobre todo, a la presi¨®n de las empresas por cubrir sus intereses. ?Dejaremos que lo hagan? ?Los estudiantes aprenden para ser ciudadanos o para encontrar empleo? ¡°Hay una lucha. Son mundos con prop¨®sitos y misiones diferentes. El mercado exige una aplicaci¨®n inmediata pero el territorio de la educaci¨®n debe regirse por sus propios par¨¢metros¡±, advierte ?lex Ray¨®n, vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universidad de Deusto. Aunque parece imposible resguardarse de la tensi¨®n de la demanda.
- Reordenar la ense?anza
¡°La falta de vocaciones cient¨ªficas y de ingenier¨ªa es un problema grand¨ªsimo. La soluci¨®n pasa por reordenar las ense?anzas. O posees unos m¨ªnimos de esos saberes o resulta muy dif¨ªcil tener hoy espacio laboral¡±, avisa el docente. Los centros lo saben, los alumnos lo saben; todo el mundo lo sabe. Y las universidades lanzan cursos con t¨ªtulos que nadie jam¨¢s pondr¨ªa a una novela del boom latinoamericano. M¨¢ster en Programaci¨®n Web de Alto Rendimiento (Universidad La Salle), Grado en Matem¨¢tica Computacional (Universitat Jaume I), M¨¢ster en Computaci¨®n de Altas Prestaciones (Universidad de Santiago de Compostela), M¨¢ster Universitario en Image Processing and Computer Vision (Universidad Aut¨®noma de Madrid), M¨¢ster Universitario en Ingenier¨ªa Fot¨®nica (Universidad de Alcal¨¢). Desde luego, no resulta casual que la mayor¨ªa de estos t¨ªtulos arranquen con la palabra ¡°m¨¢ster¡±. Es la formaci¨®n m¨¢s utilizada en el espectro digital. Los cursos se pueden montar con mayor velocidad que los grados. ¡°Un m¨¢ster es una respuesta r¨¢pida a una demanda r¨¢pida. Un a?o, ?y ya est¨¢s fuera!¡±, critica Aitor Bediaga, responsable del grado en Business Data Analytics de Mondragon Unibertsitatea. ¡°Pero las compa?¨ªas exigen m¨¢s conocimientos. Hacen falta m¨¢s grados y los m¨¢ster tienen que ser a¨²n m¨¢s espec¨ªficos¡±.
Por ahora, esta formaci¨®n comparte una arquitectura parecida. Entre 60 y 120 cr¨¦ditos y un coste que en su l¨ªmite inferior ronda los 2.000 euros y en el superior, los 12.000. Ni en Espa?a ni fuera son saberes baratos. En el campus de la universidad inglesa de Southampton, que imparte uno de los programas de inteligencia artificial m¨¢s prestigiosos en Europa, un m¨¢ster en esta especialidad cuesta 9.250 libras (10.700 euros) para los estudiantes europeos. Y tiene m¨¢s peticiones que pupitres. ¡°La explosi¨®n del inter¨¦s por esta ¨¢rea procede del ¨¦xito de la utilizaci¨®n del machine learning o del deep learning en empresas como AlphaGo o Google DeepMind¡±, narra Richard Watson, coordinador del curso.
Critica Aitor Bediaga, responsable del grado en Business Data Analytics de Mondragon Unibertsitatea.
Un m¨¢ster es una respuesta r¨¢pida a una demanda r¨¢pida. Un a?o, ?y ya est¨¢s fuera!"
- Ciencia de datos
Pero si existe una formaci¨®n en la que Alicia se mira a trav¨¦s del espejo es la del cient¨ªfico de datos. Todas las universidades polit¨¦cnicas lo proponen, de una forma u otra, en su ruta de estudios. Es el dibujo de un perfil con sombras. ¡°En mi opini¨®n es mitad hacker mitad analista. Usa los datos para crear productos y hallar ideas. Col¨®n descubre a Colombo. Un explorador ingenuo y un detective esc¨¦ptico¡±. Este es el retrato que Monica Rogati, antigua responsable de Ciencia de LinkedIn, bosqueja del oficio. Sin embargo, con el ¨¦xito ha llegado el ruido, la persecuci¨®n del dinero; las luces rojas. ¡°En este mundo del an¨¢lisis masivo de datos hay mucho charlat¨¢n¡±, avisa Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez, Development Executive en Big Data del Campus de la Universidad de Navarra de Madrid. Y lanza: ¡°Hace falta distinguir entre quien puede y sabe formar de verdad¡±.
