Pulseras y geoperimetraje para que nadie se salte la cuarentena por la Covid-19
Hong Kong se ha sumado con unas pulseras de localizaci¨®n a los territorios que usan la tecnolog¨ªa para controlar los movimientos de los ciudadanos en tiempos del coronavirus.
Que los ciudadanos respeten la cuarentena a la que est¨¢n sometidos a causa del coronavirus no es una preocupaci¨®n exclusiva de Europa. Incluso en pa¨ªses asi¨¢ticos, considerados m¨¢s c¨ªvicos, obedientes y respetuosos con el inter¨¦s colectivo, hay quienes son incapaces de aguantar mucho tiempo confinados y encuentran cualquier excusa para salir a la calle. China moviliz¨® patrullas de Polic¨ªa y de voluntarios en la provincia de Hubei, epicentro de la pandemia, para advertir y amonestar a los d¨ªscolos, y termin¨® desarrollando un sistema tecnol¨®gico que clasifica a los ciudadanos con los colores de un sem¨¢foro para restringir su acceso a lugares y servicios p¨²blicos. Otros pa¨ªses, como Corea del Sur o Taiw¨¢n, tambi¨¦n han optado por llevar un estricto control de aquellos que deben permanecer recluidos. Y parece que el sistema ha funcionado.
Ahora que el gigante asi¨¢tico ha logrado erradicar casi por completo los contagios locales, la preocupaci¨®n est¨¢ en los infectados que llegan del extranjero, cuyo n¨²mero ha crecido de forma significativa en los ¨²ltimos d¨ªas. Por esa raz¨®n, todos los que hayan pasado por una creciente lista de pa¨ªses est¨¢n obligados a respetar una cuarentena de 14 d¨ªas, ya sea en su domicilio, en hoteles designados a tal efecto, o en centros de aislamiento. Hong Kong ha ido m¨¢s all¨¢ y ha prohibido la entrada de turistas o su tr¨¢nsito por el aeropuerto, una medida que ser¨¢ efectiva el mi¨¦rcoles, e impone la reclusi¨®n de dos semanas al resto. Para que no se la salten, el gobierno de la excolonia brit¨¢nica ha desarrollado una pulsera de localizaci¨®n que deben llevar todos los llegados del extranjero.
Seg¨²n explica Compathnion Technology, la empresa local que ha desarrollado el sistema y la app StayHomeSafe, la pulsera no utiliza sistemas de posicionamiento como el GPS sino que adopta un modelo de geoperimetraje -¡®geofencing¡¯ en ingl¨¦s- que hace un barrido de todas las se?ales del lugar en el que se ha de observar la cuarentena -redes wifi, Bluetooth y de telefon¨ªa- para crear un mapa del entorno sin necesidad de recoger la ubicaci¨®n exacta del usuario, y, por lo tanto, preservando su privacidad. La empresa asegura que esos datos son suficientes para detectar cualquier violaci¨®n del confinamiento. Si se produce, el sistema env¨ªa una alarma a las Autoridades, que pueden llegar a castigar al infractor con multas de hasta 25.000 d¨®lares de Hong Kong (3.000 euros) y seis meses de c¨¢rcel.
V¨ªctor Fern¨¢ndez ha comprobado que no hay forma de dar esquinazo a la pulsera. Este ingeniero de Ir¨²n, especializado en amortiguadores para coches de rally, vol¨® el pasado d¨ªa 20 entre Londres y Hong Kong en uno de los ¨²ltimos vuelos que conectan ambas ciudades. Llevaba varias semanas viendo las diferentes posibilidades para regresar a Shangh¨¢i, donde su empresa tiene la f¨¢brica, y hab¨ªa dado innumerables vueltas a la espera de que el coronavirus diese tregua en China. ¡°Cuando vi que estaban cancelando los vuelos por el deterioro de la situaci¨®n en Europa, decid¨ª ir a Hong Kong aunque era consciente de que me tocar¨ªa hacer cuarentena¡±, cuenta a EL PA?S desde la habitaci¨®n de hotel en la que permanece encerrado.
