Nacionalismo para afrontar el desaf¨ªo tecnol¨®gico
El claroscuro papel que representan Facebook o TikTok en nuestras vidas no se soluciona con acciones unilaterales improvisadas
La pelea de la Administraci¨®n Trump contra TikTok, su matriz, ByteDance, y el gigante tecnol¨®gico Tencent constituye un desprop¨®sito continuado. Es m¨¢s, el camino que sigue Washington pone el comportamiento del supuesto pa¨ªs de la libertad a la altura del de India o Rusia, pa¨ªses que han amenazado con cerrar Internet o crear el suyo propio; y hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil diferenciar si las reglas que tratan de imponer se basan en preocupaciones leg¨ªtimas de seguridad nacional o son simples expresiones de nacionalismo.
El claroscuro papel que representan las grandes tecnol¨®gicas en nuestras vidas no se soluciona con acciones unilaterales improvisadas, y la clase pol¨ªtica no parece preparada para acoplar a la sociedad los grandes cambios que las empresas est¨¢n imponiendo. Los congresistas estadounidenses dieron buena prueba de su desconocimiento en la in¨²til comparecencia telem¨¢tica de los principales directivos de Amazon, Apple, Google y Facebook que se celebr¨® a finales de julio.
Los congresistas se mostraron de acuerdo en que las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas (independientemente de su nacionalidad) constituyen un problema social que hay que acotar. Pero su capacidad y preparaci¨®n para encontrar una soluci¨®n es escasa. Algo a¨²n m¨¢s sangrante en el caso de la Uni¨®n Europea: nuestros pol¨ªticos est¨¢n dispuestos a presentar batalla a favor de los usuarios, s¨ª. Pero su capacidad de influencia es m¨ªnima. No es casualidad que la mayor beligerancia de la UE coincida con el hecho de que Europa no ha sido capaz, a diferencia de EE UU y China, de crear una industria tecnol¨®gica propia a la que defender.
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