Algunas universidades, especialmente privadas, han abierto las aulas de estas profesiones digitales a j¨®venes ajenos a las ciencias y la tecnolog¨ªa. Algunas de forma sincera, para dar respuesta a una inquietud. Pero conviene no enga?arse. Si se quieren aprender con profundidad, son saberes dif¨ªciles. Solo la inteligencia artificial es un v¨®rtice donde gira la teor¨ªa de juegos, el deep learning, algoritmos evolutivos, ciencia compleja, machine vision, machine learning. Y bastantes estudiantes ¡ªperdidos¡ª se acordar¨¢n de Cort¨¢zar. ¡°Le quedaba la sensaci¨®n de que ¨¦l no era eso, de que en alguna parte estaba como esper¨¢ndose¡±.
La ense?anza digital es un modelo para armar desde la formaci¨®n b¨¢sica. Urgen profesores que sepan ense?ar matem¨¢ticas o tecnolog¨ªa de una forma distinta. El amor o el desafecto por una asignatura dependen, y mucho, del maestro. La fractura va desde la ESO a la formaci¨®n superior. Solo una de cada diez universidades ¡ªseg¨²n la Asociaci¨®n Espa?ola para la Digitalizaci¨®n, DigitalES¡ª ofrece la opci¨®n a los profesores de especializarse en matem¨¢ticas, tecnolog¨ªa y TIC. ¡°Tienen que entrar m¨¢s j¨®venes en la universidad para dar formaci¨®n. Todos los a?os tengo que cambiar el contenido del curso. Es un entorno muy profesionalizado y cada a?o debes manejar conocimientos nuevos¡±, reflexiona Javier Portela Garc¨ªa-Miguel, director del M¨¢ster en Big Data y Business Analytics en la Universidad Complutense de Madrid.
Un competidor de la misma ciudad, la Universidad Aut¨®noma, ofrece un t¨ªtulo oficial de m¨¢ster que completa la formaci¨®n del profesorado de primaria y secundaria en el espacio tecnol¨®gico. Todo ha cambiado. ¡°El saber ahora est¨¢ en internet y el profesor debe ser un facilitador del aprendizaje. Su misi¨®n es aportar las pistas para hallar ese contenido¡±, describe Francesc Miralles, decano de La Salle Campus Barcelona. Huellas que llegan a la Medicina. Quiz¨¢ una de las formaciones donde estos conocimientos digitales producen mayor resonancia. Telemedicina. Telemonitorizaci¨®n. Los galenos abandonan el hospital. ¡°Algoritmos de machine learning examinar¨¢n par¨¢metros fisiol¨®gicos que nos van a permitir identificar los problemas de salud del paciente, incluso antes de que aparezcan los s¨ªntomas¡±, vaticina Alba Vargas, estudiante del doble grado en Ingenier¨ªa de Telecomunicaciones e Ingenier¨ªa Biom¨¦dica en la Universidad CEU San Pablo.
- Experto en ciberseguridad
La ciberseguridad, el otro conocimiento que conforma el v¨¦rtice de la Trinidad digital, est¨¢ falto de todo, menos de urgencia. ¡°Desafortunadamente, la escasez de talento en este espacio significa que hay tambi¨¦n una carencia de profesores con la experiencia necesaria para ense?ar esta disciplina. La mayor¨ªa de quienes tienen pr¨¢ctica en este mundo deciden trabajar en el sector privado, donde ganan mucho m¨¢s dinero¡±, admite Eric Rosenbach, jefe de Gabinete del Pent¨¢gono entre 2015 y 2017, antiguo asesor del secretario de Defensa de Estados Unidos Ashton Carter y actual responsable del proyecto Defending Digital Democracy en la Universidad de Harvard.
Aun as¨ª, multitud de universidades espa?olas ofrecen alguna formaci¨®n que incorpora la expresi¨®n ciberseguridad. Eso s¨ª, con una calidad que oscila como coristas de cabaret. Aunque, quiz¨¢, la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y la de Catalunya proponen algunos de los m¨¢ster m¨¢s profundos. Hay que escoger. Corre prisa formarse en esos espacios, porque al mundo nunca se le acaban las palabras para denominar las malas noticias. Los trabajadores enfrentan la revoluci¨®n de la glob¨®tica. ¡°Gracias a los avances de la comunicaci¨®n y la tecnolog¨ªa, personas bien formadas podr¨¢n competir desde sus propios pa¨ªses por tareas en los nuestros¡±, advierte Andr¨¦s Ortega, investigador del Real Instituto Elcano.
