Una visita al diario
Andrea sospecha que la maleta que cogi¨® por error en el aeropuerto puede pertenecer a un trabajador del peri¨®dico de la isla, as¨ª que decide ir hasta su redacci¨®n para comprobarlo
Madre m¨ªa, qu¨¦ mareo.
Ya no me acordaba de que la carretera que va a la ciudad desde el pueblo tiene tantas curvas. Te prometo que a veces parece ensa?amiento, que a quien construy¨® esa carretera le pagaban el doble por las curvas o algo as¨ª, porque de otro modo no me lo explico. Llegu¨¦ tan mareada que me hizo falta darme un paseo por la ciudad antes de ir a la Redacci¨®n del peri¨®dico, para que me diera un poco el aire.
Luego ya s¨ª, acab¨¦ pas¨¢ndome por all¨ª, que para eso hab¨ªa ido hasta la ciudad. Me atendi¨® uno de sus periodistas, un hombre de tu edad al que le cont¨¦ todo: que me confund¨ª en el aeropuerto y me llev¨¦ una maleta id¨¦ntica a la m¨ªa, que supongo que al propietario de la maleta que cog¨ª le pas¨® lo mismo y que quiz¨¢s sea alguien que trabaje en el diario, porque la maleta que me llev¨¦ est¨¢ llena de peri¨®dicos antiguos con un sello en la portada donde figura la direcci¨®n del peri¨®dico. Fui hasta all¨ª con un par de ejemplares y al ense?¨¢rselos me dijo que s¨ª, que deben de ser de los que guardan en el archivo, porque la persona que se encarga de eso ¡ªque se llama Tom¨¢s¡ª los marca todos as¨ª, con ese sello y un c¨®digo. As¨ª que le pregunt¨¦ si estaba Tom¨¢s, pero me dijo que no. Luego le pregunt¨¦ que d¨®nde estaba, y me dijo que de vacaciones. Y despu¨¦s le pregunt¨¦ que cu¨¢ndo volv¨ªa y si pod¨ªa llamarle. A lo primero me contest¨® que regresa el lunes, y a lo segundo que no pod¨ªa, porque est¨¢ de vacaciones y a la gente no se le molesta en vacaciones. Mucha prisa por ayudarme no parec¨ªa tener, no.
Yo la verdad es que tampoco la tengo. Prisa, digo. A fin de cuentas tambi¨¦n estoy de vacaciones, as¨ª que puedo esperar a que Tom¨¢s vuelva de las suyas para comprobar si tiene mi maleta. Dej¨¦ mi tel¨¦fono y le ped¨ª al periodista que por favor me llame cuando regrese. Me dijo que vale.
Para evitar la carretera, las curvas y los mareos decid¨ª volver en barco, cosa que mi est¨®mago agradeci¨®. Me acord¨¦ de que hay uno que sale del puerto de la ciudad y bordea toda la isla haciendo parada en el pueblo, y bueno, menudo acierto: la vista desde el barco es preciosa, sobre todo a la hora que llegu¨¦, al atardecer. La casa de Maribel y la de los padres de Juanjo se ve¨ªan perfectamente, all¨ª en la monta?a.
Ahora te dejo, que he pensado hacerle una visita a Juanjo y a sus padres. A ver si se acuerdan de m¨ª.
Ma?ana te escribo.
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