Un amor de instituto sin alma

Pel¨ªcula dise?ado para el actual consumo adolescente, Chemical Hearts se inspira en una novela juvenil (Efectos colaterales del amor, de la autora australiana Krystal Sutherland) sobre una dolorosa historia de amor de instituto. La cosa, que empieza a chirriar con el plano de unos versos subrayados de Pablo Neruda, se dirime entre un chico bien educado y con vocaci¨®n de escritor al que le encomiendan hacerse cargo del peri¨®dico de fin de curso, y una chica que se incorpora tambi¨¦n como editora del n¨²mero anual. La nueva compa?era, guap¨ªsima y de aspecto atl¨¦tico, se mueve con muletas y resulta ser bastante maleducada: se dirige con ensimismado desd¨¦n al chico y, de paso, a todos sus compa?eros.

Las actuaciones son correctas, como lo es todo el envoltorio de una cinta que no logra salvarse de ser un mero producto insustancial

Aunque el arranque podr¨ªa prometer (joven raro y lector, fin del instituto y de un ciclo vital) el tinglado no tarda en hacer aguas por todos lados atra¨ªdo por las corrientes de unas f¨®rmulas audiovisuales cansinas, se aprenden la letra pero no tiene idea de la m¨²sica. El centro es la actriz de 23 a?os Lili Reinhart, famosa por la serie Riverdale, con un breve papel entre las strippers de Jennifer L¨®pez en Estafadoras de Wall Street y en definitiva toda una celebridad de las redes sociales (casi 25 millones de seguidores en Instragram) a quien le sirven en bandeja un personaje de mu?eca rota pensado para su completo lucimiento.

Reinhart lo aprovecha y se mete con ganas en la piel dram¨¢tica de una involuntaria femme fatale que arrastra las secuelas de un accidente, que escucha siempre el mismo tema de Beach House y que usa al pobre Austin Abrams (el t¨ªmido novio de Barbie Ferreira en Euphoria) de eventual kleenex. Las actuaciones son correctas, como lo es todo el envoltorio de una cinta que no logra salvarse de ser un mero producto insustancial.