Muere Erik el Belga, el mayor ladr¨®n de obras de arte del siglo XX
Entre los a?os sesenta y ochenta realiz¨® m¨¢s de 600 robos en los que expoli¨® iglesias y monasterios de toda Espa?a
La fr¨ªa ma?ana del 12 de enero de 1980, Ren¨¦ Alphonse van den Berghe, conocido como Erik el Belga (Nivelles, 1940) y su banda entraron en la sacrist¨ªa del monasterio de Sant Esteve de Banyoles, Girona, a por su joya m¨¢s preciada: la Arqueta de Sant Martiri¨¤, una pieza de orfebrer¨ªa de plata del siglo XV que conservaba en su interior el santo patr¨®n de esta localidad. Los ladrones desmontaron sus 28 elementos y la cruz que la coronaba, y se los llevaron todos dejando a la localidad sin su obra m¨¢s valiosa. El robo de la arqueta, que despu¨¦s de los a?os se ha ido recuperando tras adquirir la mayor¨ªa de las piezas, una a una, es solo uno de los 600 de este famoso ladr¨®n por toda la geograf¨ªa espa?ola, robando de forma tan exquisita como sus ademanes que a veces hac¨ªan olvidar que se estaba delante del mayor expoliador del arte que ha visto el siglo XX. Erik el Belga, o Erik el Rojo, como tambi¨¦n se le conoc¨ªa, ha fallecido este viernes en el Hospital Cl¨ªnico de M¨¢laga, donde viv¨ªa desde hace tres d¨¦cadas, a los 81 a?os a causa de un infarto, despu¨¦s de padecer una larga enfermedad.
De una punta a otra de Espa?a. Erik el Belga y su banda recorrieron el pa¨ªs en busca de aquellas piezas del patrimonio eclesi¨¢stico de mayor inter¨¦s, sobre todo en Castilla y Le¨®n, con robos como el de las tablas de Pedro Berruguete en la iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava, pero tambi¨¦n en Tordesillas, Medina del Campo, Toro, Fr¨®mista, Castrojeriz o Santa Maria de la Huerta, localidades en las que sus vecinos de m¨¢s edad todav¨ªa recuerdan c¨®mo fue descubrir que les hab¨ªan robado a su santo o su virgen de un d¨ªa para otro. Pero tambi¨¦n de muchos pueblos de Arag¨®n (como en la catedral de Roda de Is¨¢bena, donde hizo desaparecer en 1979 gran parte del ajuar religioso, como la silla de madera de San Ram¨®n del siglo XII que luego troce¨® para venderla mejor), de Navarra (el retablo del santuario de San Miguel de Aralar que vendi¨® por 100 millones en 1976), de La Rioja, Catalu?a, Andaluc¨ªa y Extremadura, donde no dud¨® en llevarse todo lo que pill¨® del monasterio de Yuste, donde falleci¨® Carlos I.
Personaje de novela, fue detenido en varias ocasiones, en 1966, 1976 y la ¨²ltima en 1982 en Barcelona, donde ingres¨® en la c¨¢rcel Modelo. Al poco tiempo lleg¨® a un acuerdo con las autoridades espa?olas para acabar en libertad a cambio de colaborar en la recuperaci¨®n de muchas de las piezas que hab¨ªa robado. En 1985 dej¨® la c¨¢rcel y qued¨® absuelto de una decena de juicios pendientes despu¨¦s de ayudar a localizar m¨¢s de 1.500 obras de arte.
De car¨¢cter socarr¨®n, despu¨¦s de perpetrar los robos se jactaba del resultado de su trabajo en todas las entrevistas que daba a peri¨®dicos y televisiones: ¡°He robado m¨¢s de 6.000 obras: retablos, tallas, tapices, cuadros, orfebrer¨ªa, libros, algunas de un valor incalculable¡±. Tambi¨¦n de no haber delatado a ninguno de sus colaboradores, la mayor¨ªa bandas de delincuentes locales que conoc¨ªan los h¨¢bitos de vecinos y religiosos. Durante los ¨²ltimos a?os pintaba v¨ªrgenes y santos que regalaba a las mismas iglesias a las que hab¨ªa expoliado tiempo atr¨¢s y supo convertirse en un especialista en arte sacro europeo y en anticuario.
En 2012 public¨® un libro de memorias, mitad real, mitad ficci¨®n, titulado Por amor al arte (Planeta), en el que cont¨® c¨®mo en Espa?a encontr¨® un pa¨ªs con mucho arte sacro y un clero dispuesto a venderlo a buen precio. En alguna de sus entrevistas asegur¨® que no se arrepent¨ªa de ninguno de sus robos: ¡°?He disfrutado tanto! Robar dinero no tiene encanto, obras de arte s¨ª. Me las habr¨ªa llevado todas¡±. Despu¨¦s de d¨¦cadas en Espa?a no abandon¨® su nacionalidad belga, entre otras cosas, porque, dec¨ªa, no quer¨ªa renunciar a la paga que le correspond¨ªa por haber pertenecido al Ej¨¦rcito belga, lo que le llev¨®, entre otras cosas, a combatir en el Congo.
Babelia
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