Antes de aterrizar, la tripulaci¨®n reparti¨® las declaraciones de salud obligatorias. ¡°A la llegada, en unas mesas, hab¨ªa sanitarios recogiendo una copia de esos documentos. Son ellos los que nos pusieron la pulsera con un c¨®digo QR a todos. Los residentes en Hong Kong tienen que hacer cuarentena en sus casas, y el resto en hoteles¡±, explica Fern¨¢ndez. ?l solo hab¨ªa reservado una noche de hotel, as¨ª que el oficial de Inmigraci¨®n le oblig¨® a pagar 13 m¨¢s para permitirle la entrada. ¡°Me dejaron pasar cuando vieron que hice el pago delante de sus ojos¡±, apostilla.
Te¨®ricamente, Fern¨¢ndez deber¨ªa haber recibido un enlace de descarga y una contrase?a por SMS para instalar la aplicaci¨®n que controla la pulsera. A trav¨¦s de ella deber¨ªa informar de la temperatura corporal que registra diariamente y de cualquier s¨ªntoma que se pueda relacionar con la COVID-19. Sin embargo, el ingeniero vasco es uno de los muchos que no lo han recibido y que, por lo tanto, no han podido activar el dispositivo. ¡°Es posible que se deba a que no tengo un n¨²mero de m¨®vil de Hong Kong, porque s¨ª conozco a un residente aqu¨ª que la ha activado¡±, dice.
Hasta que lo consiga, el propio hotel es responsable de su confinamiento y de tomarle la temperatura. ¡°Creo que todos los que estamos en esta planta nos encontramos en la misma situaci¨®n. Nos suben la comida que pedimos ¡®online¡¯, nos han dejado muchas toallas y grandes bolsas de basura, y nos dejan s¨¢banas limpias fuera para que las cambiemos nosotros porque ellos no pueden entrar¡±, comenta Fern¨¢ndez, que ya est¨¢ pensando en lo que har¨¢ cuando salga a la calle, la noche del pr¨®ximo d¨ªa 2, aunque teme que a su llegada en Shangh¨¢i vuelvan a ponerle en cuarentena. All¨ª tendr¨¢ que utilizar el sistema de c¨®digos QR de colores para determinar si es necesario o no.
El gobierno de Hong Kong ha entregado ya unas 25.000 pulseras y tiene otras tantas listas para quienes aterricen en la ciudad. Pero ha reconocido que muchas no se han activado por problemas t¨¦cnicos y afirma que est¨¢ trabajando para resolver el problema, que achaca a la rapidez con la que se ha implementado el sistema. No obstante, los dirigentes est¨¢n convencidos de que el sistema es v¨¢lido. Lo confirma tambi¨¦n Jackie Leung, una joven residente que regres¨® a la megal¨®polis el d¨ªa 21 y que no ha tenido problema en activar la pulsera.
¡°La verdad es que no s¨¦ qu¨¦ sucede si me salto la cuarentena, porque no lo he intentado¡±, r¨ªe por tel¨¦fono. ¡°Lo que me da miedo es que se me caiga o se rompa, porque parece fr¨¢gil, como las que se pone a los enfermos en los hospitales y no como las que se da a los delincuentes en libertad condicional¡±, a?ade. Tanto ella como Fern¨¢ndez aseguran que, seg¨²n las instrucciones que han recibido, podr¨¢n quitarse ellos mismos la pulsera cuando acaben la cuarentena y no deber¨¢n devolverla. ¡°Creo que, si funciona, el sistema es muy bueno para asegurarse de que la gente respete la cuarentena en una situaci¨®n tan dif¨ªcil como esta. Espa?a deber¨ªa aprender de estas iniciativas y aprovechar esta situaci¨®n para desarrollar la econom¨ªa digital, porque en ciudades como Ir¨²n no se puede comprar casi nada ¡®online¡¯ y hay que ir a las tiendas¡±, concluye Fern¨¢ndez.
De forma paralela, otra aplicaci¨®n m¨®vil tambi¨¦n dibuja en Hong Kong un mapa de todos los casos registrados. De esta forma, los residentes pueden saber en qu¨¦ edificios se han detectado contagios. No con el objetivo de estigmatizar sino para permitir que quienes hayan podido estar en contacto con alg¨²n contagiado pidan un test que descarte la infecci¨®n. Algo similar se ha hecho tambi¨¦n la China continental, donde las herramientas digitales se han erigido en un buen aliado para combatir al coronavirus, detectando los casos asintom¨¢ticos.
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