El D¨ªa de la Transparencia (no es un cuento de Navidad)
Rastrear el m¨®vil fue solo el principio. El Gran Algoritmo sabe lo que haces y lo que vas a hacer. A qui¨¦n vas a votar
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Despu¨¦s del experimento realizado en aquel ya lejano 2019, el Gobierno estableci¨® que un d¨ªa al a?o har¨ªa un seguimiento de todos los m¨®viles de sus habitantes. La fecha qued¨® marcada en todos los calendarios. Ese d¨ªa, aquellos amantes no ten¨ªan su cita clandestina, ni aquel camello distribu¨ªa las sustancias que acostumbraba, ni aquel capataz llevaba en furgoneta a los indocumentados a los invernaderos, ni paraban los puteros en el club de las luces de ne¨®n.
No se cre¨ªan la versi¨®n oficial de que los datos se trataban de forma an¨®nima. Era una prevenci¨®n exagerada. El objetivo inicial era solo un estudio de movilidad. Y en el fondo daba igual: los gigantes de internet llevaban tiempo recopilando cada dato de cada uno de sus usuarios. Conoc¨ªan sus movimientos, qui¨¦nes eran sus amigos, qu¨¦ comentarios hac¨ªan, qu¨¦ pel¨ªculas ve¨ªan, qu¨¦ noticias le¨ªan.
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Algunos a?os, no tantos, despu¨¦s del experimento, ya era omnipresente el reconocimiento facial. Resultaba c¨®modo: no hab¨ªa que llevar encima el carn¨¦ ni las llaves, porque tu cara te identificaba y las puertas se abr¨ªan al verte llegar. El Gran Algoritmo reconoc¨ªa el rostro de cualquier viandante, sab¨ªa a d¨®nde iba, y dirig¨ªa los taxis aut¨®nomos adonde hac¨ªan falta. Tecnolog¨ªa china: para entonces Occidente se hab¨ªa rendido a la nueva superpotencia, que no solo exportaba sus innovaciones, sino su modelo social y pol¨ªtico.
Las hipotecas se conced¨ªan, o no, despu¨¦s de que un programa examinara la solvencia del cliente. Las aseguradoras exig¨ªan acceso a los datos del cliente en tiempo real, para vigilar si se cuidaba o c¨®mo manejaba su coche (a¨²n no se hab¨ªa prohibido la conducci¨®n manual). La selecci¨®n de personal estaba automatizada. Hab¨ªa gente excluida sin saber por qu¨¦.
Un d¨ªa se prohibi¨® el uso de dinero en efectivo. Los amantes clandestinos no sab¨ªan c¨®mo borrar las huellas de su cita en el hotel. Negocios sucios como el trapicheo de drogas, la prostituci¨®n o la explotaci¨®n de inmigrantes hicieron de oro a los hackers, expertos en blanquear dinero y en ennegrecerlo, tambi¨¦n complicado.
No estaba muy avanzado el siglo XXI cuando ya se registraban por sistema todos los dispositivos, todos los rostros y todas las transacciones. Aquel lejano d¨ªa en que empez¨® el seguimiento de los m¨®viles se bautiz¨® como D¨ªa de la Transparencia y es festivo. Llegamos a esta sociedad perfecta, en la que nadie tiene nada que ocultar porque no hay forma de ocultar nada.
El Gran Algoritmo no solo sabe lo que haces: se adelanta a lo que vas a hacer. Lo que vas a votar tambi¨¦n. Lleg¨® el d¨ªa en que se prescindi¨® de las viejas urnas, y en la fecha convenida se repart¨ªan los esca?os como dictaba el big data. Hizo falta reformar la Constituci¨®n, donde hasta entonces no aparec¨ªa la palabra algoritmo. Ahora figura como uno de los pilares de la nueva democracia. Da gusto vivir sin sentir ning¨²n peligro.
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