Da igual. Pese a la urgencia de la globalizaci¨®n, pese a la torrentera de t¨ªtulos, pese a abrir las puertas a otros saberes, pese a todo el acorazado del marketing, la formaci¨®n digital en Espa?a es un retrato de ausencias. Faltan las mujeres. Se extra?a a las ingenieras y las tecn¨®logas. En 2016, por cada 1.000 estudiantes graduados en STEM (ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas por sus siglas en ingl¨¦s) solo el 13% eran mujeres. Son datos de la Comisi¨®n Europea. N¨²meros que confirman las palabras. ¡°Comienza a haber m¨¢s vocaciones femeninas en ingenier¨ªa y tecnolog¨ªa, pero la presencia de mujeres contin¨²a siendo muy baja¡±, se lamenta David Santos, director de la Escuela Polit¨¦cnica Superior de la Universidad CEU San Pablo. Perdemos mucho, perdemos todos. ¡°Las mujeres que acceden a estudios de ingenier¨ªa son mejores estudiantes que los hombres¡±, revela el docente. Hay que cegar el estereotipo de que es una formaci¨®n solo para chicos. ¡°Una manera es poniendo en valor las grandes ingenieras que existen en la profesi¨®n para que sean un modelo que sigan las chicas j¨®venes¡±, propone David Lakin, del IET.
- ?tica, un pilar esencial
Hacen falta, porque los desaf¨ªos que trae este oc¨¦ano digital baten con fuerza sobre la educaci¨®n. Los ling¨¹istas est¨¢n siendo empleados para ense?ar a los asistentes de voz a conocernos y el Pent¨¢gono busca expertos en ¨¦tica que naveguen en las turbias aguas morales de la inteligencia artificial, el campo de batalla del siglo XXI. Esto sienta unas consecuencias inmensas en las aulas. ¡°Las universidades tienen un papel vital en este tema¡±, avisa Rose Luckin, profesora del University College London y experta en inteligencia artificial, ¡°deben asegurarse de que no solo todos los estudiantes que reciban una formaci¨®n t¨¦cnica tengan un aprendizaje en ¨¦tica, sino que todos los estudiantes aprendan IA, incluidos los retos ¨¦ticos que plantea¡±.
Y estas y otras lecciones entran en el d¨ªa a d¨ªa de las empresas. Bastantes recurren a formar su propia cantera digital ante la necesidad de unos profesionales que faltan. Indra organiza talent camps, donde ense?a a sus empleados en anal¨ªtica o soluciones digitales, y ha reforzado su universidad corporativa (Open University) gracias a un acuerdo con la plataforma online de ense?anza Udemy for Business, que abre un cat¨¢logo de 3.000 cursos a sus trabajadores. La consultora KPMG, uno de los grandes empleadores digitales del pa¨ªs, dirige su propio centro: Digital Transformation Academy, destinado a sus 4.000 profesionales. ¡°El gozne sobre el que rota la estrategia es tener la capacidad de actualizar el conocimiento de forma constante¡±, reflexiona Teresa Coelho, socia responsable de People de KPMG Espa?a. A medio camino, otras compa?¨ªas forman a la vez fuera y en casa. IBM ha creado junto a la Universidad Europea una escuela de negocios y tecnolog¨ªa. El gigante persigue generar una reserva de talento. Los expertos de IBM imparten algunas de las materias y los ¡°estudiantes pueden, por ejemplo, aprender con el software m¨¢s avanzado¡±, comenta Mar¨ªa Cruz Gaya, directora acad¨¦mica. Aunque Espa?a no es un pa¨ªs de colosos, sino de pymes. El agujero por el que cae Alicia supone pensar en t¨¦rminos de competencia. Un error. El aprendizaje de este universo de millones de empresas debe sostenerse en tejer una red de socios o proveedores de estas destrezas. Aliarse. Cooperar.
Pero detengamos al conejo blanco. A¨²n resulta posible el sue?o de la ciencia de sintetizar el universo en una ecuaci¨®n. Si pensamos en los saberes digitales tendr¨ªa una formulaci¨®n clara. Un t¨ªtulo oficial. Un centro p¨²blico. Un profesorado joven. El respaldo de un departamento de investigaci¨®n de prestigio y la mayor presencia posible de mujeres en las aulas. Este c¨¢lculo sencillo da respuesta a una derivada compleja.
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